Si alguien muere en el espacio… ¿qué sucede después? La legislación actual parece insuficiente teniendo en cuenta que, cada vez, estamos más cerca de tener una presencia mucho más larga lejos de la Tierra. Además, cada vez hay menos requisitos antes de emprender esos viajes…

Nota: Este artículo es una traducción casi literal de un artículo de The Conversation en inglés. Puedes leerlo en versión original, si lo deseas, pulsando en el enlace al final de este texto.

Si alguien muere en el espacio, ¿a quién le toca la responsabilidad de hacerse cargo?

El vuelo espacial comercial, gracias a compañías como Virgin Galactic y Blue Origin, está llegando a cada vez más ciudadanos. Poco a poco, el abanico de personas que puede viajar al espacio es cada vez más grande. Por lo general, los astronautas se han tenido que someter a un entrenamiento muy exhaustivo, así como un examen médico muy riguroso, antes de poder viajar al espacio. Por lo que el riesgo de fallecimiento, por causas naturales, se consideraba muy remoto. Pero ahora, cada vez hay más personas que pueden viajar lejos de la Tierra.

¿Qué sucede si alguien muere en el espacio?
La nave VSS Unity, de la compañía Virgin Galactic. Crédito: Ronrosano/Wikimedia Commons

Además, los requisitos médicos parecen cada vez menores. En algunos casos, solo se proporciona un entrenamiento mínimo antes del vuelo. Cada vez gente más diferente, en cuanto a condición física, edad, etc… va a viajar al espacio. En los próximos años, además, se espera que tengamos presencia permanente en forma de bases en la Luna y en Marte. Por lo que la pregunta es inevitable. ¿Qué pasa si alguien muere en el espacio? Bajo la legislación internacional actual, los países, individualmente, son responsables de autorizar sus actividades espaciales.

No importa si se trata de actividad espacial gubernamental o privada. En Estados Unidos, por ejemplo, los vuelos de turistas comerciales requieren de una licencia. En su caso, la entrega la Administración Federal de Aviación. Si alguien fallece en una misión de turismo comercial, habría que determinar qué ha provocado el fallecimiento. Si se determinase que se debe a un fallo mecánico en la nave, la administración debería suspender el resto de lanzamientos de la compañía afectada. No podría realizar nuevos vuelos hasta realizar una investigación.

Un escenario que resultará inevitable (tarde o temprano)

Si el fallo mecánico no fuese responsable, habría que tener en cuenta el nivel de cuidado, a todos los viajeros, proporcionado por la empresa que ofrece el vuelo. Así como una evaluación que determine si se ha hecho todo lo posible para evitar el fallecimiento de esa persona. En estos momentos, estas palabras se escriben de manera casi hipotética, pero con el paso del tiempo, las misiones de turistas espaciales aumentarán. En la actualidad, estos vuelos duran desde unos pocos minutos a, como mucho, un par de semanas en el espacio.

New Shepard, el cohete suborbital (y reutilizable) de Blue Origin. Crédito: Blue Origin

Por lo que el riesgo de muerte natural es bajo (aunque no por ello imposible). En el futuro, sin embargo, la pregunta sobre qué hacer si alguien muere en el espacio será mucho más importante y compleja. Especialmente cuando los seres humanos se embarquen en misiones más largas y, en algún momento, se asienten permanentemente en el espacio. Como mínimo, será necesario definir un proceso de investigación que determine la causa de fallecimiento de seres humanos en el espacio. Ya hemos tenido alguna aproximación.

Es el caso del accidente del Transbordador Espacial Columbia, en 2003. El transbordador se desintegró al regresar a la Tierra, acabando con la vida de los siete astronautas a bordo. Sin embargo, esas investigaciones son muy específicas y atañían únicamente al vuelo espacial estadounidense. Con la popularización del viaje espacial, es inevitable que, ya sea por accidente, enfermedad o edad, sucedan los fallecimientos en el espacio u otros objetos celestes. Por lo que será necesario disponer de un procedimiento claro.

Definiendo los pasos a seguir cuando alguien muere en el espacio

Será necesario investigar esos fallecimientos y garantizar que se dispone de la información necesaria para entender lo sucedido. Es decir, será necesario saber quién ha fallecido, las causas de la muerte y qué lecciones se pueden aprender de lo sucedido. Por ello, muchos de los procedimientos al respecto pueden importarse de nuestro planeta. La ley espacial internacional establece un punto de partida. El país que haya registrado una nave espacial tendrá jurisdicción sobre esa nave y su personal. Por lo que ese país sería la autoridad encargada del proceso.

Serían ellos los que comenzarían las investigaciones y procedimientos necesarios para hacerse cargo de un fallecimiento en el espacio. Es un punto inicial útil, pero seguramente sea necesario disponer de un acuerdo que se ajuste específicamente a una misión o asentamiento. Planificar una misión incluye la consideración de diferentes factores. Cosas como la energía, la protección frente a la radiación, la alimentación o la gestión de residuos. Establecer un proceso sobre qué hacer en caso de fallecimiento, en todo esto, permitirá que la experiencia sea algo menos traumática.

Tener un acuerdo establecido desde el principio será aún más importante si participan diferentes países. Pero, por supuesto, no podemos pensar solo en las consideraciones legales. También hace falta pensar en qué hacer en aquellas misiones que plantean viajar a diferentes lugares del Sistema Solar. Aquí será necesario tener en cuenta cómo se enfrentan a la muerte las diferentes culturas. A lo largo y ancho del mundo podemos encontrar maneras muy variadas de hacerse cargo de un fallecido. También dependerá de la duración de la misión.

¿Qué hacer con los cadáveres de los fallecidos?

En el caso de un vuelo corto, lo más probable es que el cuerpo se traiga de vuelta a la Tierra. De ser así, sería necesario preservar y almacenar el cuerpo, evitando la contaminación de la tripulación superviviente. En un viaje a Marte, que tendría una duración de años, y podría suceder en las próximas décadas, el cuerpo podría ser congelado en el espacio. Así se reduciría su peso y se haría más fácil almacenarlo en el viaje de vuelta a la Tierra. Pero, si comenzamos a colonizar el espacio exterior, puede que haya que deshacerse de los cadáveres.

Una base en el lado oculto de la Luna sería perfecto para un telescopio que observase los lugares más recónditos del espacio. Crédito: Science Photo Library

Los fans de Star Trek puede que recuerden cómo se deshacen de los cadáveres en la franquicia. El cadáver es lanzado al espacio (en el interior de una cápsula). Algo que no sería muy deseable en la vida real si alguien muere en el espacio. Los países podrían oponerse a la idea de tener un cadáver humano flotando en el espacio. El cuerpo en sí mismo podría contribuir a la creciente lista de problemas creados por la basura espacial. Además, es posible que la familia del fallecido desee que su cuerpo les sea devuelto. En una colonia, la gestión de un cadáver no es mucho mejor.

Enterrar el cuerpo podría provocar la contaminación biológica de ese planeta. Lo mismo sucede con la incineración y, además, podría hacer un gran uso de recursos. Con el paso del tiempo, sin duda, habrá soluciones técnicas para el almacenamiento y descarte de los restos humanos en el espacio. Pero las cuestiones éticas sobre la muerte en el espacio van más allá de las barreras antropológicas, legales y culturales. Aunque puede no ser el asunto más alegre, es uno de los muchos sobre los que habrá que hablar a medida que el ser humano se convierte en una especie interplanetaria.

Referencias: The Conversation