En diciembre de 2019 se detectó un cometa, ATLAS, que está acercándose al Sol. Todavía habrá que esperar para ver si las previsiones son optimistas. Pero, si cumple con los pronósticos, puede que nos encontremos ante un futuro cometa que será muy fácil de observar…

El cometa ATLAS está aumentando su brillo

El cometa ATLAS fue descubierto en diciembre de 2019 gracias al sistema Asteroid Terrestrial-impact Last Alert en Hawái (Estados Unidos). A lo largo de las semanas, su brillo ha ido aumentando mucho más allá de lo que se esperaba inicialmente. Si todo sigue así, todavía tiene mucho camino por recorrer antes de llegar a su máximo. Podría llegar a superar a Venus en brillo. Es decir, sería fácilmente visible incluso desde lugares con una gran cantidad de contaminación lumínica. Su color, ligeramente verde, lo hará muy llamativo.

El cometa ATLAS podría ser muy visible en unos meses
Recorrido del cometa ATLAS en las próximas semanas. Crédito: Tom Ruen/Wikimedia Commons

La noticia llega gracias a diferentes observadores (astrónomos profesionales y aficionados) repartidos por el mundo. Entre febrero y marzo, su brillo ha aumentado considerablemente, pasando de una magnitud aparente de +17 a una magnitud de +8. Es decir, ha aumentado su brillo 4000 veces y ya es relativamente fácil de observar, incluso para astrónomos aficionados, con la ayuda de un telescopio. Pero no se va a quedar ahí. Si sigue en esta progresión, en las próximas semanas ya podría ser visible a simple vista. Eso sí, solo en cielos sin ningún tipo de contaminación lumínica.

Pero, ¿por qué sucede? A medida que el cometa ATLAS se acerca al Sol, su temperatura aumenta y comienza a liberar los elementos volátiles que conserva. El mecanismo es muy sencillo y podría parecer, por tanto, que entender cuál debería ser el brillo final es una cuestión sencilla. Sin embargo, es imposible saber cómo se comportará un cometa cuando se acerca a nuestra estrella. En algunos casos, simplemente, se terminan desintegrando. En ese escenario, lógicamente, no llegan a acercarse al brillo que cabría esperar.

Un cometa visible incluso de día…

Si el cometa es capaz de mantenerse intacto, es decir, no se desintegra a medida que continue acercándose al Sol, su brillo va a aumentar todavía más. Algunos expertos ya sugieren que podría alcanzar una magnitud aparente de entre +1 y -5. Es decir, sería fácilmente visible incluso desde las grandes ciudades; con una gran cantidad de contaminación lumínica. No solo eso, en la mejor de las previsiones, en ese -5, estaríamos ante un cometa que podría ser visible, incluso, durante el día. Algo que no sucede con frecuencia.

El cometa Hale-Bopp, en abril de 1997. Crédito: E. Kolmhofer, H. Raab; Johannes-Kepler-Observatory, Linz, Austria

La ubicación del cometa, además, es un cambio en la tendencia de los últimos tiempos. La mayor parte han sido mucho más sencillos de observar en el hemisferio sur. No va a ser el caso del cometa ATLAS, que será mejor observado en el hemisferio norte. Hay que recordar que no está claro, todavía, que realmente vayamos a llegar a las cifras que se plantean. Para que suceda, el cometa tendrá que mantenerse intacto mientras se acerca al Sol y, en consecuencia, aumenta su brillo. No hay nada que diga que no pueda desintegrarse próximamente.

Si fuese así, y según cuando sucediese, ni siquiera llegaríamos a observarlo a simple vista. La posibilidad de ver un cometa extremadamente brillante resulta muy tentadora. Si las expectativas se cumplen, estaríamos ante un sucesor espectacular del popular cometa Hale-Bopp. Fue visible en 1997 y fue reconocible, con sencillez, durante un buen puñado de meses. No es la única conexión del cometa ATLAS con grandes cometas. Su trayectoria es muy parecida a la que describió el Gran Cometa de 1844. De hecho, podría estar relacionado…

El origen del cometa ATLAS

Aquel gran cometa, que fue fácilmente visible desde nuestro planeta, tenía una órbita de algo más de 6000 años. En el caso del cometa ATLAS, se ha calculado que es muy similar, con una duración de 6172 años. Se ha planteado que, quizá, podría ser parte de un cometa más grande, en esa trayectoria, del que, en algún momento, se rompieron diferentes fragmentos. Esos fragmentos se corresponderían con el cometa que ya se observó en 1844, el cometa ATLAS y, quizá otros fragmentos que aún no se hayan detectado.

El cometa PanSTARRS y la luna creciente. Crédito: Yuri Beletsky (Las Campanas Observatory, Carnegie Institution)

Si se cumplen los mejores pronósticos, estaremos ante uno de los cometas más brillantes que se hayan observado nunca. Podría llegar a ser el cometa más brillante jamás observado. Habrá que prestar mucha atención a su evolución próximamente. Alcanzará su perigeo, su punto más cercano respecto a la Tierra, el próximo 23 de mayo, cuando se quedará a 116 millones de kilómetros de nuestro planeta. El perihelio, su punto más cercano alrededor del Sol, sucederá solo unos días después, el 31 de mayo, al quedarse a 37,8 millones de kilómetros.

De momento, solo es una posibilidad. Habrá que ver cómo evoluciona en los próximos días y semanas. Pero, si cumple con las mejores expectativas, en algún momento entre abril y mayo podríamos tener uno de los cometas más espectaculares de nuestra historia. Si se cumplen las expectativas más negativas, sin embargo, ni siquiera llegaremos a darnos cuenta de que está ahí (porque no llegue a ser visible a simple vista). El desenlace lo conoceremos en las próximas semanas… y esperemos que sea el más espectacular posible.

Referencias: Phys