Un grupo de investigadores ha anunciado que el enjambre de asteroides de las Táuridas no es tan peligroso como se había planteado en un principio. Existía la posibilidad de que, en esta región del firmamento, hubiese asteroides que pudiesen suponer un peligro para nuestro planeta. Ahora, se tiene una mejor imagen al respecto…

Un enjambre de asteroides menos peligroso de lo creído

Con la ayuda del telescopio ZTF (Zwicky Transient Facility), los investigadores han analizado el enjambre de las Táuridas. Las noticias son muy positivas, en cuanto a que han determinado que no hay tantos asteroides potencialmente peligrosos como se creía en un principio. El ZTF es capaz de analizar grandes regiones del firmamento y era una herramienta perfecta para analizar esta corriente de restos espaciales que pasa relativamente cerca de nuestro planeta. Las Táuridas, se cree, son restos de un gran cometa, Encke, que pueden verse como una llamativa lluvia de estrellas.

Reducen el peligro para la Tierra de un enjambre de asteroides
Concepto artístico de WF9 2016, un asteroide cercano a la Tierra. Crédito: JPL/NASA

Su actividad cubre los meses de octubre y noviembre y la región ha sido de interés desde hace tiempo para los astrónomos. Tiene la capacidad de ocultar asteroides peligrosos. Además, los investigadores no habían logrado confirmar o desmentir la existencia de estas amenazas hasta ahora. Los hallazgos de su trabajo se han presentado en la reunión anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana (American Astronomical Society’s Division for Planetary Sciences). Tuvo lugar el pasado 7 de octubre de 2024.

El equipo, explicaban, ha aprovechado una oportunidad poco frecuente, en la que el enjambre de asteroides ha pasado más cerca de la Tierra, permitiendo que se realice una búsqueda más eficiente de objetos que pudieran ser un peligro para nuestro planeta. Sus hallazgos apuntan a que el riesgo de impacto, por un gran asteroide en el enjambre de asteroides de las Táuridas es mucho menor de lo que se pensaba. Una gran noticia para la defensa planetaria, y la necesidad, si fuese preciso en algún momento, de desviar la órbita de uno de estos asteroides.

Un enjambre que planteaba muchas interrogantes

Antes de este estudio, la comunidad científica se planteaba que el enjambre de asteroides de las Táuridas podría contener una gran cantidad de asteroides de más de un kilómetro de diámetro. Su origen estaría en un gran objeto que podría haber llegado a tener 100 kilómetros de diámetro. Los asteroides suficientemente grandes pueden causar daños a nivel regional si impactan con la Tierra. Vivimos una situación así en 2013, cuando un asteroide se desintegró sobre Cheliábinsk, en Rusia. Dejó más de 1600 personas heridas y cuantiosos daños materiales.

En el caso de objetos más grandes, el peligro es todavía superior. Podemos llegar a eventos de extinción. Así sucedió con el asteroide que impactó con nuestro planeta, hace 65 millones de años, que acabó con el reinado de los dinosaurios (y extinguió a muchas otra criaturas). Por suerte, los asteroides más grandes son mucho menos frecuentes. Una colisión capaz de provocar una extinción solo sucede, de media, una vez cada varios cientos de millones de años. En el caso del enjambre de asteroides de las Táuridas, los investigadores creen tener una buena estimación.

Calculan que solo debería haber un puñado de asteroides, entre 9 y 14, que puedan encajar en la categoría de objetos con un diámetro superior a un kilómetro. A partir de sus hallazgos, el objeto desde el que se fragmentó el enjambre, en consecuencia, debía ser mucho más pequeño. Quizá midiese unos 10 kilómetros, en lugar de los 100 que se planteaba en un principio. Según han explicado, el enjambre de las Táuridas contiene pistas importantes sobre la evolución de planetas. Especialmente por su conexión con el cometa Encke.

Un cometa con una órbita muy reducida

Encke destaca por tener una de las órbitas más cortas conocidas para un cometa. Apenas tarda 3,3 años en completar una vuelta alrededor de nuestra estrella. Pertenece al grupo de cometas de corto período (aquellos con una órbita inferior a 200 años) y, en él, destaca por ser especialmente grande y polvoriento. Teniendo en cuenta todas las evidencias disponibles, los científicos creen que Encke ha experimentado una fragmentación importante en su pasado. No solo eso, podría seguir fragmentándose en el futuro. De ahí la importancia del enjambre de asteroides.

Esta fotografía muestra el rastro de humo, del recorrido del meteorito de Cheliábinsk al entrar en la atmósfera. Crédito: Alex Alishevskikh

Porque su estudio, explica el equipo, permite comprender cómo se forman, y rompen, los objetos celestes pequeños como cometas y asteroides. Su investigación tiene implicaciones no solo para la detección de asteroides y defensa planetaria, añaden, también para la comprensión, en términos más generales, de los objetos del Sistema Solar. Aunque los resultados del estudio son tranquilizadores, el equipo cree que también destacan la necesidad de mantener una vigilancia constante y mejorar nuestra capacidad de detección.

Con la ayuda de instalaciones como el telescopio ZTF, se puede analizar de manera eficiente grandes regiones del firmamento y seguir objetos potencialmente peligrosos para nuestro planeta. Los investigadores esperan llevar a cabo más observaciones en los próximos años, cuando el enjambre de las Táuridas vuelva a acercarse a nuestro planeta. Las próximas oportunidades, según han explicado, llegarán en 2025 y 2026, permitiendo refinar los resultados. Así que este seguirá siendo uno de sus campos de atención y trabajo en el futuro cercano…

Referencias: Phys