Un grupo de investigadores plantea utilizar cientos de pequeños telescopios para buscar el Planeta Nueve. Desde los descubrimientos de Urano, en 1781 y Neptuno en 1846, no se ha descubierto ningún planeta grande en el Sistema Solar. Sin embargo, hay motivos para pensar que se oculta uno a mucha distancia…

Cientos de telescopios pequeños que permitan descubrir el Planeta Nueve

Tras el descubrimiento de Plutón y otros planetas enanos, no se ha llegado a descubrir ningún objeto que, siquiera, pudiese rivalizar con el tamaño de la Tierra. Si hay un Planeta Nueve en algún lugar, todavía está por descubrir. Sin embargo, sí que hay posibles evidencias de su presencia. El descubrimiento de más objetos similares a Plutón, conocidos como Objetos transneptunianos (TNOs, por sus siglas en inglés) y objetos del Cinturón de Kuiper, todavía más lejanos, ha permitido descubrir una posible anomalía orbital.

Cientos de telescopios para buscar el Planeta Nueve
Concepto artístico del Planeta Nueve, un mundo que sería unas 5 veces más masivo que la Tierra. Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Los objetos parecen estar agrupados en una manera en particular. La orientación de sus órbitas no es tan aleatoria como se pudiera esperar. Esto podría explicarse por la influencia gravitacional de una supertierra en el borde del Sistema Solar. Si se supone que esa es la solución al sesgo orbital, entonces podría haber un planeta, con cinco veces la masa de la Tierra, orbitando diez veces más lejos del Sol que Neptuno. Los astrónomos han buscado el planeta pero no han encontrado nada. Por lo que se han planteado otras posibilidades más exóticas.

Se ha sugerido que podría tratarse de un agujero negro primordial. Otras personas mantienen una postura mucho más escéptica, A fin de cuentas, las evidencias no son tan robustas y hay otras posibles explicaciones para ese agrupamiento. Una de las más simples es que quizá se trate de una falta de datos. Es decir, que si hubiese más objetos en la base de datos, no veríamos esa acumulación y por tanto no habría nada especial que destacar. Por lo que, en consecuencia, no habría argumento alguno para sostener la existencia del Planeta Nueve.

Un método muy inteligente

En un nuevo estudio, se plantea que hay una manera de recoger evidencias sobre el Planeta Nueve, y lo hace de una manera muy inteligente. La idea se basa en un fenómeno conocido como ocultación. Esto se produce cuando un asteroide, u objeto planetario, pasa por delante de una estrella. Al observar la estrella, al quedar oculta por el objeto, se pueden medir cosas como la órbita y la forma del objeto. Por medio de la ocultación, se ha descubierto que el asteroide Cariclo tiene un sistema de anillos. Un ejemplo perfecto de la capacidad de esta herramienta.

Los astrónomos aficionados han utilizado ocultaciones para detallar las formas de pequeños asteroides. Los autores proponen construir 200 telescopios de 40 centímetros, separados por 5 kilómetros entre sí. De esta manera, se crea una matriz de ocultación de 1000 kilómetros de ancho. Como cada telescopio tendrá un punto de vista ligeramente diferente, las ocultaciones se verán de manera diferente por diferentes telescopios. Esto permitiría a los astrónomos crear un mapa de la órbita y tamaño de los objetos transneptunianos.

Han determinado que, a lo largo del curso de un estudio de 10 años, podrían detectar unos 1800 objetos transneptunianos. Basándose en las simulaciones de las órbitas de los TNOs y su agrupamiento muestran que un sistema así podría encontrar evidencias claras de cualquier objeto, con hasta 5 veces la masa de la Tierra, a 800 UAs del Sol. Una UA es una unidad astronómica, la distancia media entre la Tierra y el Sol (unos 150 millones de kilómetros). En otras palabras, con cientos de telescopios se podría buscar el Planeta Nueve y encontrarlo… si existe.

Los telescopios para buscar el Planeta Nueve no serían caros

Lo más interesante es que toda la matriz costaría unos 15 millones de dólares. Es un coste sorprendentemente bajo para un proyecto de estas características. Incluso si el estudio fallase, a la hora de encontrar el Planeta Nueve, permitiría expandir nuestra comprensión del Sistema Solar, permitiendo estudiar de qué manera la luz del Sol puede afectar a las órbitas de los objetos pequeños de nuestro rincón de la galaxia. Del Planeta Nueve se ha dicho y escrito mucho desde que se plantease su existencia por primera vez en 2016.

Concepto artístico de la superficie de Makemake, un planeta enano del Cinturón de Kuiper. Crédito: ESO/L. Calçada/Nick Risinger (skysurvey.org)

Aunque ha habido muchos intentos de detección, todos han terminado en fracaso o, como mínimo, no han producido resultados por ahora. Encontrar ese planeta sería muy interesante por diferentes motivos. Por un lado, porque se trataría de una supertierra. Es un tipo de planeta muy común en otros lugares de la Vía Láctea pero aquí no está presente. Si se detectase, sería una oportunidad fantástica de estudiar este tipo de mundo. Además, su existencia a tanta distancia del Sol abre la posibilidad a plantear diferentes mecanismos.

Por ejemplo, cabe la posibilidad de que el planeta no se formase en el Sistema Solar. Puede que el Sol se lo arrebatase a alguna estrella cercana, cuando todavía estaba dentro del cúmulo abierto, junto al resto de estrellas con las que se formó. Es posible que sea un objeto de nuestro sistema pero que, por medio de las interacciones gravitacionales, terminó en una órbita muy lejana (sin llegar a ser expulsado). O es posible que, incluso, se trate de un planeta errante, capturado por el Sol, procedente de una estrella con la que no tenía relación. Pero, para saber qué posibilidad podría ser correcta, primero hay que encontrarlo…

Estudio

El estudio es D. Gomes y G. Bernstein; «An automated occultation network for gravitational mapping of the trans-neptunian solar system». Puede consultarse en arXiv en este enlace.

Referencias: Universe Today