Los satélites Starlink, de la compañía SpaceX, siguen siendo demasiado brillantes. Algo que supone un problema para los observatorios que están por entrar en funcionamiento, así como para la observación del firmamento, al aumentar la contaminación lumínica…

Los satélites Starlink todavía son demasiado brillantes

En mayo de 2019, SpaceX lanzaba sus primeros satélites de la constelación Starlink. Desde entonces, con un ritmo muy elevado, la compañía ya ha puesto en órbita 2900 satélites. De ellos, algo menos de 2300 siguen en funcionamiento en la órbita de la Tierra. El objetivo de Elon Musk y SpaceX no ha variado en estos últimos tiempos. Cuentan con la aprobación para desplegar 12 000 satélites en la órbita baja de nuestro planeta. Han pedido que esa cifra se pueda ampliar y añadir otros 30 000 satélites en los próximos años. Algo que afectaría al firmamento.

Los satélites Starlink son demasiado brillantes
Hilera de satélites Starlink, observada desde los Países Bajos. Crédito: Marco Langbroek/SatTrackBlog

Starlink ya está demostrando que es muy útil. Permite, por ejemplo, que se pueda acceder a Internet a pesar de la situación tan difícil por la que está pasando Ucrania. Sin embargo, el despliegue de estos satélites tiene un impacto directo que afecta a todo el mundo. Es posible ver, todavía, las ristras de satélites que recorren el firmamento cada noche. Si bien es cierto que desde grandes ciudades resulta más complicado de observar que antes. Esto es un problema para la astronomía profesional y los observatorios que entrarán en funcionamiento próximamente.

Tomemos el ejemplo del observatorio Vera C. Rubin, que tiene como propósito realizar una campaña de observación de todo el firmamento. La intención es llegar a objetos con una magnitud aparente de 22. Son tremendamente tenues. En un artículo publicado recientemente en la revista Nature, se habla del telescopio Zwicky Transient Facility (ZTF) en el observatorio de Palomar (Estados Unidos). Aproximadamente, el telescopio capta trenes de satélites Starlink en el 18% de las imágenes que toma del espacio profundo.

La necesidad de tener satélites más oscuros

La Unión Astronómica Internacional ha pedido, recientemente, que los satélites Starlink en operación tengan un brillo inferior a la magnitud 7. SpaceX ha intentado conseguir este objetivo con medidas que han resultado más o menos exitosas. Desde pintar los satélites de negro a añadir visores, pegatinas e incluso colocarlos en el ángulo de menor reflejo posible durante los crepúsculos. La inclusión de VisorSat permitió reducir la magnitud de Starlink un punto. Sin embargo, se ha dejado de utilizar en los satélites de nueva generación.

El motivo es que ese visor interfiere con el sistema de comunicaciones, por medio de láser, entre satélites, que incorporan esas nuevas generaciones. La contaminación lumínica no es un problema nuevo, ni mucho menos. Pero es preocupante porque nos lleva a escenarios poco alentadores. A pesar de los esfuerzo de SpaceX, los trenes de satélites siguen siendo visibles, especialmente poco después de que sean desplegados, antes de que se muevan a mayores alturas. Además, esta es solo una de las constelaciones anunciadas.

Hay otras en camino o siendo desplegadas, como es el caso de OneWeb. En un futuro no muy lejano, podríamos tener hasta 65 000 satélites en la órbita de la Tierra. El escenario es preocupante, porque podríamos encontrarnos con un panorama en el que habría más puntos de luz artificiales que estrellas en el firmamento. Si bien es cierto que, por ahora, estamos lejos de llegar a esa situación. OneWeb quería tener su constelación terminada en 2022, pero se ha retrasado por la invasión de Ucrania. Se lanzarán tarde o temprano…

¿Y la publicidad en el espacio?

En algún momento de los próximos meses, se espera que Amazon también comience el despliegue de Kuiper, su propia red de satélites de comunicaciones. No solo eso, desde hace tiempo, hay compañías que han fantaseado con poder colocar sus propios anuncios en el espacio. De momento eso no ha sucedido, pero sí hemos visto iniciativas privadas para desplegar objetos tremendamente brillantes en el firmamento. Aunque siempre se ha planteado desde un punto de vista artístico, no deja de ser otra fuente de contaminación lumínica.

Cielo nocturno sobre el Observatorio Paranal, en 2007. Crédito: ESO/Y. Beletsky

Lo más preocupante es que, por ahora, no hay una regulación en cuanto al brillo que pueden tener los satélites. La Unión Astronómica Internacional, y otras organizaciones astronómicas, están presionando a las Naciones Unidas para que reconozca el problema. Quizá en un futuro no muy lejano haya un requisito a cumplir en cuanto a brillo, pero por ahora no parece que vaya a suceder. Al mismo tiempo, es innegable que la llegada de estos satélites también supone un salto en la calidad de vida de muchas personas a lo largo y ancho de todo el mundo.

De repente, es posible acceder a Internet incluso desde los lugares más remotos. A pesar de eso, es preocupante el ritmo al que se retiran los satélites Starlink. Ya han reentrado 218 satélites. La mayoría pertenecen al grupo 4-7, que se vieron afectados por una tormenta solar poco después de que se lanzasen, en febrero de 2022. En lo que va de año, la compañía ha realizado 21 lanzamientos de la constelación. No van a detenerse, ni mucho menos. En los próximos meses se seguirán produciendo lanzamientos de satélites Starlink… y seguirán siendo demasiado brillantes.

Referencias: Universe Today, Nature