El impacto de un asteroide simulado puede ser una gran lección. Por mucho que se trate de algo completamente ficticio, el escenario planteado en la Conferencia de Defensa Planetaria de 2021 es muy útil. Un ejercicio para entender cómo habría que actuar si se produjese un impacto…
El impacto de un asteroide simulado en Europa
En esta ocasión, la Conferencia de Defensa Planetaria de 2021 (PDC, por sus siglas en inglés) ha planteado el impacto de un asteroide simulado que arrasaba con una región de 100 kilómetros entre las fronteras de República Checa y Alemania. De todos los desastres naturales que podamos pensar, el impacto de un asteroide es el más curioso. No sucede con una frecuencia particularmente alta, en comparación a fenómenos como inundaciones o incendios. Sin embargo, son mucho más destructivos, pudiendo afectar a todo el planeta.
Al mismo tiempo, el impacto de un asteroide es fácilmente predecible. Es un desastre natural para el que existe mucho tiempo de preparación, siempre que tengamos aviso del posible impacto. La tecnología, en teoría, ya está en un punto en el que permite pensar en cómo evitar las consecuencias. En las últimas décadas, el campo de la defensa planetaria ha avanzado enormemente. Ahora disponemos de telescopios capaces de detectar asteroides potencialmente peligrosos, y los más grandes ya han sido detectados en los últimos tiempos.
En 2021, incluso, se va a lanzar una misión, DART, que pondrá a prueba el desvío de asteroides. Así que, en cuanto a asteroides grandes, no hay de qué preocuparse. Están todos descubiertos y ninguno supone una amenaza para la Tierra en las próximas décadas y siglos. El problema está en los asteroides más pequeños. No son tan evidentes como el que acabó con los dinosaurios, pero pueden causar daños muy contundentes. De ahí que, cada cierto tiempo, se realice este ejercicio para enfrentarse al impacto de un asteroide simulado.
La cadena de sucesos del impacto ficticio
El escenario planteado en la Conferencia de Defensa Planetaria de este año es el siguiente: el 9 de abril, el asteroide habría sido descubierto por el telescopio Pan-STARRS durante un análisis del entorno de la Tierra. A diferencia de lo que sucede habitualmente, no solo sí existiría una posibilidad de impacto con la Tierra, sino que, además, se produciría en tan solo unos 6 meses. Sin embargo, el tamaño del asteroide podría encontrarse entre los 35 y los 700 metros de diámetro. El tamaño sería muy difícil de precisar.
En las jornadas posteriores del ejercicio, las diferentes organizaciones, que, en el caso de un posible impacto real, encargadas de detectar, monitorizar y determinar las características de asteroides peligrosos, publicaron diferentes datos sobre la probabilidad de impacto del asteroide simulado. Paralelamente, se empezaron a considerar las opciones para evitar el impacto. Pero, el poco tiempo y la incertidumbre sobre su tamaño eran un problema. En el tercer día del ejercicio, el escenario avanza hasta el 30 de junio, cuatro meses antes del impacto.
En ese momento, se determina que, en este impacto simulado, no hay tiempo suficiente para poder enviar una misión con el objetivo de desviar o destruir el asteroide (al que le dieron la denominación 2021 PDC, que no sigue la denominación de los asteroides que sí existen). Este tipo de escenario, con muy poco margen de reacción, presenta muchas dificultades para la prevención desde el espacio. Los asteroides no surgen de la nada. Como el resto de objetos del Sistema Solar, describen órbitas alrededor del Sol.
Es decir, se pueden detectar y calcular sus órbitas con mucha precisión. En este escenario en particular, sin embargo, hubiese hecho falta que un observatorio del tipo Vera Rubin, o NEOSM, estuviese en funcionamiento ya en 2014. En ese caso, ese asteroide simulado en este ejercicio, hubiera sido descubierto mucho antes. Con siete años de antelación, existirían muchas opciones diferentes para enfrentarse al posible impacto. Se podría haber llevado a cabo una misión de reconocimiento para analizar mejor el asteroide y decidir qué hacer.
La importancia de los telescopios
Los telescopios, y las observaciones del firmamento, como Pan-STARRS o el análisis Catalina, entre otros, están descubriendo multitud de objetos cercanos a la Tierra. A ellos se sumarán otros telescopios en el futuro, en diferentes lugares del mundo. Serán esenciales para que sea más sencillo descubrir asteroides, especialmente los más pequeños, con la antelación suficiente para poder tomar medidas. Este año, la conferencia sucedió completamente de forma virtual debido a la pandemia. Un recordatorio de que las catástrofes suceden.
En este caso, en el cuarto día de la conferencia, se habló de las lecciones aprendidas de desastres, en este caso sí, reales, tales como huracanes, inundaciones, terremotos o, por supuesto, la propia pandemia. Se destacó la importancia de contar con tecnología y medios de investigación suficientes, preparar a las autoridades locales, con escenarios de ejercicio realistas, entender cómo proteger a la sociedad y proporcionar directrices claras y transparentes al público. En estos casos, como siempre, lo importante no es el asteroide simulado.
Es lo que se aprende por el camino. En este caso, que es necesario detectar los asteroides con la máxima antelación posible, para lo que hace falta tecnología cada vez mejor. También es imprescindible disponer de planes de acción y que la sociedad esté bien concienciada sobre los riesgos. Además, han resaltado que es especialmente importante la capacidad de actuar rápidamente, y de planificar a largo plazo. Aunque el impacto de un asteroide sea poco probable, en una escala de tiempo larga, es inevitable y terminará sucediendo. Así que habrá que estar preparados…
Referencias: Phys