La NASA ha anunciado hoy los últimos exoplanetas descubiertos por el telescopio Kepler. De todos ellos, la verdad es que la gran mayoría no se salen de lo que venimos viendo últimamente. Pero hay una excepción, y es una noticia de una importancia capital. Los astrónomos han encontrado un planeta muy similar a la Tierra, orbitando una estrella muy similar al Sol…

Es el primero de su tipo

Este concepto artístico muestra uno de los posibles aspectos del planeta Kepler-452b. Crédito: NASA/JPL-Caltech/T. Pyle

Este concepto artístico muestra uno de los posibles aspectos del planeta Kepler-452b.
Crédito: NASA/JPL-Caltech/T. Pyle

Comencemos por lo básico. Este sistema solar se encuentra a 1.400 años-luz de distancia del nuestro. En términos cósmicos, está razonablemente cerca (nuestro Sistema Solar está a 30.000 años-luz del centro de la galaxia), pero está muy lejos en términos tecnológicos. No tenemos ninguna manera de llegar allí con la tecnología actual. Por suerte, podemos extraer mucha información, a pesar de la distancia a la que está, con las herramientas que tenemos en la órbita de nuestro planeta.

Kepler-452b es el planeta más pequeño que hemos descubierto hasta la fecha en la zona habitable (la zona alrededor de una estrella en la que podría aparecer agua en estado líquido en la superficie de un planeta que girase a su alrededor) alrededor de una estrella como el Sol (es decir, una estrella de tipo G).

¿Qué sabemos de este sistema?

En este concepto artístico se compara la Tierra y el Sol (parte izquierda de la imagen) con Kepler-462b y Kepler-462 (derecha). Credits: NASA/JPL-Caltech/T. Pyle

En este concepto artístico se compara la Tierra y el Sol (parte izquierda de la imagen) con Kepler-462b y Kepler-462 (derecha).
Credits: NASA/JPL-Caltech/T. Pyle

Aún es pronto para tener toda la información que nos gustaría. Lo que sabemos, por el momento, es que el diámetro de Kepler-452b es un 60% superior al de La Tierra (es decir, tiene unos 20.400 km). Entra dentro de lo que se conoce como supertierras (planetas rocosos con un tamaño superior al de nuestro planeta). Aunque, haciendo honor a la verdad, no conocemos todavía ni su masa ni su composición.

Los datos de estudios anteriores (de otros planetas con un tamaño similar al de Kepler-452b) indican que tiene muchas probabilidades de ser rocoso. Del mismo modo, los astrónomos han comentado que las simulaciones sugieren que la masa del planeta estaría entre 3 y 7 masas terrestres (5 masas terrestres con un margen de error de +/- 2). Si estuviésemos en su superficie, experimentaríamos una gravedad el doble de fuerte que la de nuestro planeta.

En esta imagen, se compara el tamaño y escala del sistema Kepler-452 (en medio de la imagen) con el sistema Kepler-186 (parte superior) y el Sistema Solar. Kepler-186 es un sistema solar en miniatura. Es tan pequeño que cogería, por completo, dentro de la órbita de Mercurio.  Credits: NASA/JPL-CalTech/R. Hurt

En esta imagen, se compara el tamaño y escala del sistema Kepler-452 (en medio de la imagen) con el sistema Kepler-186 (parte superior) y el Sistema Solar. Kepler-186 es un sistema solar en miniatura. Es tan pequeño que cogería, por completo, dentro de la órbita de Mercurio.
Credits: NASA/JPL-CalTech/R. Hurt

La parte más cautivadora de todo esto, es que aunque el planeta es más grande que la Tierra, su órbita es sólo un 5% más larga. Kepler-452b tarda 385 días en completar una órbita alrededor de su estrella. Está un 5% más lejos de su estrella que la Tierra del Sol (es decir, Kepler-452b está a unos 157 millones de kilómetros de Kepler-452).

