Un grupo de investigadores ha descubierto el agujero negro más cercano a la Tierra. El hallazgo es mucho más interesante de lo que podría parecer. Además, a pesar de que pueda parecer cercano, no supone ningún tipo de peligro para nuestro pequeño rincón en la Vía Láctea…
Un agujero negro en un sistema triple
El agujero negro más cercano a la Tierra está a 1000 años-luz del Sistema Solar. Forma parte de un sistema triple que, curiosamente, puede ser observado a simple vista. Eso sí, no podemos ver (lógicamente) el agujero negro. El hallazgo has sido posible gracias al movimiento que describen las otras dos estrellas que forman parte del sistema. El hallazgo ha sido posible gracias al telescopio MPG/ESO de 2,2 metros del Observatorio Austral Europeo, en Chile. Los investigadores creen que podría ser el primero de muchos de este mismo tipo.
Según explican, es el primer sistema estelar, con un agujero negro, que puede ser observado a simple vista. Se encuentra en la constelación del Telescopio y sus estrellas son visibles desde el hemisferio sur. Se pueden observar sin necesidad de usar ningún instrumento especial. El sistema, conocido como HR 6819, fue estudiado originalmente como parte de un proyecto para estudiar sistemas binarios. Al analizar sus resultados, descubrieron que había un tercer objeto, anteriormente no descubierto, que resultó ser un agujero negro.
Las observaciones indican que una de las dos estrellas orbita alrededor de un objeto, invisible, cada 40 días. La segunda estrella se encuentra mucho más lejos del resto de su sistema. Al tener un período orbital relativamente largo, han sido necesarios, según explican, varios meses para poder confirmar las observaciones. Pero lo más interesante no es tanto cómo se ha producido la detección, si no las características del propio agujero. Es una de las primeras ocasiones en las que se descubre un agujero negro que no está interactuando con su entorno.
Un agujero negro tranquilo
Su presencia, y su masa, se ha podido derivar del comportamiento de la estrella a su alrededor. Aproximadamente, el agujero negro debería tener unas 4 veces la masa del Sol. Algo que indica que nos encontramos ante un agujero negro de masa estelar, producto de la muerte de una estrella que, originalmente, fue mucho más masiva que la nuestra. Hasta la fecha, se han descubierto alrededor de una docena de agujeros negros en la Vía Láctea. Casi todos interactúan de forma notable con su entorno, haciendo que su detección sea mucho más sencilla.
Al interactuar, emiten rayos X, que pueden ser captados sin grandes dificultades. En toda la historia de la Vía Láctea, ha habido multitud de estrellas lo suficientemente masivas como para, al final de sus vidas, colapsar en forma de agujeros negros. El descubrimiento de un agujero negro silencioso en el sistema HR 6819 podría ayudar a entender dónde se ocultan otros en la galaxia. Se calcula que podría haber cientos de millones de agujeros negros, de masa estelar, en la Vía Láctea, y apenas se conocen un pequeño puñado.
Este descubrimiento podrá permitir a los investigadores entender en qué lugares pueden esperar encontrar otros. Creen que podría ser, literalmente, la punta del iceberg. De hecho, apuntan a que este estudio podría servir para otro sistema, llamado LB-1. Podría tratarse, también, de un sistema triple que contiene un agujero negro. Sin embargo, es pronto para saberlo. El sistema de LB1 está más lejos de nuestro planeta, aunque lo suficientemente cerca para poder estudiarlo. Su análisis podría ayudar a entender la formación y evolución de estas estrellas.
Es el agujero negro más cercano a la Tierra… pero no representa ningún peligro
El descubrimiento de sistemas triples con una pareja de estrellas, una distante y otra cercana, también podría ayudar a entender mejor cómo se desarrollan algunas de las colisiones más violentas del universo. En ocasiones, pueden emitir ondas gravitacionales tan potentes como para ser detectadas desde la Tierra. Algunos investigadores creen que estas colisiones pueden suceder en sistemas como HR 6819 o LB-1, con una simple diferencia. La estrella más cercana se ve reemplazada por un agujero negro o una estrella de neutrones.
El objeto más lejano puede afectar, gravitacionalmente, a la pareja más cercana, provocando que se desate la colisión y posterior emisión de ondas gravitacionales. HR 6819 y LB-1 no encajan en este perfil porque solo contienen un agujero negro. Sin embargo, no hay motivo para pensar que no podría haber otros sistemas formados por dos agujeros negros, dos estrellas de neutrones, o un agujero negro y una estrella de neutrones. El hallazgo, por tanto, no solo ayudará a descubrir más agujeros negros tranquilos, también a entender la relación de un sistema triple de objetos.
En cualquier caso, hay que recordar que, a pesar de que podrían existir cientos de millones de agujeros negros en la galaxia, no hay de qué preocuparse. El de HR 6819 es el más cercano conocido hasta la fecha. Aunque hubiese alguno más cercano, no habría por qué alarmarse. Las distancias en el espacio son enormes, y es raro que un agujero negro se adentre en un sistema. Algo que podemos constatar aquí mismo. Lo demuestra el hecho de que nuestro Sistema Solar tiene más de 4500 millones de años… y los que le quedan por delante.
Estudio
El estudio es T. Rivinius, D. Baade, P. Hadrava et al.; «A naked-eye triple system with a nonaccreting black hole in the inner binary». Publicado en la revista Astronomy & Astrophysics el 22 de abril de 2020. Puede ser consultado en este enlace.
Referencias: Phys