Un grupo de investigadores ha explicado que la inversión del campo magnético de la Tierra, hace 42 000 años, tuvo consecuencias muy profundas. En cierto modo, se habría parecido a lo que podemos ver en las populares películas de desastres, que han proliferado en los últimos años…
La inversión del campo magnético es algo normal
El campo magnético de la Tierra es algo dinámico. A lo largo de la historia, ha cambiado la inversión de los polos ha sucedido en numerosas ocasiones. Cuando tiene lugar, el polo norte y sur magnéticos intercambian posiciones. En un mundo tan dependiente de la tecnología como el nuestro, una inversión del campo magnético podría tener un efecto tremendo. Por ejemplo, podría afectar seriamente a nuestras redes de comunicación. Pero, según un nuevo estudio, puede que las consecuencias vayan mucho más allá de una simple incomodidad.
Por primera vez, un grupo de investigadores ha encontrado indicios de que la inversión del campo magnético podría tener consecuencias ecológicas muy serias. En su estudio, conectan una inversión de los polos, hace 42 000 años, con una revolución climática a nivel global. Algo que provocó extinciones y que modificó el comportamiento humano. La magnetosfera, la barrera magnética que rodea a nuestro planeta, procede del metal fundido alrededor del núcleo de hierro del planeta. Su lento movimiento genera electricidad.
A su vez, produce líneas de campo magnético, que se curvan alrededor del planeta de un polo a otro. Es una burbuja que protege a la Tierra de la radiación del Sol. En el hemisferio que apunta a nuestra estrella, el constante bombardeo del viento solar aplasta el campo magnético. Provocando que solo se aleje unas 10 veces el radio del planeta. En el lado opuesto, sin embargo, se aleja mucho más, formando una magnetocola, que va más allá de la Luna. El Polo Norte y Sur magnéticos indican los puntos donde convergen esas líneas magnéticas, y son el centro de atención…
El debilitamiento del campo magnético es frecuente
Los polos magnéticos no están fijos. Por lo que, cada 200 000 o 300 000 años, el campo magnético se debilita tanto que la polaridad se invierte. El proceso no es ni mucho menos rápido. Se desarrolla a lo largo de una escala de cientos o miles de años. Lo interesante es que las moléculas magnéticas, conservadas en depósitos volcánicos y otros sedimentos, permiten entender cuándo sucedieron esas inversiones. Las moléculas se alinean con el campo magnético tal y como estaba en el momento en que se depositaron, indicando la ubicación del polo norte magnético.
Recientemente, algunos investigadores se han preguntado si una breve inversión del campo magnético, que sucedió hace 42 000 años, que es conocida como la excursión de Laschamp, podría estar relacionada con otros cambios dramáticos que sucedieron en nuestro planeta en aquella misma época. Hasta ahora, no se habían relacionado con la actividad de la magnetosfera, pero se plantean si pudiese haber afectado al clima. Curiosamente, no es la primera vez que se analiza lo sucedido durante la excursión de Laschamp.
En estudios anteriores, se habían analizado núcleos de hielo, en Groenlandia, de aquella época. Nada parecía mostrar indicios de cambio climático alguno. Ahora, los investigadores han dirigido su atención a otra buena fuente de datos climáticos. Los árboles de kauri preservados en el norte de Nueva Zelanda. Los investigadores realizaron cortes en los troncos, buscando cambios en los niveles de carbono 14. En su análisis, vieron una cantidad elevada de carbono radiactivo en la atmósfera durante la excursión de Laschamp, cuando el campo magnético se estaba debilitando.
La inversión del campo magnético sí tuvo consecuencias marcadas
Así, los investigadores vieron que coincidía, perfectamente, con los registros de cambios climáticos y biológicos sucedidos en aquel mismo momento. Por ejemplo, la megafauna de Australia comenzó a extinguirse. Al igual que los neandertales, en Europa. Su desaparición pudo verse acelerada por el efecto del cambio climático en sus ecosistemas. Con todo esto en mente, los investigadores crearon modelos por ordenador para entender qué podría haber causado el caos climático y las extinciones. Así, vieron que el campo magnético era un factor importante.
Con un funcionamiento del 6% de su fortaleza normal, podría provocar cambios climáticos profundos. La radiación ionizante del Sol podría dañar la capa de ozono enormemente, alterando la capacidad de absorción de la energía del Sol por parte de la atmósfera. Una atmósfera muy ionizada podría haber generado auroras muy brillantes en todo el mundo. También habría producido tormentas eléctricas con mucha frecuencia. Algo que, en cierto modo, recordaría a las películas catastrofistas que hemos visto en los últimos tiempos.
En aquella misma época, el Homo Sapiens también se vio alterado. En algunos lugares del mundo comenzó a aparecer el arte en las cuevas. Entre ellos se encuentran los primeros ejemplos de pintados a mano en ocre. Algo que, dicen los investigadores, podría ser una señal de la aplicación de protector solar. Algo que todavía se puede ver en grupos indígenas de Namibia, según explican. Esos niveles más altos de radiación ultravioleta podrían haber llevado a los seres humanos a buscar refugio en las cuevas, o a proteger su piel con minerales.
No hay que olvidar el impacto humano
Sea como fuere, no se puede predecir cuándo sucederá la próxima inversión del campo magnético. Hay motivos para creer que podría estar relativamente cerca. En los últimos 170 años, se ha debilitado un 10%. Asimismo, el polo norte magnético está migrando constantemente. Por lo que es importante entender qué efecto tienen estas inversiones en nuestro entorno y cómo podrían afectarnos. No hay que caer en el pánico, de todos modos. Los antepasados del ser humano moderno ya han pasado por inversiones de los polos.
Asimismo, no hay que buscar una justificación al calentamiento global en este mismo fenómeno. Mientras la inversión de los polos se desarrolla en una escala de cientos, y miles de años, los cambios climáticos que se pudiesen desprender de ello también sucedieron a un ritmo muy lento. El impacto de la actividad humana está muy ligado con el calentamiento global moderno, mucho más rápido de lo que jamás se haya visto. Es decir, aunque pueda resultar tentador, sería un error establecer una conexión entre ambos fenómenos.
Al margen de esta consideración, algo que queda en el aire es qué impacto tendrá, de forma más concreta, la inversión de los polos en nuestra tecnología. El ser humano moderno es muy dependiente de ella. Para nuestros antepasados, los efectos pasaron mucho más desapercibidos. Pero, ahora, la tecnología está en todas partes, y es un componente esencial de nuestro día a día. Por lo que entender su impacto en ese aspecto, y como prepararnos, será también muy importante. Todavía estamos entendiendo cómo se comporta la Tierra…
Estudio
El estudio es A. Cooper, C. Turney, J. Palmer et al.; «A global environmental crisis 42,000 years ago». Publicado en la revista Science el 18 de febrero de 2021. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Space