Hace unos días saltaba a la luz la noticia del descubrimiento de un nuevo planeta enano en el exterior del Sistema Solar. De momento sólo lo conocemos por su designación, 2015 RR245, mientras le buscan un nombre, pero su existencia nos permite hacer lecturas interesantes sobre el exterior de nuestro vecindario cósmico…

La región de los objetos transneptunianos

Concepto artístico de la superficie de Makemake, un planeta enano del Sistema Solar. Crédito: AP Photo/European Southern Observatory/Nature

Concepto artístico de la superficie de Makemake, un planeta enano del Sistema Solar.
Crédito: AP Photo/European Southern Observatory/Nature

El descubrimiento de este planeta enano ha sido realizado por OSSOS (acrónimo de Outer Solar System Origins Survey), una colaboración internacional centrada principalmente en la región del Sistema Solar más allá de Neptuno. El objetivo es probar modelos sobre cómo se desarrolló mediante el estudio de los movimientos de objetos helados, muchos de los cuales pudieron haber sido destruidos o expulsados del Sistema Solar a través de los movimientos de los planetas gigantes en las primeras fases de la formación de objetos.

No ha pasado mucho tiempo desde que tuvimos la oportunidad de observar muy de cerca Plutón. 2015 RR245 tiene un diámetro de 700 kilómetros, así que va a ser un objetivo que recibirá mucha atención en el futuro. Ahora sabemos, gracias a la ayuda de la sonda New Horizons, que estos mundos gélidos distantes son capaces de producir paisajes exóticos y experimentar procesos geológicos inesperados, pero sus órbitas pueden darnos tanta información como sus superficies.

Esta imagen muestra la posible órbita de 2015 RR245 (línea naranja). Es el 18º objeto más grande del Cinturón de Kuiper. Crédito: Alex Parker/OSSOS

Esta imagen muestra la posible órbita de 2015 RR245 (línea naranja). Es el 18º objeto más grande del Cinturón de Kuiper.
Crédito: Alex Parker/OSSOS

Por ejemplo, el perihelio de este nuevo planeta enano tendrá lugar hacia finales de este siglo, aunque todavía nos llevará algún tiempo refinar su órbita. Según la página del proyecto, OSSOS es capaz de definir las órbitas de los objetos transneptunianos (es decir, los que se encuentran más allá de la órbita de Neptuno, en el Cinturón de Kuiper y más allá, y que abreviamos como TNO) en unos 16 meses de observación, que es menos del 1% del tiempo necesario para orbitar el Sol. Con el paso del tiempo, conocemos cada vez más de estos objetos distantes, pero siguen siendo una pequeña parte de una inmensa población de objetos que apenas estamos comenzando a observar y comprender.

En realidad sólo estamos observando y monitorizando los objetos que están relativamente cerca de nuestra estrella y, por tanto, son más fáciles de ver. Este descubrimiento es interesante porque los TNOs son los que nos permiten entender cómo se formaron, y alejaron del Sol, los planetas gigantes. Los objetos de esta región del Sistema Solar nos dejan conocer nuestra historia pero la mayoría de ellos son pequeños y muy tenues.

El inconveniente del descubrimiento

Esta animacíon muestra las imágenes de OSSOS en las que se puede ver a 2015 RR245 en movimiento. Crédito: OSSOS

Esta animacíon muestra las imágenes de OSSOS en las que se puede ver a 2015 RR245 en movimiento.
Crédito: OSSOS

Por extraño que pueda parecer, el hecho de haber encontrado tan pocos TNOs que sean lo suficientemente grandes y brillantes para poder estudiarlos es un inconveniente. A fin de cuentas, estamos hablando de objetos muy pequeños y tenues, tanto que tuvimos que esperar más de sesenta años, desde el descubrimiento de Plutón, para encontrarnos con el segundo objeto del Cinturón de Kuiper (1992 QB1). Los objetos como 2015 RR245 tienen órbitas muy excéntricas, en este caso, su perihelio estaría a unas 34 UA de distancia y su afelio a 120 UA, y son mucho más brillantes cuando se acercan a nuestra estrella.

Pero además, en esta región del espacio no sólo hay objetos del Cinturón de Kuiper, si no también objetos del disco disperso (una región alejada del Sol, que se solapa con el exterior del Cinturón de Kuiper, y que está poblada por algunos objetos que debieron ser expulsados por los planetas gigantes, no tiene nada que ver con la Nube de Oort), e incluso otros más alejados. Esto tiene implicaciones para el hipotético Planeta Nueve, cuya existencia ha sido deducida por la acumulación de pequeños objetos de una manera muy particular.

Algunos tienen sus dudas sobre la existencia de un planeta masivo más allá de la órbita de Neptuno, y la presencia de 2015 RR245 añade argumentos a su favor. También es posible que haya una gran cantidad de objetos con órbitas muy variadas y que sólo estemos viendo una pequeña fracción de ellos. No sería la primera vez que sacamos conclusiones incorrectas por falta de datos, como ya sucedió en el pasado, cuando se llegó a plantear que podía haber extinciones en masa periódicas, en la Tierra, debido al impacto de asteroides, o la teoría de Némesis, una estrella hermana del Sol que sería la encargada de enviar cometas hacia el interior del Sistema Solar cada cierto tiempo.

OSSOS ya ha descubierto más de 500 objetos transneptunianos, de los que 2015 RR245 es el más grande, y el único planeta enano encontrado por el equipo a cargo del proyecto. Lo han hecho con la ayuda de la cámara MegaPrime, instalada en el Telescopio Canada-Francia-Hawaí. A medida que entren en funcionamiento telescopios más grandes como el Large Synoptic Survey Telescope, con la capacidad de analizar todo el cielo visible en sólo unas pocas noches, seremos capaces de formarnos una mejor idea de la distribución actual de estos objetos y, quizá, tengamos la respuesta definitiva sobre la presencia de un planeta masivo en el borde del Sistema Solar…

Referencias: Centauri Dreams