En unos años tendremos una nueva generación de telescopios en funcionamiento. Uno de los más interesantes es el Telescopio Extremadamente Grande, que se encuentra en construcción en el desierto de Atacama, en Chile.

El Telescopio Extremadamente Grande

Concepto artístico del Telescopio Extremadamente Grande.

Concepto artístico del Telescopio  Extremadamente Grande.
Crédito: ESO/L. Calçada/ACe Consortium

El Telescopio Extremadamente Grande es, como su nombre indica, un telescopio de dimensiones gigantescas. En la actualidad, se encuentra en proceso de construcción en el desierto de Atacama, en el norte de Chile. Pertenece al Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés). Cuando esté terminado, será el telescopio más grande del mundo. Al menos hasta que se construya uno todavía mayor…

Aunque no estará operativo hasta 2024, el Telescopio Extremadamente Grande (abreviado ELT por sus siglas en inglés) supondrá un empujón importantísimo en nuestra capacidad para observar el firmamento. Trabajará junto a otros grandes telescopios que todavía se encuentran en construcción, como el Telescopio Gigante de Magallanes o el Telescopio de Treinta Metros (sólo por nombrar algunos).

El sucesor de otro proyecto mastodóntico

Concepto artístico del Telescopio Abrumadoramente Grande.
Crédito: ESO Telescope Systems Division

El ELT es, en realidad, el sucesor de un proyecto que fue cancelado y que era todavía más ambicioso. Se trata del Telescopio Abrumadoramente Grande. Fue un proyecto que contó con el apoyo del ESO. Sin embargo, se retiraron al calcular que el coste de su construcción sería de 1.500 millones de euros. De haber salido adelante, se habría construido un telescopio con un diámetro de 100 metros de apertura. Por ponerlo en perspectiva, el Gran Telescopio Canarias, que se encuentra operativo actualmente y es el telescopio óptico más grande del mundo, tiene un diámetro de casi 11 metros.

De haberse construido, su capacidad de resolución de imágenes no hubiera tenido parangón. El OWL (por sus siglas en inglés) habría sido capaz de observar objetos con una magnitud aparente de 38. Es decir, objetos 1.500 veces más tenues que el más tenue que ha detectado el telescopio Hubble. Desde el punto de vista técnico, el telescopio abrumadoramente grande era viable, aunque muy complejo. Pero su coste era demasiado alto…

Un telescopio más pequeño, pero no menos impresionante

Concepto artístico del Telescopio Extremadamente Grande. En él se muestra el espejo principal en el centro de la imagen.
Crédito: ESO/L. Calçada/ACe Consortium

Así que en su lugar el ESO optó por centrarse en un proyecto algo más barato. De ahí surgió el Telescopio Extremadamente Grande, que tendrá un diámetro de 39 metros de apertura. En el año 2010 se seleccionó el lugar de construcción. Desde entonces, se ha trabajado en finalizar su diseño. Su espejo principal estará compuesto, en realidad, por multitud de pequeños fragmentos hexagonales.

En total, serán necesarios 798 segmentos que compondrán el espejo principal de observación. Estará equipado con sensores que permitirán que cada componente del espejo corrija su posición en relación a sus vecinos. De esta manera, todo estará en perfecto estado cuando se mueva el telescopio (para observar una región diferente del cielo). También permitirá evitar desajustes provocados por el viento, las vibraciones y los cambios de temperatura.

¿Cómo funcionará?

Diagrama que explica el funcionamiento del Telescopio Extremadamente Grande y sus espejos.
Crédito: ESO

El E-ELT será, en realidad, un sistema de 5 espejos. Además del gigantesco espejo principal, habrá otros cuatro espejos auxiliares, como se muestra en la imagen que acompaña esta sección. Antes de que la luz del telescopio llegue a los instrumentos científicos, la luz recorrerá todos los espejos. El espejo principal (M1) recoge toda la luz y la envía a un espejo convexo secundario (M2). De ahí, rebota a un espejo cóncavo (M3). Finalmente, dos espejos adicionales (M4 y M5) funcionarán como un sistema adaptativo que permitirá que se formen imágenes extremadamente detalladas.

