Uno de los grandes descubrimientos de 2020 parecía ser la presencia de fosfano en la atmósfera de Venus. Algo sobre lo que se han escrito ríos de tinta y que, sin embargo, podría quedarse en una simple anécdota. Un nuevo estudio pone en duda que realmente se haya detectado fosfano…

A vueltas con el fosfano en Venus

El fosfano, en la Tierra, como se comentó en su momento, está asociada con el deterioro de la materia orgánica. Se puede interpretar como una señal biológica. Sin embargo, en Venus, suponiendo que existiese, podría tener su origen en procesos que no tienen ningún tipo de relación con la vida. Por ello, los investigadores, en aquel estudio, invitaban a explorar el planeta con mucho más detalle, con el objetivo de intentar comprender mejor la dinámica de un mundo que es muy diferente a la Tierra. A fin de entenderlo mejor.

El fosfano detectado en Venus podría no estar ahí
Venus, observado en luz ultravioleta en 1979. Crédito: NSSDC Photo Gallery

Porque hay que recordar que, a diferencia de Marte, Venus no ha sido un planeta que se haya estudiado especialmente a fondo. Hay muchas incógnitas en el aire, sin duda motivadas por las duras condiciones que ofrece. Parecía la excusa perfecta para, en los próximos años, poner la atención en un planeta en el que solo Rusia parece estar realmente interesado. A fin de cuentas, en el horizonte, aunque sin una fecha concreta por ahora, tienen la misión Venera D. La posibilidad de encontrar condiciones habitables en la atmósfera es de lo más intrigante.

No sería un entorno, ni mucho menos, similar al que podemos encontrar en la Tierra. De hecho, los organismos que pudiesen llegar a desarrollarse (suponiendo que realmente fuese así), estarían en condiciones extremas. Había muchas dudas de que, a pesar de la presencia del fosfano, pudiese haber un entorno que permitiese la aparición de microorganismos. El estudio publicado ahora permite tirar por tierra esas suposiciones que se habían hecho, en estas últimas semanas, sobre la posible habitabilidad de la atmósfera de Venus.

Una revisión del estudio original

En el estudio original había dos observaciones independientes de la detección de fosfano. Sin embargo, parece que los datos de una de esas observaciones podrían ser producto de una calibración errónea. Por lo que el análisis podría haber dado una señal muy intensa cuando en realidad no estaba allí. En el nuevo estudio, que ha incluido a miembros del equipo original, se ha seguido analizando ese trabajo. Los investigadores han buscado señales de fosfano en la atmósfera de Venus y, para su sorpresa, no han logrado encontrar nada.

Concepto artístico de VAMP, una nave que podría permanecer en la atmósfera de Venus hasta un año. Crédito: Northrop Grumman

Esto no quiere decir que no haya fosfano. Es posible que esté en capas más profundas y no en las regiones más altas. Pero lo que realmente proyecta una larga sombra de duda, es el nuevo análisis de los datos usados en su momento. En el estudio original, con las observaciones del telescopio James Clerk Maxwell, en Hawái, se tenía una señal intrigante, en la que se podía haber detectado fosfano. Sin embargo, no se podía asegurar, así que los investigadores decidieron recurrir al radiotelescopio ALMA. Allí si pudieron ver esa señal.

Pero los datos suelen estar llenos de ruido. Es decir, es necesario utilizar diferentes herramientas que permitan confirmar que lo que se está observando en los datos es real y no es, simplemente, producto del ruido. No es un proceso sencillo, y parece que en esta ocasión ha salido mal. Porque este equipo ha analizado los mismos datos, con el mismo método, y han observado que es más bien problemático. Porque el método utilizado producía otras señales que parecían reales y que, sin embargo, no existían. En un nuevo análisis, eliminaron todas esas falsas señales…

Si no hay fosfano, ¿Venus es menos interesante?

Con los datos limpios, vieron que no había una señal intensa de fosfano. Es decir, cabe la posibilidad de que el compuesto se encuentre en la atmósfera de Venus, pero ya no hay datos que permitan afirmar con certeza que la detección es válida. Además, los datos de ALMA están siendo procesados de nuevo. El equipo del observatorio ha descubierto un problema en los datos utilizados y están calibrando de nuevo el telescopio. Por lo que no está claro qué efectos tendrá tanto en el estudio original como en los que se hagan en el futuro.

Concepto artístico de Venus y su posible aspecto en el pasado. Crédito: NASA

Sea como fuere, esto nos deja hasta cierto punto en el lugar en el que estábamos. Es decir, sigue haciendo falta llevar a cabo más observaciones de Venus. Es algo que no ha cambiado. A fin de cuentas, estamos hablando de un planeta que no es, ni remotamente, tan conocido como debería. Venus puede contarnos muchas cosas. No en vano, podemos entenderlo como un espejo de lo que será nuestro planeta en unos 1100 millones de años, cuando se evaporen los océanos y se convierta en un lugar inhóspito para la vida.

Tanto si pudiese albergar vida, como si no, en su momento actual, Venus tiene muchas otras cosas que contarnos. Es un planeta que, en principio, debió tener las condiciones necesarias para ser habitable. Sin embargo, su destino fue muy diferente, convirtiéndose en un infierno. Algo similar, pero en dirección opuesta, sucedió con Marte. Su estudio, por tanto, podrá ayudar a entender por qué solo la Tierra se convirtió en el único mundo habitado en el Sistema Solar. Para bien o para mal, queda mucho que descubrir allí…

Estudio

El estudio es I.A.G. Snellen, L. Guzman-Ramirez, M.R. Hogerheijde et al.; «Re-analysis of the 267-GHz ALMA observations of Venus». Publicado en la revista Astronomy & Astrophysics el 21 de octubre de 2020. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: IFLScience