La sospecha de plumas de agua en Europa han existido desde hace años. Este satélite de Júpiter siempre ha sido un lugar considerado apropiado para poder albergar vida. Ahora, un estudio viene a reforzar esta idea. Europa podría tener condiciones para ser habitable…
Las plumas de agua en Europa
Hagamos un poco de historia para comprender cómo hemos llegado a este punto. El telescopio Hubble ha detectado, en varias ocasiones, señales de que podía haber plumas de agua en Europa. Sin embargo, la duda siempre ha estado presente. Esa detección está en el límite de lo que los instrumentos del telescopio pueden medir. Es decir, aunque podrían ser plumas de agua en Europa, era posible que no fuesen nada.
¿Cómo resolver la duda? Un grupo de investigadores de la NASA decidió revisar datos más antiguos, recogidos por la sonda Galileo. La nave sobrevoló Júpiter y sus satélites de 1995 a 2003. En 1997 sobrevoló Europa. En los datos, según cuentan, hay datos muy fiables que indican que debe haber plumas de agua en Europa. La noticia, si finalmente se confirma, es muy interesante desde el punto de vista de la astrobiología.
Quiere decir que podríamos enviar una nave a Europa, atravesar una de esas plumas, y analizar la composición de su océano líquido sin necesidad de aterrizar. No haría falta, ni siquiera, perforar la superficie. Europa es algo más pequeño que la Luna. Bajo su corteza congelada, a quizá poco más de 20 kilómetros de profundidad, se cree que podría haber hasta el doble de agua que en los océanos de la Tierra.
Una señal muy tentadora
Ese océano debería estar en contacto con el núcleo rocoso de Europa. Por lo que podría haber reacciones químicas muy complejas e interesantes. Desde hace tiempo, Europa es uno de los lugares del Sistema Solar con mejor probabilidad de albergar vida. Junto a él están Marte, Titán y Encélado, ambos satélites de Saturno. En este sentido, Encélado y Europa parecen tener muchas más similitudes de lo que podríamos pensar.
Europa es incluso más interesante que Encélado, si consideramos que es mucho más grande. El pequeño satélite de Saturno apenas tiene 500 kilómetros de diámetro. En su polo sur, se estima que podría haber más de 100 géiseres que expulsan agua y moléculas orgánicas al espacio. Fue uno de los grandes descubrimientos de la sonda Cassini. Esas columnas de agua son una forma de buscar posibles formas de vida en Encélado.
Es inevitable pensar en las comparaciones. Europa y Encélado tienen muchos puntos en común. Los dos son mundos helados. Los dos tienen océanos bajo su superficie. Además, los dos tienen agua líquida gracias al mismo mecanismo. Porque, seguramente, en este punto te estés preguntando cómo puede ser que estos dos satélites puedan tener condiciones para albergar vida si se encuentran mucho más allá de la zona habitable del Sol.
El papel de la gravedad
La respuesta en ambos casos está en la gravedad. Comparativamente, Júpiter y Saturno son mucho más grandes que Europa y Encélado. Su gravedad es tan alta que, literalmente, provocan que sus satélites se compriman y estiren como si fuesen una pelota. No es un efecto muy exagerado, por supuesto, pero libera calor. Es un efecto conocido como calentamiento de marea. La constante deformación del satélite libera energía.
Así que ese calor es el responsable de mantener un océano líquido. El agua es esencial para la vida tal y como la conocemos en la Tierra. Parece razonable suponer que, en otros lugares, también debería ser un factor crucial. Así que Encélado y Europa tienen los requisitos necesarios para tener vida, a pesar de estar lejos del Sol. Al menos para vida orgánica simple, claro. Pero volvamos a lo que nos ocupa.
En 2012, 2014 y 2016, el telescopio Hubble identificó varias señales de posibles plumas de agua en Europa. Todas ellas cerca del ecuador del satélite. Aún más interesante, todas dentro de una región de unos 320 kilómetros que ya había sido descubierta por la sonda Galileo y que tiene una temperatura ligeramente más alta que el resto del satélite. Es una diferencia mínima, pero perceptible con los instrumentos.