De estos espejos adicionales, el espejo terciario (M3) es uno de los más llamativos. Permitirá que el E-ELT tenga una calidad de imagen mejor en un campo de visión grande. Mucho más de lo que sería posible utilizando sólo el espejo primario y secundario. Además, en el Telescopio Extremadamente Grande se podrán montar varios instrumentos científicos grandes en la mira del observatorio.

¿Qué va a estudiar el Telescopio Extremadamente Grande?

Concepto artístico de la posible superficie de TRAPPIST-1f.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

Aunque todavía quedan años hasta que el telescopio entre en funcionamiento, ya podemos hacernos una idea de en qué lo utilizaremos. El E-ELT tendrá una capacidad excepcional para capturar imágenes de exoplanetas. Además, por el tamaño de su espejo, podrá recoger más luz de objetos distantes y tenues. No solo eso, también lo hará con una resolución angular mayor. Es decir, podremos distinguir objetos que estén muy cerca entre sí.

Por eso, el E-ELT podrá observar exoplanetas que se encuentren muy cerca de la estrella en torno a la que orbitan. Será una herramienta perfecta para analizar planetas que se encuentren en la zona habitable de sus estrellas. Podrá analizar su espectro para observar cuál es la composición atmosférica de esos mundos. Quizá sea uno de los primeros telescopios que nos permita elucubrar sobre la existencia de agua líquida en alguno de los planetas que hemos detectado…

Una herramienta para comprender el universo

Esta imagen muestra el disco protoplanetario de la estrella V883 Orionis.
Crédito: ALMA (ESO/NAOJ/NRAO)/L. Cieza.

En un aspecto más global, el E-ELT nos ayudará a comprender mejor la formación y evolución de los sistemas planetarios. Tendrá la capacidad de detectar moléculas orgánicas y agua en los discos protoplanetarios alrededor de estrellas que todavía están en formación. Pero podemos ir incluso más lejos. Con el Telescopio Extremadamente Grande podremos observar algunos de los objetos más distantes posibles. Estudiando las primeras estrellas, galaxias y agujeros negros, los científicos tendrán la oportunidad de comprender mejor cómo están relacionados.

A fin de cuentas, el telescopio ha sido concebido para estudiar las primeras galaxias. También analizará su evolución a lo largo del tiempo, y tiene un objetivo incluso aun más ambicioso. Podría llegar a medir, directamente, la aceleración de la expansión del universo.

Expandiendo la frontera del conocimiento

El Cerro Armazones, en el Desierto de Atacama. El lugar elegido para la construcción del Telescopio Extremadamente Grande.
Crédito: ESO/S. Brunier

Junto al resto de grandes telescopios que entrarán en funcionamiento en la próxima década, el E-ELT nos permitirá expandir nuestro conocimiento. No sólo comprenderemos mejor cómo era el universo en su infancia. También podremos observar cómo eran las primeras galaxias, los primeros agujeros negros, e incluso las primeras estrellas. Veremos objetos tan tenues que, ahora mismo, todavía nos son invisibles.

Además, nos acercará un poco más a responder la gran pregunta de la astronomía. Puede que tardemos mucho tiempo en encontrar vida en otros lugares del universo. De hecho, no hay ningún motivo por el que pensar que vayamos a encontrarla en la próxima década, cuando estas herramientas entren en funcionamiento. Sin embargo, si el E-ELT cumple con sus expectativas, podría permitirnos obtener imágenes de otros exoplanetas (en lugar de detectar su existencia por sus efectos en las estrellas en torno a las que orbitan).

Todo el conocimiento que acumulemos sobre las estrellas, los planetas, su proceso de formación, e incluso los datos que obtengamos sobre la composición de sus atmósfera (si las tienen) nos permitirán comprender mejor qué lugar ocupamos en el cosmos…

Referencias: Universe Today