La NASA ha anunciado que el tercer intento de lanzamiento de Artemisa I se producirá, como muy pronto el 27 de septiembre. Si bien, para que se convierta en realidad, necesitan cumplir con dos pasos previos. De otro modo, la fecha de lanzamiento se podría retrasar todavía más…

Los plazos del tercer intento de lanzamiento de Artemisa I

Para que el 27 de septiembre sea una realidad, es necesario cumplir con dos grandes requisitos. Por un lado, los equipos de ingenieros necesitan realizar una prueba de combustible, con éxito, con el cohete SLS. No será una prueba menor, teniendo en cuenta que esto ha sido, precisamente, lo que provocó que el segundo intento terminase siendo aplazado. Esa prueba debería servir, por tanto, para comprobar que el problema está resuelto y que, llegado el día del lanzamiento, la NASA no se encontrará con el mismo problema.

El tercer intento de Artemisa I ya tiene fecha
El SLS en la plataforma de lanzamiento 39B. Crédito: NASA/Ben Smegelsky

Por otro lado, la agencia espacial necesita obtener un permiso para evitar probar, de nuevo, las baterías. Concretamente, se trata de las baterías que se utilizan en el sistema de emergencia de vuelo, que se utiliza para destruir el cohete si se desvía de la ruta designada. Es un sistema que evita, en caso de que algo salga mal, que se pueda convertir en un peligro para zonas pobladas. Este permiso es de vital importancia. Si no se recibiese esa exención, y la NASA tuviese que volver a probar las baterías, habrá que mover el cohete.

Esas pruebas solo se pueden llevar a cabo en el Edificio de Ensamblaje de Vehículos (VAB, por sus siglas en inglés). Es el escenario que todo el mundo quiere evitar, si es posible. Desplazar el cohete de nuevo hasta las instalaciones y, posteriormente, volver a llevarlo a la plataforma de lanzamiento supondría un retraso de varias semanas. Podría suceder, de todos modos, porque no depende de NASA. Además, como ya explicó Bill Nelson, administrador de la NASA, el cohete solo se lanzará si está listo, no van a apresurarse…

Una ventana de lanzamiento más breve

Si, finalmente, el lanzamiento se lleva a cabo el 27 de septiembre, la ventana de lanzamiento tendrá una duración de 70 minutos. Cabe recordar que una ventana de lanzamiento es, simplemente, el tiempo disponible para lanzar una nave y cumplir con los parámetros deseados para una misión. Por ejemplo, una misión a Marte solo se puede lanzar cada dos años (aproximadamente), porque es necesario esperar a la mínima distancia entre ambos planetas. En una misión a la Luna, las oportunidades de lanzamiento son mucho más frecuentes.

En el caso de Artemisa I, lo que influye es, principalmente, la órbita de la cápsula Orión y garantizar que, en el momento de regresar a la Tierra, las condiciones de iluminación sean buenas en el lugar de amerizaje. La ventana de lanzamiento, en este tercer intento de Artemisa I, comenzará a las 11:37 EDT (horario local de Florida). Es decir, a las 17:37 en la Península Ibérica (salvo Portugal), 16:37 en las Islas Canarias, 10:37 en CDMX y 12:37 en Buenos Aires. La ventana terminará, por tanto, a las 12:47 EDT. Si se lanza en esta fecha, la misión terminaría el 5 de noviembre.

Si por algún motivo, el 27 de septiembre, no se pudiese realizar el lanzamiento, la NASA ha solicitado el 2 de octubre como segunda fecha para intentarlo de nuevo. Sería solo unos días antes del lanzamiento de la misión Crew-5, de SpaceX, que llevará a cuatro astronautas a la Estación Espacial Internacional. En el caso del 27 de septiembre, hay que recordar que el lanzamiento se producirá apenas un día después de que la misión DART llegue a su destino. Colisionará con su objetivo en la jornada del 26 de septiembre.

El perfil de la misión Artemisa I

El objetivo de la misión Artemisa I puede resumirse, en esencia, como una puesta a punto. Por un lado, se espera comprobar que el SLS, el nuevo cohete de la NASA, está listo para realizar vuelos tripulados. La cápsula Orión, que se encuentra en lo alto del cohete, será puesta a prueba durante la misión para garantizar que está preparada para albergar una tripulación. Tras el despegue, pasará varios días viajando hasta la Luna. En su máximo acercamiento al satélite, llegará a pasar a unos 100 kilómetros de la superficie.

Concepto artístico del Módulo Lunar acoplado a la Plataforma Orbital Lunar Gateway. Crédito: Lockheed Martin

Uno de los grandes objetivos de la misión está en el regreso al planeta. Una de las grandes novedades en la cápsula Orión es su escudo térmico. Esta pieza es esencial para realizar la reentrada en la atmósfera terrestre. Tiene cinco metros de diámetro y es, por tanto, el escudo térmico más grande que se ha fabricado hasta la fecha. Por lo que también será muy importante ver cómo es su rendimiento y asegurarse de que todo funciona correctamente. Si toda la misión termina bien, habrá que esperar un poco hasta que llegue Artemisa II.

Esa siguiente misión del programa ya será tripulada. Habrá que esperar hasta 2024 y hará un viaje similar al de Artemisa I. No llegará a aterrizar en la superficie de la Luna. Para eso habrá que esperar hasta la llegada de Artemisa III, que por ahora se mantiene programada para 2025. A esto también hay que sumarle los planes de NASA de construir la Plataforma Lunar Orbital. En muchos sentidos, será la sucesora de la Estación Espacial Internacional. Permitirá tener una presencia sostenida en la Luna y trabajar en esa ansiada misión tripulada a Marte

Referencias: Phys