Astrobitácora 1×13 ya está disponible, y se centra en las sondas Voyager. Más de 40 años después, siguen operativas y permitiendo que se puedan entender los límites del Sistema Solar. Además, en YouTube, podrás ver cuál es el impacto de la contaminación lumínica.
Astrobitácora 1×13: la historia de las sondas Voyager
En 1977, las sondas Voyager comenzaron un largo viaje. Su primer objetivo era explorar los planetas gigantes del Sistema Solar, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Después, entrarían en la misión interestelar (en la que se encuentran actualmente). Esto permitió que, por ejemplo, la sonda Voyager 2 se convirtiese en la única nave en visitar Urano y Neptuno. Ninguna otra misión, desde entonces, ha visitado los dos planetas más alejados de nuestra estrella. En la actualidad, las sondas están estudiando cómo interacciona la heliosfera con el medio interestelar.
La heliosfera es la burbuja que envuelve al Sistema Solar. Es el producto de la actividad del Sol. Las sondas, que son las que más distancia han recorrido desde su lanzamiento, se encuentran ahora fuera de esa burbuja de influencia. Sus instrumentos están permitiendo analizar cómo varía el entorno al pasar de la heliosfera al medio interestelar. Seguirán funcionando todavía durante unos años. Se espera que los instrumentos se apaguen en 2025. A partir de ahí, se convertirán en objeto silenciosos que recorrerán la galaxia.
Pero las sondas Voyager son conocidas, además por otros motivos. Por un lado, por el célebre discurso de Carl Sagan, un punto azul pálido, y la foto del mismo nombre. Por otro, por llevar unos discos de oro que contienen mucha información sobre el ser humano y el Sistema Solar. Si no llegamos a abandonarlo, en el futuro, serán la única forma de saber que una vez existió una civilización en este rincón de la galaxia. Esto, y muchos otros aspectos de las sondas Voyager, te esperan en Astrobitácora 1×13, que puedes escuchar en iVoox, Spotify, iTunes y aquí mismo:
YouTube: la contaminación lumínica
Además, como cada semana, en mi canal de YouTube abordo un nuevo tema. En esta ocasión, la atención se centra en la contaminación lumínica. Su impacto es muy notable en la observación del firmamento. Impide que miles de millones de personas puedan apreciar el cielo en todo su esplendor. En Europa y Estados Unidos, por ejemplo, el 99% de las personas viven bajo un cielo con contaminación lumínica. En las grandes ciudades es especialmente exagerado. Las luces de las grandes urbes provocan que solo las 90 estrellas más brillantes sean visibles.
Pero no solo nos afecta al no poder observar el firmamento. También tiene un impacto negativo en nuestra calidad de vida, al alterar nuestro ritmo de sueño, por ejemplo. Así como en los patrones de comportamiento de la fauna que habita en nuestras ciudades. Animales de todo tipo ven alterado su comportamiento por el uso de una cantidad de iluminación artificial excesivo. Y, para colmo de males, los estudios no han registrado un descenso de los crímenes o los accidentes. Es decir, no se está obteniendo nada positivo de esa iluminación.
Hay que tener claro que, en cualquier caso, no se pide que las ciudades se queden a oscuras. Ni mucho menos. Lo que se busca es que toda esa iluminación apunte al suelo, y no al cielo o en otras direcciones. No solo porque reducirá la cantidad de brillo del cielo durante las noches. También porque supondrá derrochar menos energía para iluminar lugares que, simplemente, no nos interesan… Esto, y otros aspectos de la contaminación lumínica, así como algunos recursos y vídeos, te esperan en el vídeo de esta semana en YouTube y al principio de este artículo.