El equipo del telescopio Nancy Grace Roman creará un mapa detallado de la Vía Láctea. Así lo ha desvelado la NASA, que ha explicado cómo el telescopio llevará a cabo un gran estudio que permitirá ver nuestra galaxia con un nivel de detalle que era imposible hasta ahora.

El telescopio Nancy Grace Roman creará un mapa a lo largo de dos años

En un mes de observaciones, que estará repartido a lo largo de dos años, el estudio del telescopio Nancy Grace Roman estudiará decenas de miles de millones de estrellas y permitirá descubrir estructuras desconocidas. La campaña, llamada Galactic Plane Survey (encuesta del plano galáctico) permitirá profundizar en el conocimiento de la Vía Láctea. Julie McEnery, científica senior del equipo, explica que «podremos explorar el lado lejano de la Vía Láctea y su centro, repleto de estrellas. Por su amplitud y profundidad, será un filón científico».

El telescopio Nancy Grace Roman creará un mapa de la Vía Láctea
Infografía de la Galactic Plane Survey del telescopio Nancy Grace Roman. Crédito: NASA

Este es el primer estudio de astrofísica que ya ha sido seleccionado para el telescopio Roman. En realidad, es uno de los muchos programas de observación que llevará a cabo. Además de sus tres estudios principales y de la demostración tecnológica que hará de su coronógrafo. Como mínimo, el 25% de la misión principal del telescopio, que tendrá una duración de cinco años, está reservado para que astrónomos de todo el mundo propongan otros estudios. Cosas que vayan más allá de los programas principales que tiene asignados.

Esto permitirá aprovechar la capacidad del telescopio Nancy Grace Roman. El objetivo es que se lance, como muy tarde, en mayo de 2027. Pero el equipo está haciendo lo posible para que pueda despegar en otoño de 2026. Como comparación, la sonda Gaia de la Agencia Espacial Europea, cuya misión ya ha terminado, capturó los datos de alrededor de 2000 millones de estrellas de la galaxia. Lo hizo en el espectro de luz visible. Pero muchas partes de la galaxia siguen ocultas por el polvo. El telescopio Roman observará en infrarrojo y, por tanto, podrá ver más allá.

Una exploración que irá mucho más lejos

El estudio cubrirá unos 700 grados cuadrados. Aproximadamente, es el equivalente a 3500 lunas llenas. Se centrará principalmente en la banda de la Vía Láctea. El equipo espera que el estudio permita registrar hasta 20 000 millones de estrellas y detecte los pequeños desplazamientos en sus posiciones con observaciones repetidas y de alta resolución. Lo más interesante es que solo harán falta 29 días repartidos a lo largo de los dos primeros años de la misión. Las estrellas nacen a partir de nubes de gas y polvo, y también serán un objetivo.

Porque el telescopio Roman mirará a través de esas nubes para ver millones de embriones estelares. Es decir, estrellas recién nacidas que todavía están envueltas en mantos de polvo. Así como estrellas en las primeras etapas de su vida, con un comportamiento muy violento, y estrellas jóvenes que quizá tengan sistemas planetarios en formación a su alrededor. Los astrónomos estudiarán las tasas de nacimiento de estrellas en una gran variedad de masas. También podrán crear vídeos que muestren cómo cambian los astros con el paso del tiempo.

Observar tantas estrellas en diversas etapas de su desarrollo permitirá entender los factores que afectan a su formación. La formación de estrellas es un juego entre gravedad, radiación, magnetismo y turbulencias. El telescopio permitirá estudiar cómo influyen estas fuerzas en el colapso de las nubes de gas para formar estrellas, enanas marrones y planetas. Algunas estrellas nacen en grupos enormes. Son los cúmulos abiertos. El telescopio estudiará cerca de 2000 cúmulos abiertos, que están débilmente ligados por su gravedad.

Un mapa que será muy detallado

Esto permitirá entender el papel de los brazos espirales en la formación de estrellas. El estudio también estudiará docenas de cúmulos globulares cerca del centro de la galaxia. Esto ayudará a entender mejor su historia. Al comparar los datos del telescopio, de diferentes cúmulos, será posible entender mejor los efectos del entorno. Cuando las estrellas llegan al final de su vida, si son como el Sol (o menos masivas), dejan atrás enanas blancas. Las estrellas más masivas colapsan para formar estrellas de neutrones y agujeros negros.

El cúmulo abierto M18. Crédito: Two Micron All Sky Survey (2MASS)

El telescopio será capaz de detectar estos restos estelares incluso si están aislados, gracias a su influencia gravitacional en el entorno, al actuar como microlentes gravitacionales (es decir, por su efecto al desviar y amplificar la luz de objetos más lejanos, en su misma dirección). Al estudiar estas señales, es posible determinar la masa y el tamaño de los objetos que actúan como amplificadores (y que de otro modo pasarían desapercibidos). El estudio del centro de la galaxia también permitirá entender mejor cómo es su barra central.

Todo esto ayudará a entender cuál es su origen y las particularidades de la región. Las observaciones repetidas permitirán detectar también multitud de supernovas y estudiar estrellas variables. Será capaz de hacerlo a distancias más grandes que otros telescopios, por lo que también permitirá refinar mejor la escalera de distancias cósmica. El telescopio Nancy Grace Roman creará un mapa muy útil y está llamado a ser protagonista de la astronomía de finales de esta década y principios de la siguiente. Aunque por ahora hay que esperar a su lanzamiento…

Referencias: NASA