SpaceX ha prometido acortar los plazos para que Starship entre en funcionamiento. Algo imprescindible para poder utilizar la versión modificada, HLS Starship, y enviar a los astronautas a la Luna en Artemisa III. Así que la maniobra de Sean Duffy parece haber conseguido el efecto deseado.
SpaceX quiere acortar plazos para que Starship siga adelante
Hace solo unas semanas, Sean Duffy, administrador de NASA, habló de SpaceX y de los retrasos que estaba experimentando con Starship. Así, la compañía ha publicado un anuncio en el que dice que «Starship sigue siendo el camino más rápido para volver a enviar seres humanos a la superficie de la Luna y será una pieza esencial para el objetivo del programa Artemisa de establecer una presencia permanente, sostenible, en la superficie lunar«. Sean Duffy anunció que abriría de nuevo el contrato que se otorgó a SpaceX en 2021 para el sistema de aterrizaje tripulado de Artemisa III.

Esa misión será la primera en regresar a la Luna desde el final del programa Apolo, en 1972. El objetivo de NASA es que Artemisa III se lance en verano de 2027, pero el propio Duffy ha reconocido que esos plazos están comprometidos y, por eso, quería abrir el contrato de nuevo para ofrecer la oportunidad a otras compañías. Blue Origin, de Jeff Bezos, es una alternativa que podría dar servicio a esa misión. Duffy ha insistido en que quería garantizar que el aterrizaje en la Luna, que tendrá lugar en el polo sur, llega antes del final del mandato de Trump.
Así como para ganar lo que se está empezando a llamar la segunda carrera espacial, en esta ocasión con China. El gigante asiático ha anunciado que esperan aterrizar en 2030. Los comentarios de Duffy también han provocado las críticas de Elon Musk, que ha hablado del administrador en funciones en términos muy despectivos. Lo llamó «Sean Dummy» y llegó a decir que «tiene un cociente intelectual de 2 dígitos». El mensaje de la compañía, por suerte, fue mucho más comedido, alabando el programa Artemisa de la NASA y sus objetivos.
Un contrato muy jugoso
La compañía explicaba que «desde que se otorgase el contrato, hemos respondido a los requisitos de la NASA, a medida que cambian para Artemisa III, y hemos compartido ideas sobre cómo simplificar la misión y alinearse con las prioridades nacionales. En respuesta a las últimas peticiones, hemos compartido y estamos evaluando formalmente, una arquitectura de misión y concepto de operaciones simplificados. Creemos que dará como resultado un regreso más rápido al tiempo que mejoramos la seguridad de la tripulación«. El rumbo a seguir parece claro.
El objetivo es seguir construyendo la infraestructura de la Plataforma de Lanzamiento 39-A en el Centro Espacial Kennedy y el Complejo de Lanzamiento Espacial 37 en la Estación de la Fuerza Espacial en Cabo Cañaveral. SpaceX quiere usarlas como sus dos plataformas principales de operaciones cuando Starship salga de la fase de pruebas. Ambos lugares, sin embargo, necesitarán licencias de lanzamiento de la Administración Federal de Aviación. Ambos lugares siguen también en plena evaluación de su impacto medioambiental.
Mientras tanto, SpaceX seguirá con los lanzamientos de prueba de Starship desde Starbase, en Texas. La compañía ha explicado que está avanzando en el desarrollo de Starship en dos vías. Una trabaja en el funcionamiento del cohete de lanzamiento y el sistema de aterrizaje. Una segunda, que busca satisfacer las necesidades de la NASA para aterrizajes tripulados en la Luna. Desde abril de 2023, SpaceX ha llevado a cabo 11 lanzamientos de prueba suborbitales, que han permitido cumplir muchos de los objetivos de la compañía.
Todavía queda mucho desarrollo por delante
Sin embargo, todavía no ha intentado ningún aterrizaje seguro de la segunda fase en el lugar de lanzamiento. SpaceX ha fabricado más de tres docenas de Starships y 600 motores Raptor y habrá más a medida que entren en funcionamiento otras instalaciones. Entre ellas, una de fabricación de Starship en el Centro Espacial Kennedy, que es parte de un proyecto de infraestructura de 1800 millones de dólares. En 2026 se quiere seguir avanzando con la demostración de transferencia de combustible de una nave a otra, porque el aterrizador necesitará repostar varias veces.

La prueba, así como el vuelo de larga duración, deberían llevarse a cabo en 2026. Comenzará, según explican, con un lanzamiento de Starship desde Starbase para pasar un tiempo largo en órbita, recogiendo datos sobre la propulsión del vehículo y el comportamiento térmico durante una misión prolongada. Después, una segunda Starship se lanzará y se encontrará con la primera para demostrar la transferencia de combustible en órbita terrestre. SpaceX ya ha comenzado a fabricar una versión de prueba de la cabina de HLS Starship.
Contará con sistemas funcionales (aviónica, sistemas de alimentación, de tripulación, control medioambiental, soporte vital…) y permitirá poner a prueba los sistemas necesarios para poder realizar una misión tripulada a la Luna. SpaceX, además, presume de que sus contratos con NASA tienen un precio fijo y que la compañía ha financiado un 90% del desarrollo de Starship hasta la fecha. La compañía solo recibirá el pago después de que se completan los diferentes pasos. La pregunta, sin embargo, sigue siendo si serán capaces de acortar estos plazos y cumplirlos…
Referencias: Phys