Esta semana, la NASA va a llevar a cabo una simulación muy interesante. ¿Qué deberíamos hacer si un asteroide fuese a chocar con la Tierra? No es un escenario real a día de hoy, pero tarde o temprano lo será. Cualquier preparación será buena para ese momento…

¿Y si un asteroide fuese a chocar en 2027?

Esta semana, en Maryland (Estados Unidos) se celebra la 2019 Planetary Defense Conference. En el marco de este evento, algunos expertos de la NASA han preparado un escenario ficticio. En él, los científicos tendrán que enfrentarse a la posibilidad de que un asteroide fuese a chocar con la Tierra en 2027. Deberán evaluar qué regiones se verían expuestas al impacto de ese hipotético asteroide, así como las medidas a tomar para minimizar los daños que se pudiesen producir. Es decir, descubrir qué hacer si se diese esta situación en la realidad.

Imagen del asteroide Ryugu, tomada por el rover MINERVAII1 B tras separarse de Hayabusa-2. Crédito: JAXA

Porque hay que decir que, a día de hoy, no hay ningún asteroide que vaya a chocar con la Tierra a corto plazo. Ni Apofis (en 2029 o 2036) ni ningún otro. Pero que no haya ningún asteroide en rumbo de colisión no quiere decir que no vaya a chocar nunca. Es cuestión de tiempo que nuestro planeta se enfrente a algún gran impacto. No necesariamente como el que acabó con los dinosaurios, pero sí capaz de crear destrucción a nivel localizado o incluso regional. Por lo que saber cómo reaccionar en ese escenario será muy útil.

A fin de cuentas, si ese impacto se pudiese producir en una zona habitada, se podrían tomar las medidas necesarias. ¿Cómo se llevaría a cabo la evacuación de una región muy poblada? Este tipo de experimentos pueden ser muy útiles para responder a preguntas que, aunque ahora parezcan propias de la ciencia ficción, tarde o temprano se convertirán en una realidad. El objetivo no es otro que, lógicamente, estar preparados de la mejor manera posible para esta situación. Ya hemos tenido algún que otro susto a pequeña escala…

El bólido de Cheliábinsk

El 15 de febrero de 2013, la ciudad rusa de Cheliábinsk se vio sorprendida por la entrada de un pequeño objeto en la atmósfera de nuestro planeta. Se desintegró sobre la ciudad, en la atmósfera. Aunque fue casi inofensivo, por tratarse de un objeto muy pequeño, sus consecuencias se hicieron notar. La explosión del bólido destrozó la mayoría de cristales de la población. Dejó a miles de personas a la intemperie durante el duro invierno siberiano. También dejó a más de mil personas heridas. Si bien, por suerte, no hubo que lamentar víctimas mortales.

Esta fotografía muestra el rastro de humo, del recorrido del meteorito de Cheliábinsk al entrar en la atmósfera. Crédito: Alex Alishevskikh

Es un recordatorio de que, desde el espacio, el peligro también puede acecharnos. En casos como el de Cheliábinsk no hay mucho que se pueda hacer. Se trata de objetos demasiado pequeños como para poder prever con tiempo suficiente que van a afectar a una región concreta de la Tierra. Pero, por otro lado, la ventaja es precisamente su reducido tamaño. Implica que los daños que puede causar son mucho menores. Con un objeto más grande, la destrucción a la que nos enfrentamos se convierte en algo mucho más serio.

Un objeto más grande podría afectar a toda una ciudad y su entorno más cercano. Algo que podría obligar a evacuar a millones de personas, con todo lo que ello conllevaría en todos los sentidos. Este tipo de experimento, trabajando en el escenario de que un asteroide fuese a chocar con la Tierra, es útil no solo desde el punto de vista científico. También permitirá comprender mejor a qué se tienen que enfrentar los equipos de respuesta en caso de emergencia. ¿Qué información necesitan? ¿Cómo se puede hacer que su trabajo sea más sencillo?

Un asteroide ficticio pero con datos disponibles

Lo más interesante, quizá, es que aunque este ejercicio es totalmente ficticio e hipotético, la información no está limitada únicamente a los participantes en la conferencia de Maryland. En esta página, cada día, publicarán nueva información de ese asteroide. Hay que dejar claro que se trata de un ejercicio ficticio. Es decir, no son los datos de un asteroide real. No hay ningún objeto que vaya a chocar con la Tierra en 2027. Pero el tratamiento, para el ejercicio, sí intenta ser realista dentro de lo posible para este experimento.

¿Qué hacer si un asteroide fuese a chocar con la Tierra?
Concepto artístico de un objeto cercano a la Tierra. Crédito: NASA

Así, podemos ver algunos datos de ese posible asteroide que fuese a chocar con la Tierra. Así, su descubrimiento se habría producido el 26 de marzo de 2019, y su denominación sería 2019 PDC (algo que no cuadra con la denominación que se usa en realidad para los asteroides). Desde entonces, las observaciones y los datos van aumentando y, para el inicio de la conferencia, el riesgo de impacto es del 1%. Inicialmente, se plantea como una posibilidad de 1 entre 50 000. A partir de aquí, el resto del experimento se desarrollará durante la propia conferencia.

Lógicamente, la zona de ese posible impacto recorre Estados Unidos y Hawái (así como parte del norte de África). Los participantes en el experimento tendrán que acotar la información del asteroide. Determinar dónde chocará y proponer qué medidas habrá que tomar para mitigar daños. Hoy por hoy, solo se trata de un experimento para saber qué hacer si un asteroide fuese a chocar con la Tierra. Pero un día será un escenario real. Este tipo de iniciativas serán muy positivas para evitar que, cuando pase de verdad, se convierta en una catástrofe…