La NASA ha anunciado la detección de moléculas de agua en la superficie iluminada de la Luna. Es un hallazgo que resulta de lo más interesante, por lo que plantea respecto a nuestra percepción del satélite. Pero, también, porque puede tener un impacto importante en el futuro…

Moléculas de agua en la Luna… no grandes cantidades

Durante mucho tiempo, la imagen que se ha tenido de la Luna, el único satélite natural de la Tierra, es la de un lugar completamente seco. Las muestras recogidas por los astronautas del programa Apolo mostraron una cantidad de agua tremendamente reducida. Hasta el punto de que se creyó que, simplemente, era una contaminación del agua de nuestro planeta. En las últimas décadas, sin embargo, esa percepción ha cambiado, al entender que la Luna tiene mucha más agua de la que se podría haber pensado en un principio.

Detectan moléculas de agua en la Luna
El observatorio estratosférico SOFIA. Crédito: NASA / Jim Ross

Así, se ha descubierto que, en el interior de las rocas lunares, hay agua atrapada. También se ha encontrado hielo mezclado, con pequeños granos de polvo lunar, en las regiones en sombra permanente cerca de los polos del satélite. Pero lo que no está tan claro es cuánta agua puede estar presente en forma de moléculas de agua. Ahora, dos nuevos estudios permiten obtener una respuesta y una idea de cómo se podría utilizar. Hay que aclarar, de todos modos, que cuando se habla de agua, no se habla exclusivamente de H2O.

El agua está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Sin embargo, también se puede llamar agua a las detecciones de hidrógeno (H) e hidroxilo (OH). Tanto el hidrógeno como el hidroxilo podría ser combinado, por los astronautas, para formar agua molecular en la superficie de la Luna. Pero es importante saber en qué estado están presente estos compuestos, porque afectará a su estabilidad, según las condiciones en la Luna, y para determinar cómo extraer ese recurso y hasta qué punto podría ser realmente útil.

La presencia de agua en la Luna es muy interesante en varios sentidos

El descubrimiento puede parecer menor cuando pensamos que se trata de moléculas de agua. Es una proporción realmente pequeña, apenas entre 100 y 412 partes por millón en el cráter Clavius (donde se han llevado a cabo las observaciones). Es decir, de un metro cúbico de suelo lunar, podemos esperar obtener en torno a 35 centilitros de agua. Es una proporción 100 veces inferior a la del desierto del Sáhara. Sin embargo, la distribución de esta agua, y su estado, puede ayudar a responder a algunas preguntas que no son menores.

Por ejemplo, cómo llegó el agua, y otros elementos volátiles, a la región interior del Sistema Solar. ¿Pudo producirse aquí o llegó por asteroides y cometas? En el primer caso, un mecanismo posible, para la formación de agua en la Luna, estaría en el hidrógeno arrastrado por el viento solar, procedente del Sol. Las reacciones químicas, con el oxígeno en el suelo lunar, provocarían la formación de agua. En el segundo caso, el agua llegaría directamente a bordo de los asteroides y cometas que se estrellan en nuestro satélite.

Además, determinar cuál es la abundancia de agua, y su ubicación, será muy útil para la planificación de misiones tripuladas a nuestro satélite. No en vano, hay que recordar que la NASA se encuentra, en estos momentos, trabajando a pleno rendimiento para convertir el programa Artemisa en una realidad. A partir de 2024, si se cumplen los plazos previstos, veremos muchas más misiones a la superficie de la Luna. En 2030, todavía lejano en el tiempo, está ese objetivo, cada vez más asentado, de tener una base lunar de forma permanente.

Las moléculas de agua en la Luna tendrían diferentes usos en una base

El agua de nuestro satélite tendrá multitud de usos. Por un lado, obviamente, como elemento indispensable en el soporte vital. Por otro, puede separarse en hidrógeno y oxígeno para darle diferentes usos. El oxígeno podría utilizarse para las reservas de aire, o en reacciones químicas, en la superficie, para extraer otros materiales útiles del regolito lunar. El agua también podría convertirse en combustible para cohetes, en forma de hidrógeno y oxígeno líquido. Por lo que se convertiría en un lugar muy interesante en una misión a otros destinos.

Concepto artístico de una base lunar. Crédito: ESO

Porque una base, allí, podría actuar como punto de repostaje para las misiones espaciales a otras regiones del Sistema Solar. Su menor gravedad y la ausencia de atmósfera, en este contexto, son toda una ventaja. Hace falta mucho menos combustible para lanzar una nave, en comparación a la Tierra. Por lo que este tipo de descubrimientos, resultan de lo más intrigantes. Por un lado, porque ayudarán a reconstruir la historia del Sistema Solar y responder a algunas de las grandes preguntas que se han planteado a lo largo del tiempo.

Por otro, porque tienen un impacto muy claro en la exploración espacial del futuro. De momento, es solo una detección y muchos planteamientos que irán cobrando forma con el paso del tiempo. Pero, gracias a los datos proporcionados por el observatorio SOFIA, la imagen que tenemos de nuestro satélite está cambiando. En el futuro, los investigadores ya están planteando más observaciones, en otras regiones, para determinar la presencia de moléculas de agua en otras partes de la Luna. Quedan, todavía, muchas cosas por descubrir…

Estudios

Los estudios son:

C. I. Honniball, P. G. Lucey, S. Li et al.; «Molecular water detected on the sunlit Moon by SOFIA» y P. O. Hayne, O. Aharonson y N. Schörghofer; «Micro cold traps on the Moon». Publicados en la revista Nature Astronomy el 26 de octubre de 2020. Pueden ser consultados en este enlace: estudio 1 y en este otro: estudio 2.