Un astrónomo ha publicado un informe en el que sugiere que se deberían buscar asteroides, cercanos a la Tierra, en dirección al Sol. Es algo que tiene sentido en cuanto a que también pueden suponer un problema para nuestro planeta. Además, ahora sí es posible desde el punto de vista tecnológico…

En busca de asteroides que vengan de la misma dirección que el Sol

Scott Sheppard es un astrónomo del Instituto de Astronomía, en la Universidad de Hawái. Ha publicado un trabajo, en la popular revista Science, en el que sugiere que ha llegado el momento de centrar la atención en los asteroides procedentes de la misma dirección que el Sol. En su estudio, explica que la tecnología ya ha llegado al punto en el que es posible encontrar asteroides cercanos a la Tierra en esa dirección. Al menos, añade, en las horas del crepúsculo. Aunque puede parecer un recordatorio absurdo, tiene mucho sentido.

Buscando asteroides en dirección al Sol
Este gráfico muestra los cometas y asteroides observados por el telescopio NEOWISE. Crédito: NASA/JPL-Caltech/UCLA/JHU

Como el propio Sheppard explica, la mayor parte de observación del espacio tiene lugar en cielos oscuros. Las observaciones se realizan cuando el firmamento no está inundado por la luz del Sol. La consecuencia de esta estrategia, sin embargo, es que se ignoran aquellos asteroides cercanos a la Tierra que orbitan entre nuestro planeta y el Sol. Estos objetos pueden ser igualmente problemáticos para la Tierra. Puede que uno, o varios, estén en rumbo de colisión y que todavía no hayan sido detectados por no estar mirando en esa dirección.

Si bien es cierto aclarar que no se están ignorando por completo. A lo largo de los años se han producido descubrimientos de asteroides que están cerca del brillo del Sol. Sin embargo, estamos ante un grupo de objetos que resulta mucho más desconocido que los asteroides que se encuentran en dirección opuesta. Eso no ha impedido que, recientemente, un grupo de investigadores anunciase el descubrimiento de un asteroide con una órbita más pequeña que la de Venus. Así como un asteroide que tiene la órbita más corta alrededor del Sol.

Las órbitas y cifras de los asteroides interiores

Los asteroides que se encuentran en la dirección del Sol son, también, asteroides interiores a la Tierra. Es decir, describen órbitas que son más pequeñas que la de nuestro planeta. Sheppard explica que hay nuevas instalaciones que tienen la capacidad de estudiar este tipo de objetos. Observatorios como el Zwicky Transient Facility en Estados Unidos o el Blanco-4 meter de la Fundación de Ciencia Nacional (de Estados Unidos) en Chile. Este último tiene un instrumento, la Cámara de Energía Oscura, que puede observar más cerca del Sol.

Los asteroides que orbitan cerca de nuestra estrella, en órbitas más pequeñas que la de la Tierra, también son clasificados en función de sus parámetros. Así, si un asteroide viaja por el interior de la órbita de Venus, forma parte de un grupo llamado Vatiras. Lo interesante, en este aspecto, es que Sheppard explica que las cifras de este tipo de asteroides se mantiene constante a lo largo del tiempo. Es algo que resulta muy sorprendente. En realidad, la abundancia de este tipo de asteroides debería ir reduciéndose con el paso del tiempo.

Tarde o temprano impactarán con la Tierra, la Luna y otros objetos celestes. Los modelos por ordenador indican que sus cifras deberían disminuir. Sin embargo no está sucediendo. Así que, de alguna manera, los asteroides destruidos están siendo repuestos. Así que hay una pregunta evidente. ¿De dónde llegan esos asteroides? Es una oportunidad de estudio, para entender también de dónde vienen esos objetos y por qué existe ese mecanismo. Son solo algunas de las preguntas que existen en cuanto a este tipo de asteroides interiores.

Los asteroides en dirección al Sol también son problemáticos

En los últimos años hemos tenido algunos ejemplos de asteroides que han resultado ser problemáticos para la Tierra. Se trata de asteroides que, aunque no suponían un peligro por su tamaño, de apenas unos pocos metros, fueron detectados con muy poca antelación antes de llegar al planeta. Los asteroides en la dirección del Sol suponen un problema precisamente porque estudiar el entorno brillante de nuestro astro es muy complicado. Ocultos por su brillo, puede haber multitud de asteroides que sí puedan ser un peligro para la Tierra.

Concepto artístico de un asteroide destrozado por haberse acercado demasiado a su estrella. Crédito: NASA/JPL-Caltech

El hecho de que sus cifras se mantengan estables es algo que resulta sorprendente y debería ser un aliciente para que se lleven a cabo observaciones en su busca en los próximos años. Sea como fuere, no deja de ser un recordatorio de que nuestro planeta comparte su vecindario con multitud de objetos. En cualquier caso, también hay que recordar que, en los próximos 150-200 años, no se espera la colisión con ningún asteroide. Los más pequeños, además, resultan mucho menos preocupantes, porque sus efectos serán menores.

Un asteroide de unos pocos metros se desintegra por completo en la atmósfera. En el caso del bólido de Cheliábinsk, los daños provocados, principalmente materiales, fueron causados por una roca de varias decenas de metros. Los asteroides más grandes, además, son menos abundantes. En cualquier caso, el trabajo de Sheppard es un buen recordatorio de que todavía queda mucho camino que recorrer en el campo de los asteroides cercanos a la Tierra. No solo hay que mirar en dirección opuesta al Sol, también en la dirección del astro…

Estudio

El estudio es S. Sheppard; «In the glare of the Sun». Publicado en la revista Science el 21 de julio de 2022. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys