El sistema Kepler-160 es un viejo conocido que ha vuelto a ponerse de actualidad. Un grupo de investigadores ha anunciado la detección de dos posibles planetas nuevos. Uno de ellos sería el más parecido a la Tierra que se ha descubierto hasta ahora. Aunque su existencia no está confirmada…

Kepler-160 podría contener un planeta similar al nuestro

Uno de los mayores problemas, a la hora de hablar de un planeta como la Tierra, es que solo es posible dibujar paralelismos en algunos de sus aspectos. A saber, que tenga una masa similar a la de nuestro mundo y que esté en la zona habitable de su estrella. Sin embargo, deja muchas otras cuestiones en el aire. Por ejemplo, no se puede analizar cómo es su atmósfera, si es que la tiene. Algo imprescindible para comprender si realmente nos encontramos ante un planeta que sea similar al nuestro. No solo eso, hay otro factor no menos importante.

Kepler-160: El hogar de un posible planeta como la Tierra
Concepto artístico del exoplaneta rocoso HD 85512 b, una supertierra. Crédito: NASA

La Tierra es habitable no solo por la distancia a la que está del Sol, ni por su tamaño. También, precisamente, por el tipo de estrella en torno al que orbita. Generalmente, los exoplanetas rocosos en zonas habitables, descubiertos hasta ahora, están en torno a enanas rojas, Son estrellas mucho más pequeñas que la nuestra, por lo que los planetas tienen que estar mucho más cerca. Además, son, también, mucho más violentas, por lo que esos planetas tienen que aguantar un constante asalto de llamaradas y tormentas solares.

Por ello, no es descabellado pensar que pudiesen haber perdido sus atmósferas hace mucho tiempo. Además, la inmensa mayoría de estos planetas estarán en rotación síncrona. Mostrarán siempre el mismo hemisferio hacia el astro. El otro estará, siempre, en oscuridad. Igual que la Luna siempre nos muestra su misma cara. Las enanas rojas son, además, mucho más tenues, la mayor parte de la energía que llegue a la superficie de un planeta será en forma de radiación infrarroja. Todos estos son factores que no se pueden pasar por alto.

La importancia del Sol

La Tierra no se ve sometida a esas condiciones. Al contrario, su entorno es mucho más agradable y tranquilo. La mayor parte de la radiación que recibe nuestro planeta es radiación en forma de luz visible. Son diferencias que nos deberían llevar a ser conscientes de que el término planeta similar a la Tierra se aplica, en ocasiones, con bastante ligereza. Basta que el exoplaneta tenga un tamaño similar al de nuestro mundo y que esté en la zona habitable de su estrella. Por eso, el descubrimiento de un posible exoplaneta alrededor de Kepler-160 es de lo más interesante.

En este caso, sí que nos encontramos ante un posible mundo similar al nuestro en muchos más aspectos. Kepler-160 es un viejo conocido. La estrella es una enana amarilla, como el Sol. Tiene el 88% de la masa de nuestra estrella y es un 10% más grande. La temperatura de su superficie es, también, unos 300 grados más baja. Algo que contrasta con los 2000 grados menos (a grandes rasgos) de una enana roja. A su alrededor, ya se habían descubierto dos exoplanetas, Kepler-160 b y c. Ambos planetas mucho más masivos que la Tierra y lejos de la zona habitable.

Ahora, un grupo de investigadores ha revisado los datos del telescopio Kepler, encontrando señales de que podrían quedar planetas por descubrir en este sistema. El tercer posible planeta, Kepler-160 d, sería el responsable de las pequeñas variaciones en el movimiento de Kepler-160 c. Es un posible exoplaneta del que no se ha hablado mucho. En este caso, el realmente interesante recibe la denominación de KOI-456.04. (siendo KOI la abreviatura de Kepler Object of Interest). Se trataría de un exoplaneta con muchas similitudes con la Tierra.

¿Qué sabemos de KOI-456.04?

Se trataria de un exoplaneta con un radio un 90% superior al de la Tierra. Su período orbital sería de 378 días, frente a los 365 días del nuestro. Estaría firmemente en la zona habitable de su estrella. Al ser un astro similar al Sol, la mayor parte de la radiación que alcanza a este posible exoplaneta es en forma de luz visible. Las condiciones en su superficie podrían ser parecidas a las de la Tierra. Si no tuviese una atmósfera muy masiva y tiene un suave efecto invernadero, tendría una temperatura media en superficie en torno a los 5º C.

Recreación artística de Kepler-186f. Crédito: NASA Ames/SETI Institute/JPL-Caltech

Es unos 10 grados menos que la temperatura media de la Tierra, pero suficiente para que pueda tener agua líquida en su superficie. Así que se trata de un mundo intrigante, a pesar de que su radio es más bien grande, en comparación al de otros planetas al que se les ha dado la etiqueta de similares a la Tierra. A pesar de esto, es posible que en realidad no haya nada. Podría tratarse de un simple error de medición, en lugar de un objeto celeste alrededor de esta estrella a 3140 años-luz del Sistema Solar. No se puede descartar.

De hecho, los investigadores calculan que hay un 85% de probabilidades de que KOI-456.04 exista. Para poder obtener el grado de exoplaneta, será necesario llegar al 99% de certeza. Algo que se podría conseguir con algunos de los telescopios terrestres más potentes, captando el tránsito del planeta en el futuro (es decir, cuando pase por delante de su estrella, desde nuestra perspectiva). O, probablemente, sea mucho más sencillo de asegurar cuando entren en funcionamiento los telescopios espaciales de nueva generación, en los próximos años.

Kepler-160 invita a pensar en la definición de planeta similar a la Tierra

Uno de esos telescopios es PLATO, que se lanzará en 2026 y cuyo principal objetivo es, precisamente, descubrir exoplanetas similares a la Tierra en torno a estrellas similares al Sol. Si, una vez esté en funcionamiento, observa la misma región que estudió el telescopio Kepler, podrá determinar si KOI-456.04 realmente existe. Habrá que esperar todavía varios años para saber si realmente es así, pero está claro que estamos ante un descubrimiento más de muchos mundos que podrían ser similares al nuestro. A fin de cuentas, el Sol no es una estrella rara.

Concepto artístico de la superficie de Próxima b. Crédito: ESO/M. Kornmesser

Hay miles de millones de enanas amarillas. Para poder decir que un exoplaneta es similar a la Tierra, parece razonable que haya que acotar bien la definición, y sea necesario incluir al Sol en ese conjunto. Es decir, un planeta rocoso en la zona habitable de una enana roja, como Próxima b alrededor de su estrella, Próxima Centauri, es forzosamente un mundo en unas condiciones muy diferentes al del nuestro, a pesar de que tenga algunos rasgos similares. Es decir, puede que también haya que tener en cuenta en torno a qué estrella se encuentra ese mundo.

Si se trata de una estrella similar al Sol, sabremos que estamos en el buen camino, en cuanto a que, al menos, sabemos que esa es una receta que funciona. ¿Puede que los planetas rocosos en torno a enanas rojas, o enanas naranjas, puedan albergar vida? Hay motivos para pensar que sí, pero para afirmarlo habrá que descubrirlos. Pero la única receta que conocemos, que funcione, es la de la Tierra, Las buenas noticias son que, en los próximos años, con mejor tecnología, habrá muchos más descubrimientos de mundos y estrellas parecidos a los nuestros…

Estudio

El estudio es R. Heller, M. Hippke, J. Freudenthal et al.; «Transit least-squares survey. III. A 1.9 R transit candidate in the habitable zone of Kepler-160 and a nontransiting planet characterized by transit-timing variations». Publicado en la revista Astronomy & Astrophysics el 4 de junio de 2020. Puede consultarse en arXiv.

Referencias: Max Planck Institute, Universe Today