Un grupo de investigadores ha intentado determinar las posibles atmósferas que podrían existir en el exoplaneta TRAPPIST-1e. Un mundo que resulta de lo más intrigante porque se encuentra a la distancia adecuada para que pueda tener agua en su superficie. Pero para ello, debería tener una atmósfera…
Un intento por reducir las posibles atmósferas de TRAPPIST-1e
Científicos de la universidad de Bristol están intentando comprender mejor la naturaleza de TRAPPIST-1e. Este exoplaneta, a unos 40 años-luz, está en la zona habitable de su estrella y podría tener agua en estado líquido. Pero para ello, es necesario que el planeta también tenga una atmósfera. Esta es una de las grandes incógnitas sobre cómo es este planeta y, con la ayuda del telescopio James Webb, se está intentando entender cómo es su atmósfera. En realidad, por poder, es posible que resultase ser un planeta sin atmósfera alguna.

En realidad, el telescopio James Webb está siendo una herramienta clave para un proyecto internacional que busca entender la atmósfera y superficie de TRAPPIST-1e. Los exoplanetas son mundos que orbitan en torno a otras estrellas. Los investigadores han utilizado el instrumento NIRSpec (que observa en el espectro infrarrojo cercano) para estudiar un tránsito del planeta. Es el nombre que se le da al momento en el que, desde nuestra perspectiva, un planeta pasa por delante de una estrella, y permite obtener mucha información.
Porque, la luz de la estrella que pasa por la atmósfera del planeta, si tiene, será absorbida parcialmente. Las caídas en el espectro de luz que llegue al telescopio James Webb permitirán determinar que elementos químicos están presentes. Con cada tránsito posterior, es más fácil determinar la composición de la atmósfera. Los primeros resultados indican que hay varios escenarios para TRAPPIST-1e, incluyendo el de posibles atmósferas. Los investigadores explican que, con estas primeras observaciones (cuatro en total) han refinado los resultados obtenidos por el telescopio Hubble).
Hay diferentes posibilidades
Esos datos apuntan a que podría haber una atmósfera, pero no descartan que, en realidad, el planeta no tenga atmósfera alguna. Los instrumentos del telescopio James Webb están permitiendo observar el exoplaneta con mucho detalle. Algo que está permitiendo entender mejor cuál es la composición de superficie y atmósfera. Por ahora, hay diferentes posibilidades sobre la mesa, pero los investigadores explican que entre las posibles atmósfera de TRAPPIST-1e, lo que sí parece claro es que no estaría su atmósfera original.
Los datos descartan que pueda existir una atmósfera primordial, rica en hidrógeno, que hubiera rodeado al planeta durante las primeras etapas de su formación. Se cree que este tipo de atmósferas eran comunes tanto en los planetas gigantes como rocosos del Sistema Solar. TRAPPIST-1 es una estrella muy activa, con llamaradas muy frecuentes. Por ello, no es sorprendente que cualquier atmósfera de hidrógeno y helio que el planeta tuviese originalmente, fuese arrancada por el efecto de la radiación de la estrella.
Muchos planetas, incluyendo la Tierra, formaron una atmósfera secundaria, más pesada, tras perder la original. Es posible que TRAPPIST-1e nunca fuese capaz de hacer esto y que no tenga una atmósfera secundaria, pero el equipo explica que también cabe la misma posibilidad de que sí tenga una. La presencia de esa atmósfera secundaria implica que el agua líquida podría existir en la superficie. Si ese es el caso, los investigadores creen que podría estar acompañada por un efecto invernadero. Algo similar al que sucede en la Tierra.
Entre las posibles atmósferas de TRAPPIST-1e hay diferentes opciones
Esto ayudaría a mantener la atmósfera estable y el planeta templado. Además, en un trabajo diferente, los investigadores explican que parece poco probable que TRAPPIST-1e tenga una atmósfera dominada por dióxido de carbono. Algo que sí sucede tanto en Venus como en Marte. También es importante destacar que no hay conexiones directas con el Sistema Solar. TRAPPIST-1 es una estrella muy diferente al Sol (es una enana roja, mucho menos masiva). Y, por supuesto, el sistema planetario que tiene a su alrededor también es diferente.

Un efecto invernadero suave puede ayudar mucho para desarrollar condiciones habitables. El escenario no descarta la existencia de un océano de agua global o, incluso, que solo esté presente en una zona más pequeña del planeta, allá donde la estrella está siempre en lo alto del cielo. En ese caso, el agua estaría rodeada por hielo. Es un escenario que se puede explicar porque el planeta debería estar en rotación síncrona. Es decir, tarda tanto en completar una vuelta alrededor de la estrella como en girar sobre sí mismo. De manera que siempre muestra el mismo hemisferio al astro.
Ahora, los investigadores quieren realizar observaciones más detalladas, comparando los datos de TRAPPIST-1b. Así que queda mucho por hacer para comprender uno de los sistemas más intrigantes descubiertos en los últimos años. TRAPPIST-1e es solo uno de los tres planetas del sistema que está en la zona habitable. Por eso ya es interesante pero, además, la oportunidad de entender mejor cómo son las condiciones habitables en torno a enanas rojas hace que este sistema vaya a estudiarse en profundidad durante muchos años.
Estudio
Los estudios son:
N. Espinoza, N. Allen, A. Glidden et al.; «JWST-TST DREAMS: NIRSpec/PRISM Transmission Spectroscopy of the Habitable Zone Planet TRAPPIST-1 e». Publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters el 8 de septiembre de 2025. Puede consultarse en este enlace.
A. Glidden, S. Ranjan, S. Seager et al.; «JWST-TST DREAMS: Secondary Atmosphere Constraints for the Habitable Zone Planet TRAPPIST-1 e». Publicado en The Astrophysical Journal Letters el 8 de septiembre de 2025. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys