Parece algo contradictorio, especialmente si nos fijamos en la Tierra. Sin embargo, parece que buscar vida en mundos oceánicos podría ser una pérdida de tiempo. Al menos, eso es lo que se desprende de un nuevo estudio…
La vida en mundos oceánicos podría ser muy complicada
Un grupo de investigadores, de la Universidad Estatal de Arizona, en Estados Unidos, ha presentado sus conclusiones recientemente. Aunque parece una contradicción, su conclusión no es tan descabellada al examinarla con más calma. En el estudio, explican que un planeta cubierto por océanos no tendría mucho fósforo. Es un elemento mucho más importante de lo que podría parecer. A fin de cuentas, es uno de los principales componentes del ADN y de otras moléculas importantes.
A diferencia de otros nutrientes esenciales para la vida, el fósforo no es fácil de encontrar. Está, principalmente, capturado en el interior de rocas. Así que solo se libera cuando la lluvia golpea esas rocas y esparce el fósforo en el agua, donde los microbios pueden utilizarlo. El agua de la lluvia es muy eficiente para disolver el fósforo. Sin embargo, no es el caso del agua de mar. Así que es un problema para mundos que estén completamente cubiertos de mares salados.
Sin ningún tipo de superficie rocosa por encima del agua, habría poco fósforo disponible para la vida. Así que los investigadores han concluido que esos océanos podrían tener entre tres y cuatro veces menos fósforo que los océanos de la Tierra. La vida lo tendría difícil para arrancar. E incluso si se desarrollase, según cuentan en el estudio, sería difícil detectarlos porque organismos como el fitoplancton marino liberaría una cantidad de oxígeno mucho más pequeña que la de la Tierra. No sería detectable.
Si no hay vida en mundos oceánicos…
Así que, según el estudio, buscar vida en mundos oceánicos quizá no sea la mejor idea. Los astrónomos que quieran encontrar vida más allá del Sistema Solar deberían centrar su atención en planetas que no estén inundados de agua. Los resultados han dado mucho que hablar, por lo que he podido leer. Al parecer, en la misma conferencia, algunos astrónomos comenzaron a pensar en posibles vías de investigación.
Me refiero a cosas como modelar la atmósfera de ese posible mundo oceánico. Es decir, intentar determinar cuál sería la composición química de la atmósfera. Los propios investigadores del estudio tienen algún que otro objetivo en mente. Por ejemplo, determinar cómo varía la cantidad de fósforo disponible en función de la cantidad de agua presente en el planeta. En definitiva, no es ni mucho menos el final del camino en la búsqueda de vida en mundos oceánicos.
Pero no deja de tener un punto irónico. El estudio sugiere que es posible que haya demasiada agua para que la vida pueda emerger. Es una reflexión interesante, porque hasta ahora siempre se ha considerado que el agua es un elemento clave. Evidentemente, eso no ha cambiado, pero sí que nos obliga a considerar que la presencia de tierra firme podría ser un factor necesario. No necesariamente para las formas de vida, pero sí como una posible fuente de fósforo.
Cambiando la perspectiva de la búsqueda de vida
El estudio también nos permite hacer otra reflexión. No basta con determinar si un mundo podría tener agua en su superficie para preguntarnos si podría tener vida. Hay que tener en cuenta, también, otros factores. ¿Cómo de productiva podría ser esa vida? Es decir, imaginemos que existiese ese fitoplancton que mencionaba anteriormente. Aunque el planeta estaría habitado, seríamos incapaces de detectar esa vida.
Eso quiere decir, a su vez, que los astrónomos están comenzando a centrarse en más factores que determinar la habitabilidad de un planeta. Hace falta pensar, también, en la posibilidad de detectar vida en ese posible mundo. Cuando se detecte la señal de una atmósfera, por ejemplo, veremos una mezcla de todo lo que el planeta tiene. Para poder separar toda esa información y determinar la posibilidad de que haya vida, hará falta algo más que astrónomos.
Lo cuenta Elizabeth Tasker, de JAXA, la Agencia Espacial Japonesa. Serán necesarios profesionales de otras áreas. El ejemplo más obvio está en este mismo estudio. Las personas especializadas en oceanografía y ecología microbiana saben, desde hace años, que hace falta el agua de lluvia para disolver fósforo. Algo que los astrónomos no sabían, así que no habían pensado en ello. Queda mucho camino hasta encontrar vida en otros mundos, pero algo está claro: no es cosa solo de astrónomos.
Referencias: New Scientist
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