Respecto a la estrella (Kepler-452), lo que sabemos es que es un 10% más grande que el Sol y un 20% más brillante, pero tiene la misma temperatura que nuestro astro. Es mas viejo que nuestro Sol, con una edad calculada de unos 6.000 millones de años (el Sol, y los planetas del Sistema Solar, tienen 4.500 millones de años).

¿Qué implicaciones tiene su descubrimiento?

Desde el lanzamiento de  Kepler, en 2009, se han encontrado doce planetas, con un tamaño inferior al doble del de la Tierra, dentro de las zonas habitables de sus estrellas.  Crédito: NASA/N. Batalha and W. Stenzel

Desde el lanzamiento de Kepler, en 2009, se han encontrado doce planetas, con un tamaño inferior al doble del de la Tierra, dentro de las zonas habitables de sus estrellas.
Crédito: NASA/N. Batalha and W. Stenzel

Muchas, y la verdad es que algunas son muy interesantes. En cierto modo, tenemos constancia de un planeta que es una especie de hermano mayor de la Tierra, lo que nos proporciona una oportunidad única de poder estudiar cómo puede evolucionar nuestro planeta, su atmósfera y por extensión, cómo va a evolucionar el Sistema Solar y el Sol (Kepler-452 es una estrella que está todavía en secuencia principal, pero por la diferencia de edad con el Sol, ya ha crecido y ha aumentado su tamaño).

Lo más fascinante, probablemente, es saber que estamos hablando de un planeta que ha pasado 6.000 millones de años en la zona habitable de su estrella. Es decir, desde antes de la formación de nuestro planeta, Kepler-452b ya poseía unas condiciones óptimas para que se desarrollase la vida, suponiendo que existan todos los ingredientes y condiciones que son necesarios para su desarrollo. Es mucho tiempo, muchas oportunidades para que puedan darse esas condiciones ideales (y también muchas oportunidades para que una catástrofe cósmica acabe con gran parte de esa vida, todo hay que decirlo).

Sea como fuere, no podemos lanzar las campanas al vuelo. Es un planeta que, en principio, parece que reúne todas las condiciones para albergar vida. Eso no quiere decir que se haya desarrollado, y ni mucho menos que haya vida inteligente (pero no va a impedir que los radiotelescopios de nuestro planeta estén apuntando ya hacia la constelación de El Cisne (Cygnus), quién sabe…). Es más, en realidad, por saber, ni siquiera sabemos si el planeta se parece al nuestro más allá de lo que hemos podido confirmar.

Réplica (a tamaño real) del telescopio James Webb Space Telescope. Crédito: NASA/Chris Gunn

Réplica (a tamaño real) del telescopio James Webb Space Telescope.
Crédito: NASA/Chris Gunn

Aún queda descubrir cómo es la atmósfera de este mundo (si los astrónomos detectan agua en la atmósfera, tendremos una señal muy prometedora de que es posible que estemos observando el candidato potencial más óptimo a albergar vida extraterrestre) y poder analizar mejor su composición. No basta con que sea rocoso, también necesitaríamos saber si tiene actividad geológica o no (es posible que tenga volcanes activos, según ha explicado la NASA).

En 2018 se lanzará el telescopio James Webb Space Telescope, que tendrá un espejo principal de 6,5 metros (el de Kepler es de 1,4), que nos permitirá ver exoplanetas con un nivel de detalle muy superior (así como descubrir exoplanetas aun más pequeños). Podéis estar seguros de que este será (si no aparece un candidato mejor de aquí a 2018) el primer planeta en el que los astrónomos pondrán su atención cuando tengan oportunidad.

¿Cómo sería estar en Kepler-452b?

Suponiendo que fuese un planeta como la Tierra (tanto en atmósfera como en composición, etcétera), los astrónomos del equipo Kepler han comentado que sería sorprendentemente similar. La mayor diferencia sería la fuerza de la gravedad. En la Tierra es 1g, pero allí es de 2g. Es decir, una persona que pese 60 kilos aquí, pesará 120 kilos allí. Dicho de otro modo, después de un proceso de adaptación de varias semanas, podríamos adaptarnos para vivir allí (al menos a corto plazo, otra pregunta es cómo se podría adaptar el cuerpo humano a vivir durante períodos prolongados de tiempo bajo una gravedad el doble de intensa que la nuestra).

