La actividad del Sol ha aumentado gradualmente desde 2008, según desvela un nuevo estudio publicado por la NASA. La actividad solar fluctúa en ciclos de 11 años. Es lo que conocemos como el ciclo solar, pero no es el único que tiene nuestra estrella. Hay otras variaciones a más largo plazo, que pueden durar décadas…

La actividad del Sol cambió su tendencia en 2008

Como ejemplo, desde los años 80, la cantidad de actividad solar había disminuido gradualmente hasta 2008. En aquel año, se observó el nivel de actividad solar más flojo registrado. En aquel entonces, los científicos esperaban que el Sol entrase en un período histórico de actividad baja. Pero en lugar de hacer eso, el Sol revirtió su curso y comenzó a aumentar su nivel de actividad. Así se detalla en un estudio publicado recientemente. Es una tendencia que, explican los investigadores, podría llevar a un aumento de los fenómenos de meteorología espacial.

La actividad del Sol está en aumento
Imagen de bucles coronales en el Sol. Crédito: Paul Stewart

Es decir, tormentas solares, llamaradas y eyecciones de masa coronal. En 2008, todo apuntaba a que el Sol iba a entrar en un período prolongado de actividad baja. El hecho de ver que esa tendencia se invertía fue una sorpresa en sí. El Sol está despertándose poco a poco. Los primeros registros de la actividad solar se remontan a la década de 1600, cuando los astrónomos, incluido Galileo, contaban manchas solares y documentaban sus cambios. Las manchas solares son regiones oscuras, más frías, en la superficie del Sol.

Son el producto de una concentración de líneas del campo magnético. Las áreas con manchas solares se asocian, a menudo, con una actividad solar más alta, como las llamaradas, que son ráfagas de radiación intensas, y eyecciones de masa coronal. Estas últimas son enormes burbujas de plasma que proceden de la superficie de la estrella y recorren el Sistema Solar. Los científicos de la NASA monitorizan estos fenómenos de meteorología espacial porque pueden afectar a las naves, la seguridad de los astronautas, las comunicaciones de radio e incluso el tendido eléctrico terrestre.

La importancia de la meteorología espacial

Esto hace que las predicciones de la meteorología espacial (las condiciones en el entorno de la Tierra) sean vitales para dar apoyo a los astronautas y naves de la NASA en campañas como el programa Artemisa. Entender el entorno espacial es una parte esencial para poder mitigar la exposición de los astronautas a la radiación del espacio. Las misiones IMAP (por las siglas de Interstellar Mapping and Acceleration Probe) y Carruthers Geocorona Observatory. Así como la misión SWFO-L1 (Space Weather Follow On-Langrange 1) de la NOAA.

Proporcionarán nuevas investigaciones sobre meteorología espacial y observaciones que ayudarán a dirigir los futuros trabajos en la Luna, Marte y más allá. La actividad solar afecta a los campos magnéticos de los planetas a lo largo y ancho del Sistema Solar. El aumento de la actividad del Sol afecta al viento solar y a otros fenómenos. A medida que sucede, la influencia del Sol se expande y comprime las magnetosferas. Estas últimas sirven como burbujas protectoras, muy importantes para proteger a los planetas de las corrientes de plasma que proceden del Sol en el viento solar.

A lo largo de los siglos en los que el ser humano ha estudiado la actividad solar, hay varios períodos de tranquilidad. Uno abarca varias décadas de 1645 a 1715. Otro se extiende de 1790 a 1830. No está claro por qué el Sol pasó por esos períodos de actividad mínima. Las tendencias a largo plazo son mucho menos predecibles y son algo que todavía no está bien entendido. En las dos décadas y media hasta 2008, las manchas solares y el viento solar disminuyeron hasta el punto que los investigadores esperaban que el «mínimo solar profundo» de 2008 fuese un punto de inflexión.

La actividad del Sol seguirá aumentando

Se pensaba que sería el comienzo de un nuevo período histórico de poca actividad en las últimas épocas, pero la tendencia cambió y, desde entonces, no ha dejado de crecer. Los investigadores explican que tanto el plasma como las características del campo magnético han estado en aumento. Para llegar a esta conclusión, los investigadores han analizado los datos, que están disponibles en una plataforma pública llamada OMNIWeb Plus, gestionada por la propia NASA. Concretamente, por el Centro de Vuelo Espacial Goddard, en Greenbelt, Maryland.

El Sol, fotografíado en falso color en el espectro ultravioleta. Crédito: NASA

Los datos que han utilizado proceden de una gran variedad de misiones de la agencia espacial estadounidense. Las dos fuentes principales son ACE (Advanced Composition Explorer) y la misión Wind, lanzadas en la década de 1990 y que siguen proporcionando datos de la actividad solar, como el plasma o el flujo de partículas energéticas que fluyen desde el Sol hasta la Tierra. Son solo una parte de la flota de misiones de la NASA (de la División Heliofísica) diseñadas para estudiar la influencia del Sol en el espacio, la Tierra y el resto de planetas.

Es importante tener presente que este aumento no está relacionado con el ciclo solar. En estos momentos, el Sol está pasando por el máximo del ciclo actual. Es posible que el pico se alcanzase en 2024 o en este mismo año, aunque todavía no se ha podido determinar. El hecho de que, a más largo plazo, su actividad esté en aumento podría apuntar a que en el futuro, en próximos picos, puede que veamos más auroras y otros fenómenos extremos. Es un ejemplo de lo mucho que todavía queda por descubrir y aprender sobre nuestra estrella.

Estudio

El estudio es J. Jasinski y M. Velli; «The Sun Reversed Its Decades-long Weakening Trend in 2008». Publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters el 8 de septiembre de 2025. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: NASA