La NASA quiere reducir el coste de lanzar el cohete SLS, un componente esencial del Programa Artemisa. Es un movimiento que se produce en el marco de otros cambios. El objetivo es no solo reducir el precio de cada lanzamiento, también realizar más lanzamientos de los previstos…

La NASA quiere reducir el coste del SLS… pero el cohete todavía no ha volado

Lo más irónico es que todos estos movimientos se producen cuando la agencia espacial estadounidense todavía no ha puesto en marcha su nuevo cohete. Artemisa I, que integrará el SLS y la cápsula Orión, se desplegará el 18 de agosto en la Plataforma de Lanzamiento 39-B. La fecha de lanzamiento planeada, en estos momentos, es el próximo 29 de agosto (si bien podría retrasarse). Este vuelo será no tripulado y enviará a la cápsula Orión en una misión que podría durar hasta 42 días. Orbitará varias veces alrededor de la Luna.

La NASA quiere reducir el coste del cohete SLS
Concepto artístico de una cápsula Orión acercándose a la estación espacial Lunar Gateway. Crédito: NASA

El principal objetivo de esta misión es dar luz verde a la capacidad de la cápsula Orión para albergar tripulaciones en el futuro. Entre las pruebas se incluye la del escudo térmico, comprobando que puede soportar la reentrada en la Tierra. La cápsula regresará a nuestro planeta más rápido (y a más temperatura) que ninguna otra nave. Según explicaba Bill Nelson, se adentrará en la atmósfera a 32 veces la velocidad del sonido. Si todo esto sale bien, desde NASA comenzarán a preparar la misión Artemisa II, que no se lanzará antes de 2024.

En esa misión, ya tripulada, se orbitará de nuevo en torno a la Luna, pero no se llegará a aterrizar. Para ello habrá que esperar a Artemisa III, que tendrá lugar, como pronto, en 2025. Será la primera misión que envíe, de nuevo, seres humanos al satélite. Entre ellos viajará la primera mujer. Será la primera misión que tenga lugar en la superficie lunar desde Apolo 17, que terminó en 1972. El hardware del cohete SLS y la cápsula Orión, de esas tres primeras misiones, ya está concluido o en pleno proceso de fabricación. Pero quedan cosas por hacer.

Un coste desorbitado

En noviembre de 2021, se estimó que, para 2025, el programa Artemisa habrá superado los 93 000 millones de dólares de gasto. Eso incluye los años de retrasos en la producción del cohete SLS por parte de Boeing, así como de Lockheed Martin (en menor medida). Cuando se anunció originalmente, en 2012, el objetivo era que el primer lanzamiento tuviese lugar en 2016 y se calculaba que cada uno costaría medio millón de dólares. Ahora, el coste de cada lanzamiento se estima en 4100 millones de dólares para las cuatro primeras misiones. De esa cifra, 2200 millones corresponden a los cohetes SLS.

Otros costes de desarrollo, para cosas como el lanzador móvil, o los nuevos trajes espaciales, entran dentro de esos 93 000 millones de dólares. El aumento del coste se resume, principalmente, en un contrato de servicio que favorece más a las empresas contratadas que a la propia NASA. Por eso, la agencia espacial ha anunciado que cambiará a un nuevo modelo de contrato para el cohete SLS y los lanzamientos que tengan lugar a partir de Artemisa V. No se espera que ese vuelo se produzca antes de 2027. Entre los grandes objetivos, está el de la eficiencia.

Originalmente, el plan del programa Artemisa era realizar un lanzamiento cada año, tras la misión Artemisa III. El congreso de EE. UU. ha indicado a NASA que, de ahora en adelante, el objetivo es como mínimo un lanzamiento al año, pero la cifra deseada es dos lanzamientos tan pronto como sea posible. Por otro lado, también se busca mantener la atención en Marte, sin olvidar el establecer una presencia permanente en la Luna. Tanto es así, que se deberá crear un programa específico para establecer la transición de la Luna a Marte.

Más lanzamientos del cohete SLS implica un mayor coste para poder sostenerlos

Ese programa deberá ser presentado en los 120 días posteriores a la aprobación de la nueva directiva del Congreso. Para conseguir dos lanzamientos al año, habrá que invertir más dinero en la construcción de una segunda plataforma de lanzamiento móvil. Estará en el Centro Espacial Kennedy y deberá tener la capacidad de albergar un cohete SLS más grande, con una segunda fase mayor, que se utilizará para llevar la cápsula Orión y cargamentos mayores. Algo que se espera que suceda a partir de la misión Artemisa IV.

El SLS (fondo derecha) y el cohete Falcon 9 de SpaceX en el Centro Espacial Kennedy. Crédito: NASA/Joel Kowsky

El despliegue de esos nuevos cohetes entraría ya dentro del nuevo contrato que plantea la NASA. Este contrato se otorgaría únicamente a Deep Space Transport LLC. En realidad, es una firma que incorpora a Boeing y sus colaboradores, así como a Northrop Grumman. Todos ellos son los responsables del ensamblaje del cohete. El nuevo contrato no busca reducir el coste del cohete SLS por medio de la competencia. Simplemente modifica los contratos ya existentes y simplifica el proceso. Este contrato no entrará en vigor, en principio, hasta 2023.

Una vez lo haga, deberá proporcionar servicio para diez lanzamientos del programa Artemisa, a partir de Artemisa V. Así como diez lanzamientos de otras misiones de la NASA. Esto implicaría, si todo se desarrolla según lo previsto, que el coste de los lanzamientos de esos futuros cohetes se reduzca a entre 1000 y 1500 millones de dólares. Aunque estaría por encima de aquella previsión inicial de 500 000 dólares, supone un ahorro importante. También esperan que el cohete esté disponible para otros clientes que puedan necesitar su potencia.

Referencias: Phys