LightSail 2 es una pequeña nave que busca demostrar la utilidad de las velas solares como sistema de propulsión para explorar otros lugares del Sistema Solar. El pasado martes, la nave desplegó su vela solar con éxito. Ahora queda, por delante, ver cómo se comporta la nave y, sobre todo, entender la utilidad de este sistema de propulsión…
LightSail 2 es principalmente una misión de demostración
El 23 de julio de 2019, la nave LightSail 2 desplegó su vela solar. Tiene una superficie de apenas 32 metros cuadrados. La nave mide, aproximadamente, 30 centímetros de largo, 10 de alto y 10 de ancho. Esta nave es el proyecto de The Planetary Society. Una organización que busca demostrar, entre otras cosas, que el uso de velas solares es viable para propulsar naves en el espacio. En realidad, no son los primeros en aventurarse con esta tecnología. En 2010, la Agencia Espacial Japonesa, JAXA, fue la primera en lograr usar este sistema.
Lo consiguió con la nave IKAROS, que desplegó su vela solar en junio de 2010. Demostró que es posible impulsar una nave en el espacio utilizando una fina membrana incorporada a la estructura. En aquel mismo año, en noviembre de 2010, la NASA también lanzó su propio prototipo. Una pequeña nave llamada Nanosail-D, que contaba con su propia vela solar. Sin embargo, desde entonces, no se había producido ningún avance en el sector. Probablemente, LightSail 2 será solo el preludio a otras velas solares que veremos en el futuro.
No porque vayan a surgir como consecuencia de esta nave, sino porque ya están proyectadas. Pero antes de hablar de ellas, hay que explicar que una vela solar tiene una ventaja muy interesante. Su combustible es virtualmente inagotable. Utiliza los fotones emitidos por el Sol para desplazarse por el Sistema Solar. LightSail 2 pasará un año en la órbita de la Tierra utilizando solo su vela solar para propulsarse. Los datos enviados por la propia nave muestran que todo está en orden. Además, también ha estado capturando imágenes de la Tierra.
Una misión más exitosa que su predecesora
Desde el inicio, LightSail 2 ha demostrado funcionar mucho mejor que su predecesora, LightSail, también de la misma organización. El 7 de julio, la nave comenzó a transmitir sus primeras imágenes de la Tierra. No ha habido ninguna incidencia destacable en la operación de la nave. Algo que contrasta con LightSail, que experimentó un error en su software apenas dos días después de colocarse en la órbita de la Tierra. La idea de la vela solar no es ni mucho menos reciente, a pesar de lo que se podría pensar por su trayectoria hasta el momento.
Según JAXA, ya a principios del siglo pasado se pensó en la posibilidad de usar una vela solar como sistema de propulsión. Desde The Planetary Society también han contado que su primer proyecto fue Cosmos 1. Una vela solar que, de haber salido adelante, se habría convertido en la primera nave de este tipo, porque habría entrado en funcionamiento allá por el año 1999 o 2000. Bill Nye, uno de los divulgadores científicos más conocidos en el mundo anglosajón, y director de The Planetary Society, descubrió el concepto gracias al popular Carl Sagan.
De momento, LightSail 2 tiene por delante como objetivo demostrar que las velas solares son perfectamente útiles para explorar el Sistema Solar. No solo el entorno de la Tierra, también lugares mucho más remotos. Estas pequeñas naves no necesitan combustible propio, si bien sí necesitan una fuente de energía para poder operar sus instrumentos (que perfectamente podría usar energía solar para operar). En el horizonte, en las próximas décadas, hay varias misiones que podrían suponer un gran paso para el uso de velas solares.
Velas solares con un empujón extra
LightSail 2 se apoya única y exclusivamente en el empuje proporcionado por los fotones del Sol. Es, sin duda, la versión más económica de una vela solar que podemos concebir. Pero hay otras más complejas y mucho más ambiciosas. Sin ir más lejos, Breakthrough Starshot, que busca llegar al sistema de Alfa Centauri en solo unas décadas, también se basará en un diseño de vela solar. Salvo que, en su caso, el empuje no lo proporcionarán los fotones del Sol sino láseres desde la Tierra. Tendrán la capacidad de acelerar esas naves enormemente.
Esos láseres acelerarían las naves (de una escala microscópica) hasta los 60 000 km/s. Es decir, el 20% de la velocidad de la luz. Serían las naves más rápidas jamás construidas por el ser humano. Muchísimo más veloces que cualquier otra nave que podamos imaginar, ya que ninguna se ha acercado a un porcentaje significativo de la velocidad de la luz. Incluso así, el viaje a Alfa Centauri duraría unos 20 años. Pero sería una misión que se podría llevar a cabo en el curso de una vida. Es algo en lo que ya se está trabajando y que podría ser realidad en solo unas décadas.
Si se logra, a lo largo de este siglo podríamos presenciar las primeras naves capaces de viajar a otras estrellas. El concepto no podría ser más interesante. Sin embargo, todavía hay muchos aspectos en desarrollo y no está claro si Breakthrough Starshot llegará a ser un éxito. Iniciativas como LightSail 2 sirven para recordar que todavía hay mucho que explorar en el campo de la propulsión de naves. Si todo sale bien (y de momento es así), sin lugar a dudas no será la última vez que oigamos hablar de naves que utilicen este sistema de propulsión…
Referencias: Space, Universe Today