Los planetas oceánicos podrían ser abundantes

Concepto artístico del océano líquido de Europa, con Júpiter e Ío en la imagen. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Un grupo de investigadores de la NASA cree que los planetas oceánicos podrían ser abundantes. No es la primera vez que se hace esta afirmación, y resulta de lo más interesante. A fin de cuentas, estamos hablando de planetas que podrían tener la capacidad de ser habitables, en condiciones diferentes a las de la Tierra…

Los planetas (y lunas) oceánicos podrían ser abundantes en la galaxia

No es necesario salir del Sistema Solar para sospechar que los planetas oceánicos podrían ser abundantes. A fin de cuentas, con el paso de los años, se ha planteado que Ceres, Calisto, Europa, Ganímedes, Encélado, Titán, y quizá Dione, Mimas, Tritón y Plutón, podrían ser lugares aptos para la vida. Todos ellos podrían ser mundos oceánicos, con gran cantidad de agua en su interior. Además, contarían con moléculas orgánicas y calentamiento de marea. Es decir, reunirían los ingredientes básicos para la vida, en circunstancias diferentes a las de la Tierra.

Ganímedes, fotografiado en color real por la sonda Galileo. Crédito: NASA/JPL

Por ello, la pregunta es lógica. ¿Es posible que los planetas oceánicos, similares a estos objetos, puedan ser abundantes en otros sistemas? Es lo que han intentado responder varios investigadores de la NASA. En su estudio, examinaron diferentes exoplanetas y descubrieron que no se puede descartar que estemos ante un tipo de mundo muy frecuente. Para llegar a esta conclusión, se preguntaron si otros sistemas de la Vía Láctea podrían tener planetas con un océano interior que sea geológicamente activo. Si fuese así, su actividad podría detectarse.

Un telescopio dedicado a la búsqueda de exoplanetas (y suficientemente avanzado) podría captar esas señales. De momento, no hay ninguno en funcionamiento que tenga esa capacidad. Pero, cuando lo haya, se podría observar la actividad de columnas de vapor en sus superficies. En realidad, este estudio arrancó en 2017, cuando los investigadores comenzaron realizando un análisis matemático para determinar la abundancia de este tipo de mundos. Seleccionaron 53 exoplanetas con un tamaño similar al de la Tierra, pero en ocasiones mucho más masivos…

Los satélites del Sistema Solar como ejemplo

Tras realizar la selección, intentaron determinar cuánta energía podría generar y liberar, cada uno de ellos, en forma de calor. Como plantilla, utilizaron los mundos oceánicos de nuestro propio Sistema Solar. Concluyeron que las fuentes de ese calor podrían tener dos orígenes diferentes. Por un lado, el lento deterioro del material radiactivo conservado en la corteza y manto del planeta. El segundo, el calentamiento de marea, provocado por la interacción gravitacional con otro objeto, que provoca que su interior se retuerza, generando calor que escapa hacia la superficie.

En el caso de los planetas rocosos, como el nuestro, ese calor se libera a través de la corteza y el manto en forma de volcanes y placas tectónicas. En el caso de los satélites como Europa, Encélado o Tritón, lo hace en forma de criovulcanismo. Es decir, el agua emerge a través de la superficie congelada, en forma de columnas. También puede hacerlo por la migración a través de la corteza. Sea como fuere, esto permite determinar cuánto calor se libera, permitiendo determinar si se podrían dar las condiciones necesarias para ser habitable.

Si, por ejemplo, hubiese demasiada actividad volcánica, la superficie del planeta se convertiría en una llanura derretida. Los gases volcánicos crearían una atmósfera tóxica. Sin suficiente actividad, sin embargo, la atmósfera sería demasiado fina y no tendría suficientes gases de efecto invernadero. La superficie sería una planicie congelada. Lo mismo sucede con el criovulcanismo, donde el exceso de calor provocaría un océano demasiado cálido. En el caso contrario, el océano no tendría la suficiente energía como para descongelarse.

