Una investigación de la Agencia Espacial Europea plantea que la mejor manera de viajar a Marte podría ser en hibernación. De esta manera, se podrían reducir costes de misión, el tamaño de la nave y garantizar la salud de la tripulación. Pero… ¿cómo funcionaría exactamente? ¿qué se debe conseguir?

La hibernación al viajar a Marte sería muy eficiente

El trabajo de la Agencia Espacial Europea plantea que la hibernación del ser humano no es una idea descabellada. Lejos de ser algo exclusivo de la ciencia ficción, podría convertirse en una técnica esencial para poder llevar a cabo viajes espaciales tripulados de larga duración. Al planificar una misión tripulada a Marte, es necesario tener en cuenta la cantidad de agua y comida necesaria para unos dos años de viaje. Aproximadamente, un astronauta necesitará 30 kilos (de comida y agua) por semana. A eso hay que sumarle la radiación.

Viajar a Marte en hibernación podría ser una posibilidad
Concepto artístico de un explorador en la superficie de Marte. Crédito: Alberto Vangelista

Es necesario proteger a la tripulación de la radiación del espacio profundo. También hay que tener en cuenta los desafíos mentales y fisiológicos, como explica Jennifer Ngo-Anh, una de las autoras del estudio, en el que exploran cómo unir la biología y la ingeniería para posibilitar esas misiones tripuladas. El letargo durante la hibernación es un estado inducido que reduce el ritmo metabólico de un organismo. Es un mecanismo, similar a la popular animación suspendida, que permite a algunos animales preservar energía.

El mismo concepto se puede aplicar, en este caso, a una tripulación. Si se reduce su ritmo metabólico, mientras viajan a Marte, a un 25% de lo normal, la cantidad de suministros necesaria se reduce drásticamente. También permite que la nave sea mucho más pequeña. Por lo que la exploración de larga duración sería más factible. A fin de cuentas, como explica Ngo-Anh, donde hay vida, hay estrés. Su estrategia busca reducir el aburrimiento, la soledad y los niveles de agresividad relacionados con el confinamiento en una nave espacial.

Algo que ya es conocido… hasta cierto punto

El letargo terapéutico, es decir, poner a un ser humano en estado de hibernación, es algo que se conoce bien en los hospitales. Los médicos pueden inducir una hipotermia para reducir el ritmo del metabolismo durante cirugías largas y complejas. Sin embargo, no es una reducción activa de energía. Los estudios necesarios para entender cómo utilizar la hibernación, para viajar a otros planetas, podrían tener un efecto positivo en el cuidado de pacientes en la Tierra. Los animales hibernan para sobrevivir a períodos de condiciones extremas.

Por ejemplo, para sobrevivir a épocas frías, o en tiempos de escasez de agua y comida. Reducen su ritmo cardíaco, su respiración y otras funciones vitales a solo una fracción de lo normal. Su temperatura ambiente también se reduce a un nivel parecido al de la temperatura ambiente. Los tardígrados, las ranas y los reptiles son buenas muestras de ello. Los osos parecen ser el mejor ejemplo para seguir para la hibernación de seres humanos en el espacio. Tienen una masa corporal similar a la nuestra y reducen su temperatura corporal en solo unos grados.

Es un límite considerado seguro para seres humanos. Además, al igual que los osos, los astronautas necesitarían adquirir algo de grasa corporal antes de hibernar. Durante el proceso, los osos marrones y negros se retiran a sus madrigueras y experimentan seis meses de ayuno e inmovilización. Si una persona pasa seis meses en la cama, hay una pérdida grande de masa muscular, masa ósea y un mayor riesgo de fallo cardíaco. Sin embargo, los estudios muestran que los osos abandonan sus madrigueras, en primavera, en buen estado de salud…

¿Quién serían los candidatos ideales para viajar a Marte en hibernación?

Los osos solo pierden un poco de masa muscular, que recuperan en unos veinte días. Esto indica, según explica Alexander Choukér, de la universidad Ludwig Maximilian en Múnich, Alemania, que la hibernación previene la atrofia muscular y ósea por falta de uso, y protege contra el daño en el tejido. En el caso de mamíferos, un menor nivel de testosterona parece ayudar en hibernaciones largas. Los estrógenos, en los seres humanos, regulan la energía del metabolismo. Algo que nos lleva a un punto muy interesante.

Animación que muestra la creación de una colonia en Marte. Crédito: SpaceX

En hombres y mujeres, el equilibrio de hormonas es muy diferente. Teniendo en cuenta el papel de los estrógenos para regular el metabolismo, las mujeres serían las candidatas ideales para viajar en hibernación a Marte (y otros lugares del Sistema Solar). Sea como fuere, lo que se plantea es construir cápsulas ajustadas para la hibernación. A saber, un entorno tranquilo con poca iluminación, temperatura baja (menos de 10 ºC) y humedad alta. Los astronautas se moverían muy poco, pero no estarían atados y llevarían ropa apropiada.

Los sensores, equipados, medirían su postura, temperatura y ritmo cardíaco. Cada cápsula debería estar rodeada por contenedores de agua, que actúen como escudos contra la radiación. ¿Cómo proteger a la tripulación, que estará descansando durante largos períodos? La inteligencia artificial se haría cargo, entrando en escena durante anomalías y emergencias. Es decir, el viaje se haría dependiendo de nuestra propia tecnología. Por ahora solo es un estudio que resulta muy intrigante. Pero quién sabe, quizá los primeros astronautas a Marte viajen en hibernación…

Referencias: Agencia Espacial Europea