Es posible que Venus sea un infierno, en el presente, gracias al impacto de sus propios volcanes. Al menos hasta cierto punto. Es lo que se plantea en un nuevo estudio que, además, plantea que lo mismo pudo estar a punto de suceder en la Tierra, aunque nuestro planeta siguió otro camino…

Los volcanes de Venus y su efecto invernadero desbocado

En ocasiones, se ha planteado que Venus podría ser un lugar infernal, simplemente, por el aumento del brillo del Sol con el paso del tiempo. Sin embargo, un estudio apunta a que puede que sus volcanes fuesen causantes del efecto invernadero desbocado al que se ve sujeto el planeta. No solo eso, ese mismo nivel de vulcanismo pudo provocar un desenlace muy similar en nuestro planeta. Aquí, es posible saber cuántos episodios, de gran vulcanismo, han tenido lugar. También cuál fue el impacto que tuvieron esos episodios en el conjunto del planeta.

Los volcanes de Venus pudieron provocar su presente
Traps del Decán, en India, al este de Bombay forman una gran provincia ígnea. Crédito: Wikimedia Commons/Nicholas

Es algo que se puede determinar al estudiar la frecuencia de grandes provincias ígneas. Se trata de gigantescos depósitos de rocas, de origen magmático, repartidas por todo el planeta. La única forma de crear una de estas provincias es abrir la corteza de la Tierra. Es algo que puede suceder cuando las placas tectónicas se separan. O cuando se eleva una columna de material desde el manto hasta la superficie. Durante la formación de una provincia ígnea, se liberan enormes cantidades de gases de efecto invernadero, alterando el clima del planeta de manera dramática.

La formación de una única gran provincia ígnea dura unos cinco millones de años. Su impacto en el clima es devastador. De hecho, se las ha relacionado con extinciones masivas con más frecuencia que los impactos de cometas o asteroides contra la Tierra. El inconveniente es que el registro de grandes provincias ígneas de la Tierra está incompleto. Es una consecuencia de vivir en un planeta geológicamente activo. Sus procesos geológicos renuevan la superficie constantemente. La superficie presente de la Tierra tiene unos 500 millones de años.

El papel de las grandes provincias ígneas

A pesar de ello, algunos geólogos han logrado descubrir los restos de provincias ígneas ocultos en la corteza del planeta. Según un nuevo estudio, las grandes provincias ígneas parecen surgir de manera aleatoria. No hay una causa conocida que pueda provocar la formación de varias provincias a la vez. Además, parece razonable suponer que la formación de una provincia ígnea no altera el clima de la Tierra de forma permanente. A fin de cuentas, nuestro planeta ha pasado por la formación de varias grandes provincias ígneas, pero el clima es estable.

Esto no quiere decir, sin embargo, que la formación de una única gran provincia ígnea pueda dañar el clima. Puede provocar un aumento drástico de la temperatura a través del efecto invernadero. La formación de algunas de esas provincias coincide con otras por pura casualidad. Con el registro geológico, los investigadores han descubierto que es posible que se den varios episodios de formación de provincias ígneas a la vez. Muchos pueden ocurrir con un millón de años de diferencia entre sí. Mucho menos de lo que dura el efecto de cada una.

¿Esto a dónde nos lleva? La formación de varias provincias ígneas, de manera simultánea, puede tener un efecto devastador en un planeta. Si se activan demasiadas a la vez, se liberará una enorme cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Esto puede provocar, a su vez, un efecto invernadero desbocado. Si la atmósfera atrapa mucho calor, los océanos comienzan a evaporarse. Esto solo empeora las cosas. Con más agua en la atmósfera, se atrapa todavía más calor, calentando los océanos todavía más…

El impacto de los volcanes de Venus

El ciclo se alimenta a sí mismo y, finalmente, se termina produciendo la muerte térmica de lo que era un mundo templado. Venus sufrió, en esencia, lo que se ha descrito en estas palabras. La Tierra no compartió ese destino, pero, según se dice en el estudio, fue por muy poco. Si se hubiesen formado muchas provincias ígneas a la vez, el clima del planeta podría haberse desbocado, igual que sucedió en Venus. El planteamiento, para el segundo planeta más cercano al Sol, no es ni mucho menos descabellado. Hay señales de volcanes extintos en Venus.

Recreación artística de la superficie de Venus. Crédito: ESA

En realidad, no se sabe, exactamente, cuántos pudo tener el planeta. Las placas tectónicas y la meteorización han borrado las huellas de algunos de los volcanes que hayan existido en la historia de Venus. Pero, lo que plantea el estudio es que Venus pudo pasar por un episodio de formación de grandes provincias ígneas. En su caso, sí que se formaron demasiadas. Por lo que esos volcanes serían los responsables de desencadenar el efecto invernadero desbocado. Es decir, fue el propio planeta el que pudo dejar de ser un mundo similar a la Tierra…

El próximo paso, según cuentan los investigadores, es intentar entender cuál es la cantidad de grandes provincias ígneas que resulta excesiva. Al haber un mayor interés en Venus, en los próximos años, con misiones como Veritas o DAVINCI+, podemos esperar tener mucha más información sobre el planeta. Será posible entender mejor su historia y su vulcanismo. Con más piezas en el rompecabezas, será posible desvelar la historia de un planeta que, en algún momento, era parecido a la Tierra, pero terminó convirtiéndose en un lugar infernal…

Estudio

El estudio es M. Way, R. Ernst y J. Scargle; «Large-scale Volcanism and the Heat Death of Terrestrial Worlds». Publicado en la revista The Planetary Science Journal el 26 de abril de 2022. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Universe Today