Algunos exoplanetas ilustres entre los candidatos

Sus cálculos indicaron que más de la cuarta parte de esos 53 exoplanetas serían, probablemente, planetas oceánicos. Concretamente, 14 de los 53. La mayoría de ellos, en teoría, deberían liberar más energía que Europa o Encélado. Además, los investigadores analizaron el popular sistema de TRAPPIST-1. Allí se encuentran siete exoplanetas rocosos, de los que algunos, al menos, podrían tener agua. Según los cálculos de los investigadores, TRAPPIST-1 e, f, g y h podrían ser planetas oceánicos. 4 de los 14 mundos analizados, por tanto, estarían en el mismo sistema.

Concepto artístico de varios de los planetas del sistema de TRAPPIST-1. Crédito: ESO/M. Kornmesser

Sin embargo, hay que recordar que se han estudiado muy pocos exoplanetas de forma directa. El análisis del estudio se basa, por necesidad, en algunas suposiciones y está sujeto a muchas incertidumbres. Pero, junto a otros estudios publicados en los últimos tiempos, ayudarán a delimitar mejor qué mundos pueden ser objeto de investigación. Con la llegada de los telescopios James Webb, que debería lanzarse en 2021, o el telescopio Nancy Grace Roman (anteriormente conocido como WFIRST), se podrán observar en mucho detalle.

También hay misiones como Europa Clipper, de la propia NASA, que explorarán la superficie y el interior de Europa. La misión Dragonfly llegará, en la década de 2030, a Titán. Su objetivo también será explorar el satélite y analizar su atmósfera para entender sus condiciones. En ambos se podrían encontrar pistas de la vida en los mundos oceánicos. El hallazgo, sin duda alguna, supondría una revolución, sin importar que se trate de vida en nuestro propio Sistema Solar. Además, sería una revolución en cuanto al concepto de zona habitable…

La zona habitable podría ser un concepto innecesario…

Supongamos, por un momento, que realmente se encontrase vida en cualquiera de los mundos oceánicos de nuestro Sistema Solar. Al margen de que se tratase de vida unicelular, estaríamos ante un hallazgo que pondría patas arriba algunos de los conceptos más asentados en la búsqueda de vida. Por ejemplo, el concepto de zona habitable podría convertirse en algo innecesario. A fin de cuentas, la vida no podría aparecer, únicamente, en la superficie de un mundo que se encuentre a la distancia apropiada de su estrella.

Ceres observado por la sonda Dawn en 2015, en color muy aproximado a su tono real. Crédito: NASA / JPL-Caltech / UCLA / MPS / DLR / IDA / Justin Cowart

En este escenario, ni siquiera importaría si ese posible mundo oceánico tiene atmósfera o no. Claro está, pensando en mundos como Encélado o Europa, cuyas superficies están completamente congeladas. Si se demuestra que estos mundos están habitados, sea aquí o en otros lugares de la Vía Láctea, será necesario reevaluar el concepto de zona habitable. Quizá solo sea útil si se está buscando un planeta con una civilización. A fin de cuentas, no se cree que en estos lugares se pueda encontrar vida compleja. Pero, ¿y si no fuese así?

Sea como fuere, estamos ante un estudio que resulta de lo más intrigante. Por un lado, porque ese tipo de mundo es relativamente abundante. Solo hay que ver nuestro mismo Sistema Solar. La Tierra es el único planeta rocoso habitado. Sin embargo, podría haber varios satélites oceánicos que tengan vida. Por otro, porque no hay que olvidar que, en realidad, no está muy claro hasta qué punto la vida podría estar presente en entornos muy diferentes. Con la llegada de nuevos telescopios, y más estudios como esté, se sabrá hasta qué punto existe esa variedad…

Estudio

El estudio es L. Quick, A. Roberge et al.; «Forecasting Rates of Volcanic Activity on Terrestrial Exoplanets and Implications for Cryovolcanic Activity on Extrasolar Ocean Worlds». Publicado en la revista Publications of the Astronomical Society of the Pacific el 18 de junio de 2020. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Universe Today, NASA

Alex Riveiro: Divulgador científico. Autor de "Hacia las estrellas: una breve guía del universo", "Más allá de las estrellas: ¿estamos solos en el universo?" y la saga de ciencia ficción "Ecos de un futuro distante". Colaborador en eltiempo.es y Otros Mundos. También en Twitter, YouTube, Twitch e iVoox.
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