La compañía Virgin Galactic ha realizado su último vuelo espacial, al menos por ahora. Durante los próximos dos años no veremos a la compañía de Richard Branson enviando turistas al espacio. Su intención es utilizar este tiempo para mejorar la flota y prepararse para la próxima fase de operaciones de la compañía.

Virgin Galactic ha terminado el último vuelo antes de su renovación

El pasado sábado, 8 de junio, Virgin Galactic llevó a cabo el último vuelo espacial de su actual nave. Ahora, la compañía entrará en una pausa de dos años. El motivo es que va a mejorar la flota. El gran objetivo en el horizonte es conseguir obtener beneficios de su actividad en el sector del turismo espacial. Este pasado sábado, la misión Galactic07, envió a cuatro personas al borde del espacio. El procedimiento del vuelo fue el que ya hemos visto en misiones anteriores. Un avión especial llevó a la nave a la altura adecuada antes de su separación.

White Knight Two, el avión de carga que despliega la nave de Virgin Galactic. Crédito: D. Miller/Wikimedia Commons

Aproximadamente, a unos 13 500 metros sobre la superficie. Desde ahí, la nave VSS Unity se separó del avión y encendió sus propios motores. Inició así un ascenso hasta alcanzar los 88 kilómetros de altura. Durante unos minutos, los pasajeros pudieron disfrutar de la sensación de ingravidez. Así como observar la Tierra desde el espacio. Algo curioso de este vuelo es que, de antemano, solo se sabía la identidad de un pasajero. Se trata de Tuva Atasever, astronauta de la Agencia Espacial turca. Su asiento, en realidad, fue comprado a través de otra compañía, Axiom Space.

La identidad de los otros tres pasajeros solo se reveló después del aterrizaje. Se trataba de Anand Harish, un ingeniero de SpaceX; Irving Izchak y Giorgio Manenti. De este vuelo, cabe destacar que Atasever tenía equipo adicional. Llevaba un casco con sensores para medir la actividad cerebral. Así como un dosímetro y dos lápices de insulina, que están disponibles a nivel comercial. Estos últimos tenían como objetivo medir la posibilidad de administrarse una dosis de insulina en microgravedad. Así lo explicaba la compañía Virgin Galactic en un tweet sobre el vuelo.

Una pausa de dos años

Este ha sido el séptimo vuelo comercial de la compañía de Richard Branson. Desde su fundación en 2004 ha adquirido cada vez más importancia. Es una de las grandes protagonistas del sector del turismo espacial suborbital. Es decir, vuelos al espacio, pero sin llegar a alcanzar la órbita de nuestro planeta. De hecho, solo se alcanza el borde del espacio. Y ni siquiera es así según qué definición utilicemos. Ya que en algunos casos se considera que el espacio comienza a cien kilómetros de altura, a partir de algo conocido como la línea de Kármán.

Esta definición la utilizan organismos como la Agencia Espacial Europea para indicar que ahí comienza el espacio. Sin embargo, algunos organismos y compañías optan por una medición diferente que coloca el inicio del espacio a ochenta kilómetros. En cualquier caso, utilicemos una referencia u otra, no se alcanza la altura ni la velocidad necesarias para poder establecer una órbita. En estos vuelos, la sensación de ingravidez apenas dura unos minutos. Después comienza el descenso que lleva la nave de vuelta a la superficie.

El mercado del turismo suborbital ahora mismo tiene dos grandes protagonistas. Una es la propia Virgin Galactic. La otra compañía es Blue Origin, del multimillonario Jeff Bezos. En el caso de Virgin Galactic, este ha sido el último vuelo de la nave VSS Unity. Será reemplazada, si todo va según lo esperado, por dos nuevas naves de la llamada clase Delta. En estos momentos, están en construcción en Arizona. La intención es realizar vuelos de prueba en 2025. Si todo va bien, entrarán en funcionamiento a nivel comercial a partir de 2026.

Una situación delicada para Virgin Galactic

A pesar de esto, el futuro de la compañía está en duda. Su gran objetivo es conseguir empezar a generar beneficios. Hasta ahora sus pérdidas han sido millonarias. Tanto es así que, en marzo de 2024, sus reservas estaban en 867 millones de dólares. A esto hay que sumarle, a finales de 2023, el despido de 185 trabajadores. Aproximadamente el 18% de su plantilla. Incluso sus acciones se han desplomado de una manera importante. En 2021, cuando voló el propio Branson, llegaron a alcanzar un valor de 55 dólares. Ahora están en 85 céntimos.

La Tierra vista desde el espacio. Crédito: NASA

Las nuevas naves Delta serán similares en aspecto a VSS Unity. Sin embargo, tendrán una mayor capacidad de transporte. Podrán llevar a hasta seis pasajeros, frente a los cuatro de la nave actual. El precio de los asientos se estima en unos 600 000 dólares. El objetivo es realizar hasta 125 vuelos por año. Algo con lo que esperan revertir esta tendencia en su situación económica. Sin embargo, algunos expertos dudan de que esto vaya a ser suficiente. El movimiento se considera arriesgado por lo que supone en cuanto a nivel de actividad.

Durante los próximos meses no se van a generar ingresos (al no haber más vuelos). Además, hay que tener presente que el programa Delta podría retrasarse. Algo que influiría de una manera muy negativa en la situación actual. Por si esto fuera poco, Blue Origin ha reanudado sus vuelos. Aunque es cierto que experimentó un problema con uno de sus paracaídas en el regreso de la última misión. Esto podría provocar que el próximo vuelo de la compañía de Jeff Bezos se retrase. Estamos en un momento clave de la industria del turismo espacial suborbital…

Referencias: Phys