Recreación de un atardecer en el exoplaneta Gliese 667Cc. La estrella más cercana es la enana roja Gliese 667 C, en la derecha aparecen Gliese 667 A y Gliese 667 B, las tres forman parte de un sistema solar triple.

Recreación de un atardecer en el exoplaneta Gliese 667Cc. La estrella más cercana es la enana roja Gliese 667 C, en la derecha aparecen Gliese 667 A y Gliese 667 B, las tres forman parte de un sistema solar triple. Al igual que Kepler-462b, también orbita dentro de la zona de habitabilidad de su estrella.

El cambio de gravedad no nos es desconocido. Los astronautas que viajan a la Estación Espacial Internacional lo experimentan al volver a la superficie. De repente, sus cuerpos, que flotaban en el espacio sin ningún tipo de esfuerzo, se vuelven terriblemente pesados, y dificultan hasta las acciones más sencillas durante su día a día. Durante las primeras semanas, son sometidos a pruebas médicas (para asegurarse de que la salud del astronauta está en perfecto estado) y a ejercicios para poder adaptarse de nuevo a la gravedad.

Asimismo, todas aquellas personas acostumbradas a tener que transportar grandes cantidades de peso (como un bombero cargando con su equipo, por ejemplo) también nos sirven para demostrar que el ser humano está capacitado para adaptarse a entornos más duros de los que encontraríamos naturalmente aquí.

Pero esto no se limita sólo al ser humano. Si llevásemos plantas con nosotros, a la superficie de Kepler-452b, reanudarían su fotosíntesis sin mayor problema. Nosotros tampoco notaríamos diferencia en la luminosidad del mundo que nos rodease. Tiene un brillo muy similar al de la superficie de la Tierra (y el tamaño de la estrella vista en el cielo sería un poco más grande que el del Sol, pero poco).

También se han descubierto otros exoplanetas

En esta imagen puedes ver todos los candidatos a exoplanetas. En amarillo aparecen los 521 que se han añadido al catálogo desde principios de este año. Son 4.696 en total. Crédito: NASA/W. Stenzel

En esta imagen puedes ver todos los candidatos a exoplanetas. En amarillo aparecen los 521 que se han añadido al catálogo desde principios de este año. Son 4.696 en total.
Crédito: NASA/W. Stenzel

Como decía al principio del artículo, en la conferencia de hoy de la NASA se ha anunciado el descubrimiento de más candidatos a ser exoplanetas. De ellos, una docena de los nuevos planetas tienen diámetros de uno a dos veces el de la Tierra, y orbitan dentro de la zona habitable de sus estrellas. De estos doce, nueve orbitan estrellas que son similares a nuestro Sol en tamaño y temperatura. En total, ya hay 1.030 planetas confirmados (una cifra que puede aumentar si alguno de los candidatos resulta ser un planeta, hay 4.696), y la cifra sólo seguirá subiendo durante los próximos años, tanto con el perfeccionamiento del método utilizado para detectar exoplanetas con el telescopio Kepler, como con los satélites que serán lanzados en el futuro.

La fecha de hoy marca un hito. Hemos encontrado el primer planeta en unas condiciones muy similares al nuestro. No cabe la menor duda de que sólo será el primero de muchos que están por venir en los próximos años/décadas.

Quizá, aunque no podamos ver otros mundos con nuestros ojos más allá de nuestro Sistema Solar (por desgracia la tecnología que tenemos hoy día hace imposible viajar más allá del Sistema Solar en un lapso de tiempo razonable) sí podamos imaginarnos cómo son esos miles de millones de planetas en el universo que, ahora sí, sabemos que pueden ser muy similares al que nos da cobijo. Quizá, aunque no lleguemos a tener ninguna señal de vida inteligente más allá del Sistema Solar durante las próximas décadas, sí nos hagamos una idea de cómo podrían ser los mundos de civilizaciones acunadas a la luz de otras estrellas…

Referencia: NASA