Un investigador plantea que la vida podría abundar en el universo. Pero no en nuestra región, si no en su conjunto. Es un concepto de lo más extraño, pero podría tener su lógica, y la respuesta estaría en el ARN, una de las piezas clave de los seres vivos…

El ARN como pista para saber si la vida podría abundar en el universo…

Tomonori Totani, un profesor de astronomía en la universidad de Tokio, Japón, ha publicado un estudio que resulta de lo más intrigante. Como muchos, intenta respodner a la pregunta de si estamos solos o no. ¿Hay vida más allá de la Tierra? Su conclusión es que la vida podría abundar en el universo. Pero tiene un matiz interesante. En el universo en su conjunto, incluyendo también lo que está más allá del universo observable. Para ello, ha recurrido a varios aspectos: la edad y tamaño del universo, y el ARN.

La vida podría abundar en el universo en su conjunto
Concepto artístico de la explosión de una estrella. Crédito: NASA

Pueden parecer dos conceptos completamente separados entre sí, pero Totani plantea una conexión muy interesante. En el caso del universo en sí mismo, se apoya en cómo se ha expandido desde el Big Bang. Sobre el ARN, cuál es la longitud de la cadena de nucleótidos para esperar que sea capaz de replicarse. En este caso, volvemos a encontrarnos un ejemplo de la Tierra como punto de partida. No es descabellado, porque es el único lugar habitado que conocemos. Ha optado por el ARN en lugar del ADN.

Aunque es mucho más sencillo, el ARN también es más complejo, con mucha diferencia, que las moléculas que se pueden encontrar en la superficie de un planeta o satélite. Su simplicidad, en comparación al ADN, hace también que sea más probable que ocurra por medio de la abiogénesis. El proceso natural por el que, a partir de materia inerte, aparecen organismos vivos. También hay una teoría, en el mundo de la evolución, que dice que el ARN está sujeto a la selección natural que explicó Darwin.

El papel de los nucleótidos

El ARN está compuesto por una cadena de elementos químicos conocidos como nucleótidos. Algunas investigaciones han concluido que una cadena de nucleótidos debe incluir de 40 a 100 para poder replicarse. Es decir, para que surja la vida. Con el paso del tiempo, se podrían formar los suficientes nucleótidos para que se cumpla ese requisito. Pero la pregunta que se plantea Totani es, ¿ha pasado el tiempo suficiente en el universo para que esa evolución haya sucedido? Parece que la respuesta lógica es que sí.

A fin de cuentas, estamos aquí. Pero Totani no lo ve de la misma forma. Porque en su estudio dice que esa estimación, de 40 a 100 nucleótidos para poder formar una cadena que se pueda replicar a sí misma, sería imposible en el volumen de espacio que engloba el universo observable. Pero hay que recordar que, en realidad, hay más universo más allá de lo que podemos ver. Sabemos que, tras el Big Bang, el cosmos se expandió rápidamente. Si se tiene en cuenta ese volumen adicional, entonces, sí se podría explicar.

En su estudio, supone que nuestro universo (incluyendo observable y no observable), contiene más de 10^100 (es decir, elevado a 100) estrellas. El universo observable contiene 10^22. Sabemos que la vida ha surgido, como mínimo, en una ocasión. Por lo que parece lógico suponer que ha debido suceder, al menos, una vez más. Incluso si la probabilidad es extremedamente baja. Pero falta todavía más. Porque la materia presente en el universo observable sólo debería poder producir ARN de 20 nucleótidos…

La vida podría abundar en el universo… no observable

Sin embargo, si se tiene en cuenta ese universo no observable, y toda esa materia adicional, la creación de cadenas de ARN con la cantidad suficiente de nucleótidos sí es posible. Quizá, incluso, inevitable. En esencia, lo que hace el investigador es establecer una relación entre la longitud mínima del ARN y el tamaño necesario, del universo, para esperar que se pueda formar una cadena de ARN tan larga a través de, simplemente, puro azar. Esto tiene una implicación muy interesante para la existencia de vida.

Imagen de la Tierra tomada desde la Estación Espacial Internacional. Crédito: Expedición 7 de la EEI, EOL, NASA

De encontrar vida extraterrestre, podríamos estar ante la señal de que hay un mecanismo que permite que esas cadenas de ARN se formen mucho más rápido. No sería de forma accidental. ¿Qué proceso es el que podría provocarlo? No tiene una respuesta para ello. De hecho, probablemente ni siquiera intenta darla. Pero no deja de ser una reflexión interesante en una dirección que se sale de lo habitual. Es decir, si se encuentra vida en otros lugares, más allá de la Tierra, parece que habrá que suponer que hay un mecanismo que la favorece.

De momento, sin embargo, no es posible elucubrar sobre qué mecanismo o condiciones podrían provocar que eso suceda. Apunta, en cualquier caso, a que la aparición de la vida en el cosmos no tiene que verse como un misterio insondable. Podría ser fruto de la casualidad. Pero de la casualidad en un cosmos mucho más grande que el que podemos ver y que, en cualquier caso, sabemos que existe. Simplemente, su luz no ha llegado hasta nosotros por la expansión del universo. ¿Y si hay otra civilización allí haciéndose nuestras mismas preguntas?…

Estudio

El estudio es T. Totani; «Emergence of life in an inflationary universe». Publicado en la revista Nature el 3 de febrero de 2020. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Universe Today