Dune es una de las grandes sagas de ciencia ficción; su acción tiene lugar en el planeta desértico Arrakis. Tres investigadores han querido analizar si, de llevarlo al mundo real, podríamos encontrarnos con un mundo parecido a lo que describe Frank Herbert. La respuesta es sorprendente…

Arrakis podría ser un planeta bastante real

La pregunta que se plantean estos tres investigadores, Alex y Michael Farnsworth, y Sebastian Steinig, es si, realmente, Arrakis podría ser un mundo en el que poder imaginarnos. Los tres son expertos en modelado de climas, así que han decidido simular el clima del planeta para ver qué condiciones se darían, y hasta qué punto se aproximan a lo que se encontraría en el mundo real. Justo debajo de este párrafo se puede ver un breve vídeo, publicado por los propios investigadores, que muestra una visualización del modelo del clima del planeta:

Visualización del clima de Arrakis.
Crédito: A. Farnsworth/M. Farnsworth/S. Steinig

Si acudimos a su página web, en Climate Archive, podemos explorar una representación en tres dimensiones del modelo, y observar parámetros como la temperatura o la velocidad del viento. Al terminar su modelo, observaron que el mundo imaginado por Herbert resultaba ser mucho más creíble de lo que se podría pensar. En ocasiones, inevitablemente, hay discrepancias, pero teniendo en cuenta que estamos hablando de un mundo de ciencia ficción, los resultados que detallan resultan muy llamativos. Arrakis en su conjunto sería un planeta muy duro.

La mayoría del planeta sería habitable, pero las condiciones no serían ni mucho menos paradisíacas. Los investigadores cuentan que comenzaron utilizando un modelo climático que, generalmente, se usa en La Tierra. Permite predecir el clima y meteorología en nuestro planeta. Para utilizar estos modelos es necesario, según cuentan, decidir las leyes físicas (bien conocidas para nuestro planeta) y después introducir los datos sobre la forma de las montañas, la intensidad de la radiación de la estrella o la composición atmosférica…

Un modelo que puede proporcionar mucha información

A partir de ese punto, el modelo puede simular el clima y permite hacerse una idea de cuál podría ser la meteorología. Teniendo todo esto en mente, los investigadores explican que decidieron utilizar las mismas leyes físicas que rigen la meteorología y clima de la Tierra. Si el modelo mostraba algo completamente raro y exótico, podría indicar que esas leyes serían diferentes en Arrakis. O que, como dicen, simplemente demostrase que el Arrakis imaginado por Herbert no deja de ser un mundo fruto de la fantasía (y no tendría más importancia, lógicamente).

Arrakis, el mundo de Dune, sería un mundo realista
El desértico planeta de Arrakis, de Dune. Crédito: Chiabella James/Warner Bros

Después tuvieron que indicarle al modelo algunos aspectos de Arrakis, apoyándose en la información encontrada en novelas y en la Enciclopedia de Dune. En ellas se incluye la topografía del planeta y su órbita, que es en esencia circular, muy similar a la de la Tierra en la actualidad. La forma de la órbita puede tener un impacto muy profundo en el clima. Los investigadores mencionan, en este punto, el popular mundo de Juego de Tronos. Su órbita sería elíptica. Finalmente, también describen la composición de la atmósfera, optando por una parecida a la terrestre.

Solo modifican ligeramente la cantidad de dióxido de carbono (350 partes por millón, frente a 417 de nuestro planeta). La mayor diferencia es la cantidad de ozono. En la Tierra hay poco ozono en la atmósfera baja, apenas un 0,000001%. En Arrakis es un 0,5%. Es importante, porque es 65 veces más efectivo, para calentar una atmósfera, que el dióxido de carbono en un período de 20 años. Tras haber introducido todo, había que esperar a ver qué resultados producía el modelo. Un proceso que, según han contado, tardó tres semanas en completarse.

El clima de Arrakis es creíble

Tuvieron que recurrir a un superordenador para poder llevar a cabo todos los cálculos necesarios para simular las condiciones de Arrakis. Pero los resultados son muy curiosos. Tanto los libros como la película describen un planeta con un sol muy duro y llanuras desoladas de arena y roca. Al acercarse a las regiones polares, hacia las ciudades de Arrakeen y Carthag, el clima en los libros cambia hacia algo que es más habitable. El modelo cuenta una historia diferente. En los meses más cálidos, los trópicos tendrían temperaturas de 45ºC.

