Boeing ha visto como su cápsula Starliner, con la que espera llevar a cabo misiones tripuladas a la Estación Espacial Internacional, ha tenido que regresar a la Tierra antes de lo previsto durante su misión de prueba. Algo que podría retrasar sus vuelos tripulados en 2020…

El deseo de la NASA de viajar desde suelo americano

En 2011, la NASA decidió poner punto y final al programa de su transbordador espacial. La decisión provocó que tuviesen que pasar a depende de Roscosmos, la agencia espacial rusa, y sus naves Soyuz para poder enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional. Durante el mandato de Barack Obama, la agencia estadounidense recibió la orden de volver a enviar astronautas desde suelo americano. Para ello, decidió apoyarse en dos compañías privadas: SpaceX y Boeing. Ambas han recibido miles de millones de dólares.

La cápsula Starliner de Boeing no alcanza la Estación Espacial Internacional
Réplica de la cápsula Starliner, en el Houston Product Support Center de Boeing, en Texas. Crédito: NASA/Robert Markowitz

El objetivo inicial era que los vuelos tripulados, con las cápsulas que desarrollasen, tuviesen lugar a partir de 2017. Sin embargo, más de dos años después, todavía no se han convertido en una realidad. SpaceX tuvo un incidente, hace no mucho tiempo, con su cápsula Crew Dragon, pero sigue liderando la carrera por ser la primera compañía en poner, de nuevo, astronautas en la EEI desde terreno estadounidense. Para esas misiones, Boeing ha desarrollado la cápsula Starliner, que estos días debería estar en plena misión.

El objetivo de Starliner era aparentemente sencillo. La cápsula, sin tripulación pero con una muñeca a bordo, que permitiría analizar las condiciones a las que estaría expuesta la tripulación en una misión real, viajaría hasta la Estación Espacial Internacional. Una vez allí, se acoplaría y, en el proceso, entregaría diferentes regalos navideños, y útiles, a los seis tripulantes que se encuentran ahora mismo en su interior. La misión iba a tener, originalmente, una duración de ocho días. Pero ha concluido mucho más rápido de lo previsto.

Un problema en el reloj de la cápsula Starliner

A decir verdad, no es incorrecto decir que la misión se puede considerar un éxito salvo por un pequeño detalle. El despegue de la nave transcurrió sin mayores problemas. Sin embargo, a los 30 minutos, tras desacoplarse del cohete Atlas V, con el que alcanzó el espacio, todo se fue al traste. La cápsula, si todo hubiese ido bien, debería haber utilizado su combustible para trazar una órbita que la llevase hasta la estación espacial. Sin embargo, un error de sincronización en su reloj provocó que la operación fuese diferente.

La cápsula Dragon, vista desde la Estación Espacial Internacional el 25 de mayo de 2012. Crédito: SpaceX

Aunque todavía no está claro por qué, el reloj que usaba Starliner tenía no estaba bien sincronizado. Había 11 horas de diferencia con el cohete Atlas V. Algo que llevó a la nave, ya en el espacio, a interpretar que, en realidad, se encontraba en un momento diferente de su misión. Se utilizó mucho más combustible del necesario y, encima, la nueva trayectoria de la nave impediría que pudiese alcanzar la Estación Espacial Internacional y acoplarse con ella. Un fallo de comunicaciones con los satélites impidió que se pudiese abortar la operación.

De haber estado tripulada, Jim Bridenstine, director de la NASA, explicaba que la tripulación podría haberla interrumpido manualmente. Y que, en cualquier caso, no hubiese habido ningún riesgo para sus ocupantes. Este imprevisto provocó que, además, la misión fuese acortada sensiblemente. Regresaría a la Tierra apenas dos días después de haber partido. En el proceso, se completaron 33 órbitas alrededor de nuestro planeta. Unas cien menos de las que debería haber logrado. El retorno serviría para observar el proceso de aterrizaje.

Boeing podría ver su próxima misión retrasada

El regreso a la Tierra es una de las partes más delicadas de una misión. En el caso de la cápsula Starliner, no sería la primera vez que se probaba. En la ocasión anterior, se desplegaron dos de los tres paracaídas que incorporaba. Algo que, aunque imprevisto, permitió comprobar que funcionaban correctamente (el tercer paracaídas no había sido instalado correctamente y por eso no se desplegó). En esta ocasión, el aterrizaje se produciría en el desierto de Arenas Blancas, en Nuevo México. Transcurrió sin ningún sobresalto.

Concepto artístico del módulo CST-100 Starliner de Boeing. Crédito: Boeing

Boeing será, de hecho, la única que realizará aterrizajes en tierra firme. SpaceX ha optado por que su cápsula Crew Dragon lo haga en el océano, igual que las cápsulas tripuladas usadas anteriormente por parte de Estados Unidos. Sea como fuere, en el aire queda la duda de saber qué pasará a partir de ahora. Las primeras impresiones de la NASA son que Starliner funciona correctamente. Incluso a pesar de este incidente, la misión ha sido considerada un éxito. Si tuviesen que repetirla, sus primeros vuelos tripulados se retrasarían a verano de 2020.

SpaceX, sin embargo, podría llevarlos a cabo en primavera de 2020. Se adelantaría, así, a la popular empresa. En el caso de esta última, además, se estima que el coste de un asiento en la cápsula será de 55 millones de dólares. Frente a los 80 que pagan actualmente a Rusia, y los 90 de la cápsula Starliner. Ambas, tanto Starliner como Crew Dragon, serán reutilizables. En estas misiones, se reservará un asiento para un cosmonauta. En las Soyuz, así mismo, la NASA tiene asientos reservados tanto en 2020 como en 2021. ¿Será 2020 el año en el que regresen al espacio desde su territorio?

Referencias: Phys