¿Qué habría que tener en mente para construir un asentamiento en Marte? Lo cierto es que es una pregunta tremendamente compleja, porque hay que responder a muchos aspectos distintos. Por ejemplo, ¿cuál es el material que debería utilizarse? ¿Dónde debería establecerse?

Construir algo en Marte no es sencillo

Marte tiene una limitación importante. Los asentamientos en el planeta rojo siempre estarán limitados por los suministros que se puedan enviar desde la Tierra. El viaje es largo, lento, peligroso y cada ventana de lanzamiento solo llega cada dos años. Como mínimo, el coste de cada lanzamiento es de cientos de millones de dólares. Por lo que un asentamiento marciano tendrá que ser capaz de depender casi por completo de los recursos naturales que se encuentren allí. Es algo que se conoce como uso de recursos in-situ.

Cómo construir en Marte un asentamiento
El cráter Jezero, observado por el róver Perseverance. Crédito: NASA

Pero para ello habrá que pensar en qué construir, dónde y cómo. Es fácil suponer que los primeros pobladores de Marte tendrán a su disposición algunas estructuras temporales. Porque los asentamientos propiamente dichos no comenzarán hasta que se hayan enviado multitud de misiones a la superficie. Lo que dejen tras de sí servirá para comenzar. Róvers, paneles solares… Los primeros pobladores, por tanto, no tendrán las manos completamente vacías. Además, tendrán sus propios módulos y materiales enviados por adelantado.

Pero, para construir un asentamiento en Marte, es necesario utilizar mucha materia prima. Tanta que, en realidad, no se puede enviar desde la Tierra. Es demasiada masa. Hace falta reservar ese espacio de carga tan valioso para el equipo que no se pueda desarrollar directamente en la superficie. Cosas como medicina especializada o robótica avanzada. En 2006, un investigador (Bruce Mackenzie) desarrolló un plan con la Mars Foundation, llamado Homestead (granja). Es interesante porque, plantea unos pasos aproximadamente razonables para convertirlo en realidad.

Los pasos a seguir

Detalla lo que un asentamiento en Marte debería tener para conseguir ser autosostenible, y qué es lo que se puede suponer (y qué no) con varias décadas más de desarrollo tecnológico. El plan sugiere el uso de una base en una colina. De esta manera, los habitantes pueden protegerse de la radiación. Al mismo tiempo, da acceso fácil a todo lo que necesita estar expuesto en la superficie. El plan minimiza el taladrado y la excavación. Algo que, seguramente, será todo un rompecabezas durante mucho tiempo por lo que implica.

El plan para construir una base en Marte necesita, en cualquier caso, equipo pesado. Específicamente, tres reactores nucleares «pequeños» para proporcionar una fuente básica de energía, así como capacidad de minería, refinería y equipo de fabricación. El objetivo es aprovechar grandes cantidades de material que esté disponible en Marte (agua, dióxido de carbono y suelo marciano). Algo que se podrá mezclar con las pequeñas cantidades de material que se lleve de la Tierra (como metales preciosos).

Es decir, la química será muy importante, para poder crear oxígeno, nitrógeno combustible… Y lo más importante es que hará falta un material de construcción. Ladrillos. Muchas de las estructuras del hábitat se excavarán directamente en la ladera de la colina. Esas toneladas de rocas no solo protegerán contra la radiación, también mantendrán la presión y el calor en su interior. Fuera de la colina habrá mucho que construir: invernaderos, almacenamiento, y la estructura exterior de la base. Marte tiene mucho suelo marciano aprovechable.

El material de Marte es muy versátil

Ese suelo se puede convertir en ladrillos, por ejemplo, con la ayuda de fibra de vidrio. También será necesario mucho cristal (o algo transparente) para que los habitantes puedan ver el exterior. Es algo que también será crucial para los invernaderos. Desde la Tierra, no es posible enviar suficiente comida para mantener un grupo de pobladores durante años. Así que tendrán que conseguir alimentos por sus propios medios. El uso de invernaderos artificiales será esencial, pero necesitará energía muy valiosa para poder funcionar.

Concepto artístico de una base en Marte. En este caso, la zona de horticultura está bajo tierra. Crédito: NASA Ames Research Center

Por ello, las plantas nucleares se verán limitadas y tendrán que contar con el apoyo de otras fuentes, como invernaderos que reciban la luz del Sol. Una idea muy interesante es la que plantea Lynn Rotschild, que sugiere hacer crecer lo necesario. No se refiere a la comida, ella también piensa en las estructuras. Es la directora de un equipo que está investigando el uso de algo llamado micotectura. La idea es unir un marco y una cepa durmiente de hongos. Están adaptados genéticamente para prosperar en el entorno de Marte.

Así que, una vez en el destino, se instala el marco, se riegan los hongos con agua y se deja que crezcan alrededor del marco. Esto crea un interior que se puede sellar y presurizar. El equipo ya ha logrado cultivar pequeñas estructuras de esta manera y ha desarrollado una técnica para crear ladrillos basados en hongos, a partir de ingredientes sencillos. Son solo unos primeros pasos, pero pintan un escenario muy prometedor para que, algún día, podamos ver seres humanos viviendo en la superficie del planeta rojo. Aunque, ¿cuánto habrá que esperar?

Referencias: Universe Today