El róver Pathfinder, que visitó Marte a finales del siglo pasado, aterrizó cerca de la orilla de un viejo océano. Al menos, esa es la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores tras estudiar la región en la que tuvo lugar la misión…

Pathfinder visitó un viejo océano y una región muy agitada…

Marte no siempre fue el lugar frío y seco que conocemos en la actualidad. Hace miles de millones de años, fue un lugar mucho más parecido a la Tierra. Tuvo mucha más agua. Un nuevo estudio sugiere que el róver Pathfinder aterrizó en la orilla de un viejo océano, al norte, y un mar interior al sur. Aquella región parece que fue de todo menos tranquila. Se vio sujeta, hace miles de millones de años, a inundaciones tremendas. En algunos casos, las olas pudieron alcanzar un kilómetro de altura. Por si no fuese suficiente, se movían a más de 500 kilómetros por hora.

El róver Pathfinder aterrizó en la orilla de un viejo océano
Concepto artístico de Marte poco después de su formación, con agua líquida en su superficie. Crédito: NASA/GSFC

El róver Pathfinder aterrizó en Marte en 1997. Fue el precursor de décadas de exploración muy exitosa a través de diferentes róvers. El lugar de aterrizaje se escogió, precisamente, porque su geología era característica de las inundaciones. Fue al norte de Tiu Valles y Ares Valles. Al norte hay una enorme llanura, Chryse Planitia, de más de 1 000 kilómetros de extensión. Al sur, la cuenca interior de Simud. Toda esta región muestra signos de la erosión por el fluir de algún líquido. Si bien es cierto que podría ser tanto agua como lava.

Los investigadores sugieren que era agua lo que fluía en aquel lugar. En su análisis, el movimiento del agua habría comenzado al sur y al oeste, moviéndose en dirección norte y este. La cuenca de Simud habría atrapado ese agua. Con el paso del tiempo, en su ubicación, se formó un mar interior. Tiu Valles y Simud Valles eran dos valles que servían como únicas vías de canalización para que el agua viajase desde el mar. La cuenca tiene material sedimentario, algo que indica que el agua debió ser muy estable en ese lugar.

Un mar nada despreciable

Aproximadamente, su tamaño habría sido comparable al del mar Caspio. Los valles al norte de la cuenca muestran señales, según los investigadores, de inundaciones. Algo apreciable en los surcos e islas en forma de lágrima. La morfología de la región muestra que debió experimentar inundaciones de forma periódica desde hace unos 3 800 millones de años. El pico se alcanzó hace 3 400 millones y, finalmente, cesaron hace algo menos de 3 000 millones de años. Pero, ¿cómo saber si realmente podría tratarse de agua o lava?

Proceso de inundación de la cuenca Simud (izquierda) y aspecto de la región hace más de 3 000 millones de años. Crédito: Rodriguez et al.

En este punto, los investigadores explican que la inundación, de haber sido por lava, habría cubierto el mar interior y lo habría enterrado. El hecho de poder verlo indica que tuvo que ser un material mucho menos viscoso: agua. La imagen que acompaña este párrafo proporciona la explicación. En la derecha se muestra la región tal y como debió ser en aquella época. El color rojo indica más altura. El azul, menos. Las ilustraciones de la izquierda explican el proceso de inundación, comenzando por el nivel normal del mar interior (1).

Una gran cresta impedía que fluyese hacia la derecha (en dirección noreste). Pero las inundaciones provocaron que se superara esa cresta y se inundase el Simud Valles. El agua, después, retrocedía dejando una región inundada al noroeste. Con el tiempo, el agua marina almacenada allí se evaporó, dejando tras de sí los sedimentos. Ese agua que recorría los valles llegaría, tarde o temprano, a lo que hoy en día conocemos como la Chryse Planitia. Probablemente, explican los investigadores, habría formado una gran bahía.

Conociendo el viejo océano de Marte

Por tanto, aquel viejo océano debió cubrir gran parte de las latitudes más septentrionales de Marte. La hipótesis no es nueva. Los científicos se han planteado más de una vez la posibilidad de que hubiese un gran océano al norte. Estas observaciones apoyan esa idea. Marte fue un lugar muy diferente al que conocemos hoy en día. Quizá tuviese las condiciones apropiadas para que la vida pudiese llegar a desarrollarse. Aunque solo fuese durante un tiempo breve.

Esta imagen de la atmósfera de Marte fue tomada por la sonda Viking 1 en junio de 1976. Crédito: NASA/Viking 1

No es el único caso en el Sistema Solar. Venus, un mundo conocido por ser diametralmente opuesto, también debió ser muy similar a la Tierra. No solo eso, es posible que Venus mantuviese condiciones habitables durante mucho más tiempo del que lo logró Marte. Son dos mundos que nos recuerdan que el universo es un lugar en constante cambio. Nuestro propio planeta, en el futuro, será un páramo yermo e incapaz de albergar vida alguna. Sucederá en miles de millones de años. Las condiciones para albergar vida no son perpetuas…

Por eso mismo, entender cómo fue Venus y Marte en el pasado es útil. Nos permite entender cómo pueden evolucionar los planetas a lo largo de su existencia. La Tierra ha mantenido unas condiciones relativamente similares a lo largo de su historia. Venus y Marte, sin embargo, siguieron caminos muy diferentes a pesar de partir de una situación casi idéntica. Todo esto nos ayudará no solo a saber si podría haber vida en otros lugares del Sistema Solar. También a saber si la hubo. O si podríamos esperar encontrarla en otros lugares de la Vía Láctea…

Estudio

El estudio es J. Rodriguez, V. Baker, T. Liu et al; «The 1997 Mars Pathfinder Spacecraft Landing Site: Spillover Deposits from an Early Mars Inland Sea». Publicado en la revista Scientific Reports el 25 de febrero de 2019. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Bad Astronomy