Nuevas evidencias con datos viejos
Todo era muy tentador, pero los investigadores no se atrevían a asegurar que hubiese plumas de agua en Europa. A fin de cuentas, era posible que todo fuese, simplemente, un artefacto provocado por los instrumentos de medición. Fue el análisis, de nuevo, de los datos de Galileo lo que ha ayudado a determinar que hay plumas de agua en Europa. Durante su misión, la sonda sobrevoló Europa en 11 ocasiones. En 1997 pasó a solo 206 kilómetros de la superficie.
Durante ese sobrevuelo, Galileo detectó un cambio importante en el campo magnético del satélite. Así como un pequeño aumento de gas ionizado. Ambas cosas son huellas de que podría haber plumas de agua en Europa. Además, se trata de evidencias que son completamente independientes de las que ya había recogido el telescopio Hubble. Por ejemplo, en las posibles plumas observadas en 2014 y 2016, se vio que bloqueaban parte de la luz ultravioleta emitida por Júpiter.
Además, la pluma de agua de 1997 parecía proceder del mismo lugar que las de 2014 y 2016. ¿Por qué ha habido que esperar dos décadas para obtener este resultado de la sonda de Galileo si estaba en los datos desde entonces? Según contaron los investigadores, la explicación es terriblemente simple. El equipo de la misión de Galileo no buscaba plumas de agua en Europa. También hay que tener en cuenta que los modelos han avanzado mucho en estos 20 años.
¿Y ahora qué?
Lo más tentador, y deseable, sería que una nave vuele a través de las plumas de agua en Europa. Las buenas noticias es que la NASA ya lleva un tiempo trabajando en la misión Europa Clipper. Tiene un presupuesto de unos 2.000 millones de dólares y una fecha de lanzamiento para inicios de la década de 2020. Si todo va según lo previsto, Europa Clipper sobrevolará el satélite en 45 ocasiones.
Estudiará la superficie congelada y el océano bajo la superficie. Todo ello con el objetivo de comprender mejor si Europa tiene las condiciones necesarias para albergar vida. Esta nave, también, va a buscar posibles lugares de aterrizaje para una misión posterior, que la agencia espacial podría comenzar a desarrollar próximamente. Por lo comentado por los investigadores, habrá que ajustar la órbita de Europa Clipper para sobrevolar la región de las plumas de agua.
Pero eso debería ser todo lo necesario. La sonda, desde su diseño, ya tenía previsto contar con los instrumentos necesarios para poder analizarlas. Por lo que, en solo unos años, podríamos tener mucha información interesante respecto al satélite de Júpiter. Eso sí, todavía quedan algunas preguntas que hacer. Aunque la detección es muy interesante, seguimos sin saber si hay vida en otros lugares del Sistema Solar.
Las cuestiones que quedan en el aire
Evidentemente, no podemos asegurar que haya vida ni en Encélado ni en Europa. Lo que sí sabemos es que los dos son lugares muy tentadores. Podrían tener formas de vida en los océanos bajo su superficie. En nuestra lista particular de lugares potencialmente habitables del Sistema Solar, están en lo más alto junto a Marte. Personalmente, yo los pondría por encima del planeta rojo. Si bien es cierto que este último es mucho más fácil de explorar por su cercanía.
En cualquier caso, hay que comprender cuáles son las diferencias entre las plumas de agua en Europa y Encélado. Suponiendo que en el primero existan (que parece que sí). Quizá no sean continuas, como los géiseres de Encélado. Puede que sean emisiones muy intermitentes. Algo que dificultaría la recogida de pruebas durante la misión. Pero el hecho de haber detectado, en varias ocasiones, plumas de agua en el mismo lugar parece una buena señal.
A lo largo de 20 años, se han detectado esas plumas en la misma región. Por lo que es posible, según los investigadores, que sea un lugar en el que haya una actividad continua. No necesariamente de una única pluma de agua, sino de varias. Es decir, puede que sea un conjunto de plumas de agua que están activas de manera escalonada. Lo más importante es que, con este descubrimiento, estamos un paso más cerca de descubrir si hay vida en otros lugares del Sistema Solar…
El estudio es Xianzhe Jia, Margaret G. Kivelson, Krishan K. Khurana y William S. Kurth; «Evidence of a plume on Europa from Galileo magnetic and plasma wave signatures». Publicado el 14 de mayo de 2018 en la revista Nature Astronomy. Puede ser consultado en este enlace.
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