Un nuevo estudio plantea que el cinturón de asteroides está en un proceso muy lento de desaparición. Es muy lento, y no lo vamos a percibir en la escala de una vida humana. Pero lleva desarrollándose tanto tiempo que permite entender también cómo era el cinturón en el pasado y cómo ha cambiado…
La desaparición del cinturón de asteroides es lenta pero inexorable
El cinturón de asteroides está entre las órbitas de Marte y Júpiter. Es una enorme amalgama de rocas que, se ha planteado, podrían ser los restos de un planeta que nunca se llegó a formar. Cuando se formó el Sistema Solar, hace 4600 millones de años, el material en esta región debería haber dado lugar a la formación de un planeta. Sin embargo, la influencia gravitacional de Júpiter impidió que sucediese. Su influencia agitó la región de tal manera que las colisiones eran destructoras en lugar de constructoras. Hoy en día solo queda una pequeña parte.

Aproximadamente, solo alrededor del 3% de la masa de la Luna, disperso en una región de millones de kilómetros. Pero la influencia de Júpiter no terminó ahí. Las resonancias gravitacionales, lugares en el espacio donde los periodos orbitales de los asteroides crean interacciones regulares con Júpiter, Saturno e incluso Marte. Esto provoca que se desestabilicen las órbitas de los asteroides. El proceso expulsa fragmentos hacia el sistema solar interior, donde se encuentra la Tierra, o hacia el exterior, en dirección a la órbita de Júpiter.
Los fragmentos de asteroides que no logran escapar son pulverizados en colisiones constantes, convirtiéndose en algo que se conoce como polvo meteórico. Ahora, un equipo de astrónomos ha calculado con precisión la velocidad a la que progresa este agotamiento del material del cinturón de asteroides y, por tanto, su desaparición. En su estudio, explican que el cinturón de asteroides está perdiendo alrededor del 0,0088% de la fracción (del total) que sigue implicado en colisiones activas. Puede parecer un número pequeño, pero es una cuestión de perspectiva.
¿Cómo fue su pasado?
Si pensamos en el contexto de la escala de la vida del Sistema Solar, ese flujo sí es importante. Porque hablamos de mucho tiempo y de un impacto en la evolución del Sistema Solar. Lo que hace interesante este resultado es ver cómo se reparte esa masa perdida entre diferentes destinos. Alrededor del 20% escapa en forma de asteroides y meteoroides que ocasionalmente cruzan la órbita de la Tierra. Algunos de esos fragmentos, a veces, realizan entradas espectaculares en nuestra atmósfera en forma de meteoros. El 80% restante se pulveriza mediante colisiones mutuas en polvo meteórico.
Ese polvo alimenta el tenue resplandor del polvo zodiacal, que podemos ver en el firmamento tras la puesta de Sol o antes del amanecer. Los asteroides más conocidos, como Vesta y Palas (y el planeta enano Ceres), no han formado parte del estudio porque, explican los investigadores, han sobrevivido lo suficiente como para no participar en este proceso de agotamiento. Entender la pérdida de masa del cinturón de asteroides es importante. Tiene una implicación directa en la evolución de nuestro planeta y en lo que ha sucedido a lo largo de su historia.
Los objetos que escapan del cinturón no desaparecen en el espacio. Algunos se adentrarán en el sistema solar interior, donde se convertirán en posibles impactadores (en el caso de la Tierra, siempre que sean lo suficientemente grandes como para llegar hasta la superficie). La investigación sugiere que, si la tasa actual de pérdida de masa se extrapola hacia atrás en el tiempo, el cinturón de asteroides pudo haber sido alrededor de un 50% más masivo hace unos 3500 millones de años. En aquel entonces, su tasa de pérdida era el doble de alta.
La desaparición del cinturón de asteroides no será completa
Esto es interesante porque se relaciona muy bien con las evidencias geológicas de la Luna y la Tierra. Se ha observado que existe una disminución en la tasa de impactos a lo largo de los últimos miles de millones de años. A menudo se considera al cinturón de asteroides como una región perpetua del Sistema Solar, pero esta investigación desvela que es una región dinámica que ha ido perdiendo material a lo largo de miles de millones de años. Las capas de esférulas vítreas halladas en los estratos rocosos de la Tierra revelan un pasado más violento.

Un pasado en el que un cinturón de asteroides, que era más masivo, enviaba muchos más fragmentos de roca en la dirección de nuestro planeta. En el presente, ese bombardeo se ha reducido a un goteo constante mientras el cinturón sigue vaciándose poco a poco. Entender este proceso no solo ayuda a reconstruir la historia de impactos que moldeó la superficie terrestre, sino que también aporta datos cruciales para modelar el riesgo que los objetos cercanos a la Tierra pueden suponer en el futuro. Además, es otra pista para entender el pasado de nuestro rincón de la galaxia.
El cinturón de asteroides ha cambiado profundamente desde las primeras etapas del Sistema Solar. Ahora, sigue haciéndolo a un ritmo mucho más bajo y de una manera mucho más sutil. Si bien es cierto también que, por lo que explican los investigadores, no debemos imaginar un futuro en el que desaparezca por completo. En su lugar, habrá una pequeña parte de ese material que seguirá colisionando y convirtiéndose en polvo. No todo el material que lo compone (como los objetos más grandes) está envuelto en este proceso…
Estudio
El estudio es J. Fernández; «The depletion of the asteroid belt and the impact history of the Earth». Puede consultarse en arXiv, en este enlace.
Referencias: Universe Today