Un nuevo análisis de los datos recogidos sobre Venus, hace más de 30 años, indican que el planeta ha experimentado vulcanismo de manera reciente y que seguiría activo hoy en día. Es la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores con la ayuda de datos de radar de la superficie del planeta…
Vulcanismo reciente en Venus
Los datos fueron tomados a principios de los años 90, en busca de posibles flujos de lava. Lo encontraron en dos regiones de Venus. El descubrimiento apunta a que el vulcanismo podría estar activo en estos momentos y ser mucho más amplio de lo que se pensaba en un principio. Esto apoyaría las evidencias indirectas, que se habían descubierto anteriormente, y que apuntan a que hay actividad volcánica en el planeta. Venus es un planeta que, en muchos aspectos, se puede considerar un hermano de la Tierra. Es ligeramente más pequeño.
Su atmósfera está dominada por el dióxido de carbono y tiene un efecto invernadero gigantesco que hace que la temperatura en su superficie ronde los 465ºC. Sin embargo, hace miles de millones de años, la superficie y la atmósfera de Venus eran mucho más parecidas a la de la Tierra. Tenía incluso agua en estado líquido. El aumento de brillo del Sol y la actividad volcánica elevó la temperatura hasta el punto de evaporar el agua del planeta. Esto provocó que se desencadenase un efecto invernadero desbocado, que lo ha llevado a su situación actual.
Ahora, Venus parece un mundo completamente disecado, con temperaturas elevadísimas y aparentemente muerto, rodeado por nubes densas de ácido sulfúrico. Entre 1990 y 1992, la nave Magallanes, lanzada por el transbordador espacial de la NASA en 1989, entró en órbita de Venus. Llevaba un conjunto de instrumentos científicos y llegó a descender a 295 kilómetros sobre la superficie del planeta. Los investigadores compararon el primer ciclo de observaciones de radar, tomadas entre septiembre de 1990 y mayo de 1991, con el tercero, tomado entre enero y septiembre de 1992.
Los ajustes para utilizar los datos de Magallanes
Ambos ciclos tenían una resolución de 150 metros. Los investigadores realizaron diferentes ajustes para que la comparación fuese útil. Estos dos ciclos tenían un ángulo de visión desde la izquierda, mientras que el segundo ciclo lo tenía desde la derecha. La primera región muestra flujos de lava en el flanco occidental del Sif Mons, un volcán en escudo que está en la latitud 22º norte en Venus. Es un volcán de perfil bajo que tiene poca elevación sobre el terreno. La segunda región era la parte occidental de la Niobe Planitia, en una latitud similar, 21º norte.
Está caracterizado por un terreno llano, muchos volcanes en escudo y material volcánico relacionado. Tras investigar diferentes posibilidades para explicar sus observaciones, los investigadores concluyen que la mejor interpretación, para los datos, es que las propiedades de la superficie de Venus, como su rugosidad o composición, cambiaron entre el primer y el tercer ciclo. Es decir, en un intervalo de unos 16 meses. Los cambios observados en el terreno, añaden, seguramente se explican con nuevos flujos de lava que tuvieron lugar durante la misión de Magallanes.
Además, los investigadores explican que el estudio solo cubre el 16% de la superficie de Venus, debido a la limitación a la hora de comparar las imágenes de esos dos ciclos. Por lo que es probable que haya más indicios de vulcanismo reciente en otros lugares de Venus. El hallazgo apoya trabajos anteriores que deducían, a partir de indicios indirectos, que Venus ha tenido actividad volcánica recientemente. Hay diferentes aspectos que apuntan a que, realmente, estamos ante un planeta que podría tener mucha más actividad de lo imaginado.
Los aspectos que apuntan al vulcanismo reciente de Venus
Así, esos indicios indirectos consisten en aspectos como variaciones en el ácido sulfúrico en la atmósfera, cambios en los datos de emisividad térmica (que mide la capacidad para emitir radiación electromagnética, principalmente en el espectro infrarrojo) de la región, así como un análisis morfológico de las características en superficie que pueden parecer asociadas con volcanes. Esto ha llevado a los investigadores a determinar que Venus podría estar experimentando hasta 42 erupciones volcánicas anuales. 20 de ellas durarían más de 1000 días terrestres.
Este trabajo implicaría que Venus puede llegar a experimentar hasta 120 erupciones a lo largo de un año terrestre. La estimación del ritmo de flujo volcánico, para estas dos regiones, se ha derivado suponiendo que el espesor del flujo está entre los 3 y 20 metros. Son los valores terrestres conocidos. También se han usado las áreas observadas que han quedado cubiertas por la lava en esas regiones. Sif Mons, de esta manera, tiene un ritmo de flujo máximo de 25 km cúbicos por año terrestre. Niobe Planitia se eleva hasta los 38 kilómetros cúbicos por año terrestre.
La suma de los ritmos máximos de flujo indica que la actividad volcánica en Venus podría estar en la misma magnitud que la de la Tierra. Por lo que el planeta sería mucho más activo, volcánicamente, de lo que se pensaba hasta ahora. Misiones como VERITAS y EnVision, recuerdan los investigadores, permitirán comparar los datos que recojan con los de la sonda Magallanes. Algo que ayudará a identificar cambios en la superficie en un período de más de 40 años. Es un motivo más para prestar mucha atención a las próximas misiones a Venus…
Estudio
El estudio es D. Sulcanese, G. Mitri y M. Mastrogiuseppe; «Evidence of ongoing volcanic activity on Venus revealed by Magellan radar». Publicado en la revista Nature Astronomy el 27 de mayo de 2024. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys