La incansable búsqueda del Planeta Nueve ha dejado nuevas pistas sobre su existencia. Algunos investigadores llevan años dedicados a su búsqueda, esperando encontrarlo en una órbita muy lejana alrededor del Sol. Pero, ¿qué dicen esas nuevas pistas sobre ese posible mundo oculto en los confines del Sistema Solar?

En busca de nuevas pistas sobre la existencia del Planeta Nueve

La posibilidad de que el Planeta Nueve exista se remonta a 2016. En aquel entonces, Mike Brown y Konstantin Batygin publicaban un trabajo en el que apuntaban a su posible existencia. Junto a sus compañeros, han publicado nuevos trabajos que plantean que el planeta, realmente, está presente en las regiones más lejanas del Sistema Solar. Hay muchas señales sobre su posible presencia, pero ninguna ha llegado a convertirse en una prueba innegable. La principal evidencia está relacionada con las órbitas de varios objetos más allá de la región de Neptuno.

Nuevas pistas sobre el Planeta Nueve
Concepto artístico de un objeto transneptuniano. Crédito: NASA, ESA, y G. Bacon (STScI).

Estos objetos parecen estar agrupados de una manera muy peculiar, que indicaría que hay un objeto masivo, en el extremo opuesto, responsable de provocar esa agrupación. Brown y Batygin son dos nombres muy relacionados con el Planeta Nueve. Ahora, han publicado un nuevo estudio, junto a Alessandro Morbidelli y David Nesvorny, donde presentan nuevas pistas sobre la posible existencia del Planeta Nueve. En el trabajo, explican que el Sistema Solar muestra una estructura dinámica anómala en sus regiones más alejadas.

Algo que apuntaría a la existencia del planeta y, en análisis anteriores, han mostrado cómo la evolución orbital, provocada por el Planeta Nueve, podría explicar una variedad grande de órbitas exóticas. Para profundizar en todo este asunto. Batygin, Brown, Morbidelli y Nesvorny han examinado los objetos transneptunianos con órbitas más típicas. Han llevado a cabo simulaciones de n-cuerpos de estos objetos, incluyendo todos los efectos. Desde la atracción gravitacional de los planetas gigantes y la marea galáctica (provocada por la gravedad de la propia galaxia) y el paso de estrellas cercanas.

Las órbitas de esos objetos más típicos

En la base de datos de planetas menores hay 29 objetos con órbitas bien definidas. Sus parámetros son una distancia superior a 100 UAs (unidades astronómicas, 1 UA es la distancia media entre la Tierra y el Sol), una inclinación (respecto al plano orbital en el que se mueven los planetas) de menos de 40º y un perihelio (el punto más cercano de su órbita) de menos de 30 UAs. De esos 29, 17 objetos tienen órbitas bien cuantificadas. Han sido el objeto de atención de los investigadores en las simulaciones que han llevado a cabo para entender qué sucede con el Planeta Nueve.

El objetivo era analizar el origen de estos objetos y determinar si podrían utilizarse como una aproximación para el Planeta Nueve. Para lograrlo, llevaron a cabo dos conjuntos diferentes de simulaciones. Uno con el Planeta Nueve en el Sistema Solar y el otro sin él. Las simulaciones comenzaron en t=300 millones de años. Es decir, 300 millones de años después de la formación del Sistema Solar. En ese momento, la evolución dinámica intrínseca del sistema solar exterior, explican los investigadores, todavía está en sus primeras etapas.

En aquel entonces, ya había pasado suficiente tiempo para que el Sistema Solar abandonase su cúmulo estelar y que los planetas gigantes estuviesen terminando su migración a sus órbitas finales. Comenzaron con 2000 objetos (o partículas) en la simulación, con un perihelio superior a 30 UAs y una distancia media al Sol de entre 100 y 5000 UAs. Esto descartaba todos los objetos que cruzasen la órbita de Neptuno. Lo más importante, explican, es que estas condiciones iniciales están ligadas a la órbita que se cree que tiene el Planeta Nueve.

Las nuevas pistas sobre el Planeta Nueve no permiten demostrar su existencia

A pesar de que los resultados que han obtenido son interesantes, no han logrado demostrar la existencia del Planeta Nueve. Sus órbitas podrían explicarse por otros factores, como la marea galáctica. Después, examinaron la distribución del perihelio de los objetos. En este aspecto, su distribución sí encajaría, únicamente, con la presencia del Planeta Nueve. Lo más importante, en realidad, es que este trabajo ha dado como resultado predicciones falsables. Puede que no haya que esperar mucho para demostrar si los resultados son correctos.

Órbitas de Neptuno (magenta), Sedna (magenta oscuro), varios objetos del Cinturón de Kuiper (cián) y el Planeta Nueve (naranja). Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Los investigadores esperan que la entrada en funcionamiento del observatorio Vera Rubin permita obtener mucha más información. Si el Planeta Nueve es real, ¿cuál es su naturaleza? Podría ser el núcleo de un planeta gigante expulsado durante la infancia del Sistema Solar. Podría tratarse de un planeta errante que ha sido capturado por la gravedad del Sistema Solar. También podría ser un planeta que se formó en una órbita lejana y que una estrella, que pasó suficientemente cerca, envió a la órbita en la que se encontraría ahora.

El caso del Planeta Nueve no deja de ser interesante porque es un ejemplo de cómo funciona la ciencia. Las evidencias se van acumulando poco a poco, encontrándose también con argumentos y puntos en contra. Se plantea objeciones y se destacan las inconsistencias. Esto permite refinar los métodos y pensar en cómo avanzar en un estudio en particular. De momento, la pregunta sigue en el aire. ¿Existe el Planeta Nueve? Es posible que con la entrada en funcionamiento de los nuevos observatorios, lleguemos a tener una respuesta próximamente…

Estudio

El estudio es K. Batygin, A. Morbidelli, M. Brown y D. Nesvorný; «Generation of Low-inclination, Neptune-crossing Trans-Neptunian Objects by Planet Nine». Publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters el 24 de abril de 2024. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Universe Today