En los meses más fríos, no bajaría de 15ºC. Algo parecido a lo que observamos en la Tierra. Las temperaturas más extremas se producirían en las latitudes medias y regiones polares. El verano puede llegar a alcanzar 70ºC en la arena (algo que se menciona en los libros). Los inviernos son igual de extremos, con hasta -40ºC en latitudes medias y -75ºC en los polos. Es algo que puede parecer poco intuitivo, porque la región ecuatorial recibe más energía del Sol. Pero, en el modelo, las regiones polares de Arrakis tienen más humedad atmosférica y mayor cobertura de nubes.

Ambos actúan como un factor para que el clima sea más cálido, porque el vapor de agua es un gas de efecto invernadero. En el libro también se menciona que en Arrakis no llueve. El modelo muestra que podría haber pequeñas cantidades de lluvia. Se verían limitadas a las regiones más altas, durante el verano y el otoño, y solo en montañas y mesetas. Habría algunas nubes en los trópicos, así como en las regiones polares, variando de una estación a otra. También se habla de la extensión del hielo y de si pudiese ser habitable para seres humanos…

Un planeta habitable, pero cálido

En los libros se menciona que existen casquetes polares, al menos en el hemisferio norte. No solo eso, hace mucho tiempo que existen. El modelo, sin embargo, sugiere que las temperaturas, en verano, serían suficientemente altas como para fundir cualquier hielo polar. No habría ningún tipo de nieve para poder abastecer esos casquetes en invierno. Así que nos encontramos con que Arrakis sería un mundo relativamente infernal. ¿Sería posible sobrevivir allí? Aquí, los investigadores plantean que los seres humanos de Arrakis son parecidos a nosotros.

Los trajes de supervivencia de Dune. Crédito: Chiabella James/Warner Bros

En ese caso, a pesar de lo que se menciona en los libros y en la película, las zonas más habitables estarían en los trópicos. Al haber muy poca humedad, nunca se alcanzan condiciones que sean inhabitables (al tener en cuenta la combinación de temperatura y humedad) para un ser humano. Las latitudes medias, donde vive la mayoría de la población de Arrakis, serían las regiones más peligrosas en cuanto a temperatura. En las tierras bajas, la temperatura media estaría a menudo en los 50 o 60º. Las máximas diarias serían incluso superiores.

Estamos hablando, por tanto, de temperaturas letales para el ser humano. También se menciona que toda la vida humanoide en Arrakis, fuera de zonas habitables, requiere del uso de trajes protectores. Han sido diseñados para mantener al individuo frío, reutilizando la humedad del sudor, orina y respiración para proporcionar agua potable. Algo que es importante porque, como se menciona en el libro, en Arrakis no llueve. No hay ninguna masa de agua y muy poca humedad en la atmósfera que pueda ser utilizada por los habitantes.

Arrakis también sería un planeta frío en las condiciones apropiadas

Curiosamente, el planeta también puede ser muy frío lejos de los trópicos. Las temperaturas en invierno también serían inhabitables sin tecnología de por medio. Las ciudades, Arrakeen y Carthag, sufrirían el estrés del calor y el frío. Sería una versión extrema de lo que podemos encontrar en algunos lugares en Siberia. Allí es posible experimentar veranos tremendamente calurosos seguidos de inviernos muy fríos. Pero, en su conjunto, la impresión que dan los investigadores de Arrakis es que es un mundo que no resulta absurdo.

Desierto de Lut visto desde el espacio
El desierto de Lut, en Irán, visto desde el espacio. Crédito: NASA

Además, ellos mismos destacan que Herbert escribió la primera novela de Dune en 1965. Fue dos años antes de que Syukuro Manabe, ganador de un premio Nobel, publicase su primer modelo climático. Además, Herbert no hubiese podido recurrir a ningún ordenador para simular el clima de su mundo. Teniendo en cuenta eso, el mundo que creó merece todavía más reconocimiento, porque seis décadas después, con la tecnología a nuestra disposición, es posible ver que el Arrakis que imaginaba no distaría mucho de la realidad.

Hay que destacar que este trabajo ha sido llevado a cabo por los investigadores durante su tiempo libre. Ha sido pensado como un esfuerzo para divulgar su campo y para demostrar cómo funcionan los modelos climáticos. El uso de modelos matemáticos permite a los climatólogos comprender mejor tanto nuestro planeta como otros mundos de la Vía Láctea. Además, podrá ser usado en futuros trabajos sobre mundos desérticos y exoplanetas. Y todo esto, gracias a una obra de ciencia ficción escrita hace ya casi seis décadas…

Referencias: The Conversation