La cápsula Starliner, de la compañía Boeing, vuelve a sufrir un nuevo contratiempo cuando ya parecía estar cerca de ponerse en marcha. El vuelo de prueba, necesario para que pueda entrar en funcionamiento en misiones tripuladas, parecía inminente, pero tendrá que esperar…
Boeing Starliner retrasado por un cúmulo de circunstancias
En las últimas semanas hemos asistido a los vuelos exitosos de Virgin Galactic, la compañía del multimillonario Richard Branson, y de Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos. Ambos tienen un objetivo bastante alejado de Boeing. Buscan llevar turistas espaciales al borde del espacio, a entre 85 y 110 kilómetros, aproximadamente, de la Tierra. Esto quiere decir que, en estos momentos, al margen de la cápsula rusa Soyuz, la única empresa con capacidad de enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional es SpaceX, de Elon Musk.
Boeing no es una empresa precisamente novata. Su trayectoria en el sector aeroespacial es muy larga y resulta sorprendente, hasta cierto punto, ver las dificultades por las que están pasando. Algunos no han sido culpa de la compañía. Por ejemplo, el módulo Nauka, acoplado recientemente a la estación, provocó que se desplazase de su posición original tras un funcionamiento defectuoso. Justo cuando se estaban preparando para llevar a cabo el viaje de la cápsula Starliner. En otros casos, sin embargo, los problemas han sido propios.
Pero, por un motivo u otro, Boeing lleva mucho retraso con una cápsula que, a estas alturas, debería estar llevando misiones tripuladas, de forma rutinaria, a la Estación Espacial Internacional, alternándose con SpaceX. En esta ocasión, según han explicado desde la compañía, unas válvulas en el motor, que no estaban en la posición correcta, impidieron que se pudiese llevar a cabo el lanzamiento previsto para el pasado 4 de agosto. Tras descartar que pudiese tratarse de un fallo de software, no se ha dado mucha información nueva.
Se espera que el lanzamiento sea en agosto
Lo único que ha trascendido es que desde Boeing esperan que Starliner se pueda lanzar en este mismo mes. Al no haber información, es imposible saber de qué se trata. Si el problema hubiese procedido del software, no hubiese sido la primera vez que Starliner se encuentra con un bache en su camino por culpa de un programa que funciona de forma incorrecta. En 2019, en su primer vuelo no tripulado, un fallo del software provocó que sus motores se encendiesen incorrectamente. Algo que obligó a abortar la misión.
Simplemente, se había quedado sin suficiente combustible para llegar a la Estación Espacial Internacional y fue necesario regresar rápidamente a la Tierra. Durante el descenso, la cápsula experimentó una anomalía extrema en vuelo. Dicho de otro modo, casi se desintegra. Pero, a pesar de todo, aterrizó de forma segura en White Sands Missile Range, donde los ingenieros de Boeing comenzaron a trabajar para diagnosticar y corregir los problemas surgidos. Aunque se jugó con la idea de que podía ser un problema menor, no fue así.
Se albergó la esperanza que la NASA permitiese a Boeing seguir adelante con sus pruebas, pero la agencia solicitó que se repitiese. En circunstancias normales, debería haber sido apenas una cuestión de meses hasta que Starliner hubiese vuelto a despegar. Pero, pandemia mediante, han pasado casi dos años desde ese primer vuelo de prueba no tripulado y el panorama no parece especialmente prometedor. En el fondo, no deja de ser un recordatorio de que viajar al espacio, y diseñar cápsulas y cohetes, es cualquier cosa menos sencillo.
Ya no es una empresa líder en el sector
En otra época, Boeing seguiría siendo una empresa muy destacada en la industria aeroespacial. Pero, a pesar de su implicación con la NASA, la compañía se está viendo superada por los éxitos de SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic. Los de Elon Musk se están preparando, en estos momentos, para llevar a cabo el primer vuelo orbital de prueba de Starship, su nueva nave. Blue Origin y Virgin Galactic han dado el pistoletazo de salida al turismo de masas. Mientras tanto, Boeing sigue trabajando en Starliner para poder realizar misiones tripuladas.
Hasta que no consiga llevar a cabo un vuelo de prueba, sin tripulación, perfecto de principio a fin, la compañía no recibirá la luz verde para poder seguir adelante. Veremos cuándo tendrá lugar. Una vez suceda, y si finalmente todo va bien, deberá producirse, en algún momento en los próximos meses, un vuelo tripulado pero que será de prueba. Algo muy similar a la misión Demo-2 que ya vimos por parte de SpaceX, que permitió dar la aprobación a SpaceX para poder enviar seres humanos a la Estación Espacial Internacional.
Las buenas noticias, en toda esta historia, es que la industria aeroespacial es cada vez más grande y competitiva. Boeing terminará triunfando con su cápsula Starliner, es cuestión de tiempo. Mientras tanto, SpaceX, Blue Origin y el resto seguirán avanzando en sus respectivos proyectos y misiones. En el horizonte, se sigue trabajando en el Programa Artemisa y ese objetivo de enviar seres humanos, de nuevo, a la Luna a partir de 2024. Pero, hasta entonces, será muy interesante ver el proceso de aprendizaje y perfeccionamiento de todas las partes implicadas.
Referencias: Universe Today