Quizá lo hayas oído o leído en algún lugar. En algún momento de un futuro muy, muy lejano, la Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda chocarán.  Los choques entre galaxias son muy frecuentes en el Universo, y el telescopio Hubble ha sido capaz de captar unas cuantas… Pero, ¿sabemos qué es lo que sucederá?

No sucederá hasta dentro de 4.000 millones de años

La galaxia de Andrómeda. Crédito: Adam Evans

La galaxia de Andrómeda.
Crédito: Adam Evans

Actualmente, la galaxia de Andrómeda se encuentra a 2,5 millones de años luz de la Vía Láctea. Ambas están viajando a una velocidad de 400.000 km/h entre sí. Como la distancia a cubrir es tan sumamente gigantesca, la colisión no tendrá lugar hasta dentro de unos 3.750 o 4.000 millones de años. Para ponerlo en perspectiva (algo que puede ser complicado, porque la escala de tiempo cósmica siempre se nos antoja inimaginable), el Sol todavía estará llegando al final de su fase principal, pero es muy poco probable que quede vida en la Tierra (eso no quiere decir que no haya seres humanos en ese momento, o que no hayamos conseguido habitar otro lugar del Sistema Solar).

Dicho de otro modo, el Sistema Solar sobrevivirá a la Vía Láctea (y a Andrómeda). Es una noción intrigante… la colisión de ambas galaxias dará lugar a una nueva, pero no quedará ningún vestigio de ninguna de las dos. Poco tiempo después (es decir, en los millones de años posteriores) la pequeña galaxia del Triángulo también se unirá a la fusión de la Vía Láctea y Andrómeda (hay simulaciones que indican que es posible que la galaxia del Triángulo sea la primera en unirse).

¿Cómo sabemos que va a suceder?

Vesto Slipher.  Crédito: Usuario "LOBS" de Wikipedia

Vesto Slipher.
Crédito: Usuario «LOBS» de Wikipedia

Las primeras sospechas comenzaron mucho antes de lo que quizá estés imaginando. A principios del siglo pasado, el astrónomo estadounidense Vesto Slipher midió la velocidad radial de la galaxia de Andrómeda. Es decir, midió la velocidad a la que la galaxia se estaba acercando, o alejando, respecto a la Tierra. Lo hizo midiendo la compresión de la luz que llegaba desde la galaxia. Seguro que te suena: la luz de los objetos que se alejan de nosotros se estira, así que muestran un corrimiento al rojo. La luz de los objetos que se acercan se comprime, así que el corrimiento es al azul.

En 1913, Slipher concluyó que la nebulosa de Andrómeda se acercaba a una velocidad de unos 300 kilómetros por segundo. Sí, has leído bien. Nebulosa de Andrómeda. No es una errata. En aquella época, los astrónomos no sabían que no era parte de la Vía Láctea. Fue, precisamente, la conclusión de este astrónomo la que sugirió que era necesario reevaluar ese planteamiento. Así que, ya a principios del siglo pasado, supimos que la galaxia de Andrómeda se acerca a nosotros. Pero durante décadas, los científicos no han tenido forma de saber si ambas galaxias chocarían, o si simplemente se cruzxarían entre sí.

Es más o menos fácil medir la velocidad de objetos distantes y determinar si se acercan o no. Es bastante más complicado saber cuál es su movimiento lateral (algo a lo que los astrónomos llaman movimiento propio). Cuanto más lejos está algo, más difícil es medir su movimiento lateral, porque no deforma la luz de ninguna manera que podamos medir aquí. La única forma de determinar si un objeto tiene movimiento lateral es observando su posición en relación a estrellas fijas. Algo que no se consiguió medir hasta hace sólo tres años.

Como será la colisión

Recreación artística de la Tierra (cuyos océanos habrán desaparecido por completo) cuando la colisión se haya completado. El Sistema Solar estará en las afueras de la nueva galaxia. Crédito: David A. Aguilar, CfA

Recreación artística de la Tierra (cuyos océanos habrán desaparecido por completo) cuando la colisión se haya completado. El Sistema Solar estará en las afueras de la nueva galaxia.
Crédito: David A. Aguilar, CfA

Una vez se inicie, durante los siguientes mil millones de años, ambas galaxias se acercarán y se alejarán entre sí, dejando enormes tentáculos de gas y creando nuevas zonas de nacimiento de estrellas. Como la separación entre estrellas es muy grande, es muy poco probable que la colisión expulse a ninguna (y del mismo modo, es muy poco probable que dos estrellas choquen). Las simulaciones indican que, en la nueva galaxia, el Sistema Solar estará más alejado del centro galáctico, pero nada más.

¿Cómo será la galaxia resultante? Pues lo tenemos bastante claro. Será elíptica, o quizá en forma de disco (no es exactamente lo mismo), con un centro galáctico muy brillante, que, seguramente, dominará el cielo nocturno de nuestro planeta (será la característica más brillante que se podrá observar en el firmamento). Será la primera gran colisión de la Vía Láctea. Aunque no tenemos pruebas demasiado claras, todo hace pensar que en los 13.200 millones de años de vida de nuestra galaxia, ha absorbido multitud de pequeñas galaxias.

Es más, de hecho creemos que ahora mismo la Vía Láctea está absorbiendo varias galaxias enanas, como la Galaxia Enana Elíptica de Sagitario. Son galaxias que tienen unos 500 años-luz de diámetro, es decir, muy poca cosa en comparación a los 100.000 años-luz de diámetro de la Viá Láctea).

En definitiva, aunque el pasado de nuestra galaxia (y por extensión, del universo) es muy interesante porque contiene respuestas a muchas de nuestras preguntas, también es interesante ver qué le depara el futuro. Debajo puedes ver las imágenes que la NASA publicó en su momento para intentar ilustrar cómo se verá la colisión desde nuestro planeta.

Esta serie de imágenes muestra cómo se predice que será la colisión entre ambas galaxias. De izquierda a derecha, y de arriba a abajo. Primera fila: Presente, y dentro de 2.000 millones de años. Segunda fila: Dentro de 3.750 millones de años y dentro de 3.850 millones de años (con un cielo completamente inundado de zonas de nacimiento de estrellas). Tercera fila: En 3.900 millones de años, mientras la formación de estrellas continua. Y en 4.000 millones de años, cuando ambas galaxias comiencen a deformarse. Cuarta fila: En 5.100 millones de años, los núcleos de ambas galaxias parecerán un par de lóbulos brillantes gigantescos. En 7.000 millones de años, las galaxias, ya unidas, dan lugar a una nueva galaxia elíptica, cuyo núcleo brillante domina el cielo nocturno. Crédito: NASA; ESA; Z. Levay y R. van der Marel, STScI; T. Hallas, y A. Mellinger

Esta serie de imágenes muestra cómo se predice que será la colisión entre ambas galaxias. De izquierda a derecha, y de arriba a abajo:
Primera fila
Izquierda: Presente. Derecha: dentro de 2.000 millones de años.
Segunda fila
Izquierda: Dentro de 3.750 millones de años. Derecha: dentro de 3.850 millones de años (con un cielo completamente inundado de zonas de nacimiento de estrellas).
Tercera fila
Izquierda: En 3.900 millones de años, mientras la formación de estrellas continúa. Derecha: En 4.000 millones de años, cuando ambas galaxias comiencen a deformarse.
Cuarta fila
Izquierda: En 5.100 millones de años, los núcleos de ambas galaxias parecerán un par de lóbulos brillantes gigantescos. Derecha: En 7.000 millones de años, las galaxias, ya unidas, dan lugar a una nueva galaxia elíptica, cuyo núcleo brillante domina el cielo nocturno.
Crédito: NASA; ESA; Z. Levay y R. van der Marel, STScI; T. Hallas, y A. Mellinger

Referencia: National Geographic