Las posibilidades para que el Planeta Nueve sea una realidad se siguen reduciendo. Un grupo de investigadores ha intentado determinar si el planeta hipotético podría ser un objeto real. Los resultados son muy poco prometedores, y no invitan a ser optimistas sobre su existencia…

El Planeta Nueve pierde posibilidades de ser real

El Sistema Solar está, en términos generales, bien conocido. No hay un planeta del tamaño de Marte, por ejemplo, entre Júpiter y Saturno. No hay ninguna enana marrón rumbo a nuestro pequeño rincón de la galaxia. Si hubiese un objeto grande y relativamente cerca del Sol, ya habría sido identificado. Sin embargo, no se puede descartar la presencia de un mundo más pequeño y suficientemente alejado. Es el caso del Planeta Nueve (o Diez, si te resistes a eliminar a Plutón de la lista de planetas del Sistema Solar).

Se acaban las posibilidades del Planeta Nueve
Esta imagen de Saturno y sus anillos fue creada a partir de imágenes tomadas por la sonda Cassini en 2013. Crédito: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute/G. Ugarkovic

Desde que se propusiese su existencia, sin embargo, las posibilidades de que el Planeta Nueve fuese real han sido pocas. Un nuevo estudio apunta a que es incluso más improbable que exista. Desde hace tiempo, la comunidad científica se ha preguntado si podría haber planetas ocultos en los confines del Sistema Solar. Es una pregunta relevante cuando los telescopios, en aquel momento, eran mucho más limitados. Hoy en día el panorama es diferente. Es posible realizar grandes análisis del firmamento en busca de nuevos objetos.

En esas búsquedas no se ha encontrado nada más allá de objetos de un tamaño similar al de un asteroide. Al mismo tiempo, las órbitas de esos pequeños mundos estaban orientadas de una manera que, estadísticamente, resultaba extraña. Es como si estuviesen siendo perturbadas, gravitacionalmente, por un objeto mucho más grande. Si fuese así, el Planeta Nueve tendría unas cinco veces la masa de la Tierra. Su distancia al Sol sería de entre cientos y un millar de unidades astronómicas. De modo que sería suficientemente pequeño y lejano para no ser visto.

La búsqueda no ha terminado… pero no hay resultados satisfactorios

Esto ha animado a muchos astrónomos a buscar ese posible planeta. El Planeta Nueve sería tan lejano que no podría verse por la luz que refleja del Sol. Así que habría que buscar su brillo en el espectro infrarrojo. Para colmo de males, con una masa de cinco veces la Tierra, no emitiría mucho calor. Por si no fuera suficiente, hay que añadirle que, por la distancia extrema, su movimiento en el firmamento sería extremadamente lento. Hasta el punto de que, con un único conjunto de observaciones, ni siquiera percibirías su movimiento.

Aquí es donde entra en escena este nuevo estudio. Para buscar posibles planetas lejanos, el equipo de investigadores ha recurrido a dos observaciones en infrarrojo. Una procedente del InfraRed Astronomical Satellite (IRAS). La otra del Telescopio Espacial AKARI. Ambas campañas fueron realizadas con dos décadas de diferencia. Tiempo más que suficiente para que cualquier planeta hipotético pudiese moverse ligeramente en el firmamento. Los autores del estudio supusieron, además, que los planetas lejanos estarían cerca del plano ecuatorial del Sistema Solar.

Así que repasaron los datos, quedándose con los registros de aquellos objetos que encajaban en la definición y que, por tanto, serían posibles planetas. Lo más curioso es que encontraron más de 500 candidatos. Por la distribución de energía de su espectro, la mayoría de estos candidatos estarían a menos de 1000 UAs (1000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol). Su masa sería inferior a la de Neptuno. Es exactamente el rango en el que se esperaría encontrar el Planeta Nueve. No basta con ello, así que había que repasar sus datos…

Muchos posibles candidatos, pero el Planeta Nueve se queda sin (casi) posibilidades de existir

Tras determinar la lista de candidatos, los investigadores repasaron la señal de cada uno de esos objetos manualmente. Ninguna resultó ser especialmente convincente. La mayoría solían estar cerca, o en la región, de una nebulosa muy tenue. Algo que se conoce como cirro galáctico. Son nubes de gas interestelar muy difusas. No es fácil verlas en la longitud de onda del espectro visible (el que podemos observar a simple vista) pero emiten en el espectro infrarrojo. Así que, por raro que parezca, esos candidatos no son objetos interesantes.

Concepto artístico del Planeta Nueve, un mundo que sería unas 5 veces más masivo que la Tierra. Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

En realidad, se trata simplemente de los ecos de una nebulosa tenue. La lectura de fondo es más descorazonadora. Las posibilidades del Planeta Nueve son cada vez más pequeñas. Parece muy poco probable que el planeta pueda existir. Algo que por un lado puede ser decepcionante, pero por otro no resulta sorprendente. Se ha planteado, desde el primer momento, que su existencia podría ser una conclusión apresurada. A fin de cuentas, los detractores de este planteamiento sostenían que, simplemente, se conocen pocos objetos lejanos.

Es decir, es posible que esa aparente acumulación de objetos con órbitas similares no fuese más que una coincidencia. Las búsquedas que se han realizado, a lo largo de los años, han resultado infructuosas. En ningún momento se ha producido una detección que haya llegado a ser mínimamente convincente. El Sistema Solar es un lugar grande, desde luego, pero poco a poco la lista de posibles ubicaciones ha ido disminuyendo. Es posible que, en no mucho tiempo, llegue la hora de dar carpetazo a una de las búsquedas más interesantes de los últimos años…

Estudio

El estudio es C. Sedgwick y S. Serjeant; «Searching for giant planets in the outer Solar System with far-infrared all-sky surveys». Está disponible para su consultar en arXiv, en este enlace.

Referencias: Universe Today