Un nuevo estudio analiza por qué las civilizaciones extraterrestres podrían ser una rareza. Van incluso más allá, al plantear que la civilización más cercana a la nuestra estaría a decenas de miles de años-luz. Algo que puede resultar desalentador, pero parece estar bien fundamentado…
Por qué las civilizaciones extraterrestres deben ser una rareza
La civilización extraterrestre más cercana a la nuestra, en la Vía Láctea, podría estar a unos 33 000 años luz del Sistema Solar. Esa civilización, además, debería tener al menos 280 000 años, y posiblemente incluso millones de años. Un requisito indispensable para que pudiesen existir en el mismo momento que nosotros. Al menos, esto es lo que plantea un estudio que se ha presentado en una conferencia en Helsinki (EPSC-DPS2025). Estas cifras ilustrarían la baja posibilidad de encontrar mundos terrestres con placas tectónicas y una atmósfera adecuada.

Es decir, una atmósfera dominada por nitrógeno y oxígeno, con la cantidad adecuada de oxígeno y dióxido de carbono. Al tener en cuenta estos factores, la posibilidad de éxito de SETI (la búsqueda de vida extraterrestre inteligente) parece tremendamente baja. La conclusión es clara: las civilizaciones extraterrestres deberían ser una rareza en nuestra galaxia. Cuanto más dióxido de carbono haya en una atmósfera, durante más tiempo se mantendrán las condiciones que permiten mantener una biosfera y fotosíntesis, así como evitar que la atmósfera escape al espacio.
Pero es un equilibrio muy delicado. Si hay demasiado dióxido de carbono, puede llevar a un efecto invernadero desbocado o provocar que la atmósfera sea demasiado tóxica para la vida. Las placas tectónicas regulan la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, como parte del ciclo del carbono y el silicato. Por ello, un planeta habitable requiere placas tectónicas. Con el paso del tiempo, el dióxido de carbono es retirado de la atmósfera y queda atrapado en las rocas, en lugar de reciclarse. Esto tiene una consecuencia preocupante.
Un entorno con límites temporales
Lo explican los propios investigadores, mencionando que, tarde o temprano, se retirará suficiente dióxido de carbono como para provocar que se detenga la fotosíntesis. En el caso de la Tierra, añaden, se espera que suceda dentro de entre 200 y 1000 millones de años. La atmósfera de la Tierra está dominada por nitrógeno (en un 78%) y oxígeno (en un 21%). También contiene trazas de otros gases incluyendo dióxido de carbono (0,042%). Los investigadores analizan qué sucedería en un planeta que tuviese un 10% de dióxido de carbono.
Un planeta así podría evitar el efecto invernadero desbocado si estuviese más lejos de su estrella (o si fuese más joven y menos luminosa). Además, determinan que su biosfera se podría mantener durante 4200 millones de años. Del mismo modo, también determinan que una atmósfera con un 1% de dióxido de carbono mantendría una biosfera durante un máximo de 3100 millones de años. Estos mundos también necesitarían como mínimo un 18% de oxígeno. Es necesario más oxígeno para animales más grandes y complejos.
En estudios anteriores, también se ha mostrado que si el nivel de oxígeno cae por debajo de ese valor, no hay tanto oxígeno libre para permitir la combustión en aire abierto. Sin fuego, fundir metal sería muy complicado y una civilización tecnológica, en consecuencia, imposible. Los investigadores han comparado la duración de esas biosferas con el tiempo necesario para la evolución de la vida tecnológica. En el caso de la Tierra, fueron necesarios 4500 millones de años. También consideraron la posible duración de la vida de una especie tecnológica.
El impacto en la frecuencia de civilizaciones
Esto es importante porque, cuanto más sobreviva una especie, más posibilidades habrá de que existan en el mismo momento que nosotros. Al combinar todos estos factores, los investigadores llegan a la conclusión de que las especies tecnológicas que vivan en un planeta con un 10% de dióxido de carbono, deberían sobrevivir durante al menos 280 000 años. Es el tiempo necesario para que haya apenas una civilización más, en la galaxia, al mismo tiempo que la nuestra. Para que existan diez civilizaciones en el mismo momento, la vida media debe estar por encima de 10 millones de años.

La cantidad de civilizaciones extraterrestres, por tanto, es baja y depende enormemente de cuál sea la vida media de una civilización. Esto quiere decir que, si detectamos una civilización extraterrestre, es muy probable que sea mucho más antigua que la nuestra. Estas cifras también son las que llevan a esa estimación de 33 000 años-luz hasta la civilización más cercana. Hay que recordar que el Sol está a 27 000 años-luz del centro de la galaxia. Por lo que, esa civilización, estaría en el otro lado de la galaxia. Eso sí, las cifras no son absolutas.
Los investigadores explican que hay otros factores que sería necesario incluir, como el origen de la vida y de la fotosíntesis, así como el de la vida multicelular y la frecuencia con la que la vida inteligente desarrolla la tecnología. El problema es que estos factores no son cuantificables por el momento. Si tuviesen una probabilidad alta, las civilizaciones podrían ser mucho más frecuentes (y si no es así, ser todavía más raras). A pesar de ello, los investigadores defienden seguir buscando civilizaciones extraterrestres, porque un único descubrimiento sería un gran hito en nuestra historia.
Referencias: Phys