Un grupo de investigadores plantea que podría haber más mundos habitables en torno a enanas blancas de lo que se ha supuesto hasta el momento. Algo que resulta intrigante porque, aproximadamente, hay unos 10 000 millones de enanas blancas en la Vía Láctea… ¿Y si alguna tuviese un mundo apto para la vida?

Más mundos habitables en enanas blancas… pero sigue siendo algo exótico

En su estudio, los investigadores comparten los resultados de un estudio que compara los climas de exoplanetas en torno a dos tipos diferentes de estrellas. La primera, es una enana blanca hipotética, que ya ha pasado gran parte de su vida y está camino, lentamente, a la muerte estelar. La otra es una estrella real, Kepler-62. Se trata de una estrella de secuencia principal en una fase similar de su evolución que el Sol. Han recurrido a un modelo climático global 3D, que generalmente se utiliza para estudiar el entorno de la Tierra.

Podría haber más mundos habitables en enanas blancas
Concepto artístico de un planeta similar a Júpiter orbitando alrededor de una enana blanca. Crédito: W. M. Keck Observatory/Adam Makarenko

Con su ayuda, han descubierto que el exoplaneta en torno a la enana blanca era mucho más templado que el de Kepler-62, pese a una distribución de energía estelar análoga. «Aunque las enanas blancas todavía pueden emitir calor de actividad residual nuclear en sus capas externas, ya no tienen fusión nuclear en sus núcleos. Por eso, no se ha dado mucha consideración a la capacidad de estas estrellas para albergar exoplanetas habitables«, explica Aomawa Shields, autor principal del estudio. Además, añade que los planetas en sí también son llamativos.

«Nuestros modelos por ordenador sugieren que, si hay planetas rocosos en sus órbitas, podrían tener más superficie habitable de lo que se pensaba hasta ahora». Shields explica que una diferencia clave en los sistemas que ha estudiado su equipo fue las características de la rotación de los planetas. La zona habitable de la enana blanca (es decir, la región en la que un exoplaneta podría tener agua líquida en su superficie, entre otras características) está mucho más cerca que en otras estrellas como Kepler-62. Esto da como resultado una rotación mucho más rápida.

Exoplanetas que rotan mucho más rápido de lo habitual

Por lo que nos encontramos con un período de rotación de 10 horas para el exoplaneta de la enana blanca, mientras que el exoplaneta de Kepler-62 tiene un período de rotación de 155 días. Ambos exoplanetas, a pesar de ello, estarían en órbita síncrona. El mismo hemisferio apuntaría siempre a la estrella. Así que habría un hemisferio en oscuridad perpetua y otro iluminado constantemente. La rotación ultrarrápida del planeta, en torno a la enana blanca, tiene como consecuencia estirar la circulación de nubes en su atmósfera.

En el exoplaneta de Kepler-62, con un período orbital mucho más lento, en su lugar tendrá una gran masa de nubes (de agua líquida) en el hemisferio diurno. «Esperamos que la rotación síncrona de un exoplaneta en la zona habitable de una estrella normal, como Kepler-62, cree más cobertura de nubes en el hemisferio diurno, reflejando la radiación de la estrella de vuelta al espacio», explica Shields, que añade «es algo positivo para los planetas que están cerca del borde interior de la zona habitable de su estrella», donde ese enfriamiento es bueno.

Porque evita que se pierdan sus océanos debido a un efecto invernadero desbocado. «Para un planeta que orbite justo en medio de la zona habitable, no serían buenas noticias. El planeta orbitando Kepler-62 tiene tanta cobertura de nubes que se enfría demasiado, sacrificando en el proceso parte de la valiosa superficie habitable. Por otro lado, el planeta que orbita en torno a la enana blanca rota tan rápido que nunca llega a acumular una capa de nubes grande en su hemisferio diurno. Por lo que retiene más calor y eso funciona en favor de este exoplaneta».

Los mundos habitables en torno a enanas blancas pueden merecer más estudio

«Menos líquido en el hemisferio diurno y un efecto invernadero más robusto en el nocturno crea condiciones más templadas en el planeta en torno a la enana blanca, en comparación al planeta en torno a Kepler-62». Los resultados sugieren que el entorno de una enana blanca, algo que hasta ahora se pensaba que era inhóspito, podría presentar nuevas oportunidades para los investigadores en el campo de la astrobiología. La llegada de nuevos telescopios, capaces de comenzar a evaluar atmósferas de exoplanetas, será un empujón importante.

Concepto artístico de GJ 1132b. El exoplaneta se encuentra a 39 años-luz de la Tierra. Crédito: cfa.harvard.edu

El telescopio James Webb es una de esas herramientas. Permitirá que entremos en una nueva fase, en la que la atención se centrará en el estudio de una nueva clase de mundos alrededor de estrellas que hasta ahora no habían sido tenidas en cuenta. En cualquier caso, hay que recordar que el foco principal de la búsqueda de vida en otros lugares de la galaxia está centrado en estrellas que sean similares al Sol y, por supuesto, las enanas rojas (son, aproximadamente, el 75% de las estrellas que están en secuencia principal en la galaxia).

Sin embargo, este tipo de estudios, que pintan un panorama más positivo en cuanto a las enanas blancas y la posible habitabilidad de los planetas en su entorno. Todavía hay muchas cuestiones por resolver como, por ejemplo, qué mecanismo permitiría que un planeta sobreviva a la muerte de su estrella y luego migre hasta una órbita que lo coloque en la zona habitable. Así como si, una vez llegado a ese punto, sería posible que la vida apareciese en un planeta de estas características (ya que antes hubiera estado fuera de la zona habitable).

Estudio

El estudio es A. Shields, E. Wolf, E. Agol et al.; «Increased Surface Temperatures of Habitable White Dwarf Worlds Relative to Main-sequence Exoplanets». Publicado en la revista The Astrophysical Journal el 16 de enero de 2025, puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys