El Observatorio Vera Rubin todavía no ha comenzado su Investigación del Espacio-Tiempo como Legado para la Posteridad, pero ya ha realizado algunos hallazgos, como el descubrimiento de una gran corriente estelar. El observatorio vio la primera luz en junio de 2025, observando el cúmulo de Virgo.

Una gran corriente estelar en una galaxia lejana

Las galaxias del cúmulo de Virgo han sido muy estudiadas, pero el observatorio ha desvelado nuevos detalles que, hasta ahora, habían pasado desapercibidos. Los astrónomos han detectado una gran corriente estelar que procede de una de las galaxias del cúmulo, Messier 61 (también conocida como NGC 4303). Los autores explican que, entre todos los detalles desvelados en las imágenes del observatorio, destaca especialmente una gran corriente estelar. Se extiende hacia el norte, desde la galaxia Messier 61 y es muy destacada.

Imagen de la galaxia M61 y la corriente estelar captada por el observatorio Vera Rubin. Crédito: Romanowsky et al. 2025, RNAAS

¿Qué es una corriente estelar? Generalmente, las corrientes estelares son los restos de una galaxia enana, o un cúmulo globular, que ha sido despedazada por las fuerzas de marea de una galaxia más grande. La órbita estira las estrellas hasta convertir su estructura en una corriente. Hay muchas corrientes estelares en la Vía Láctea y, la mayoría, miden decenas de miles de años luz. La gran corriente estelar de la galaxia M61 es muchísimo más grande. Aproximadamente, tiene unos 163 000 años-luz. Es decir, es más grande que nuestra galaxia.

Los investigadores explican que las galaxias espirales gigantes, como la Vía Láctea, devoran galaxias enanas constantemente, que perturban hasta convertir en corrientes estelares, como señas de un universo jerárquico. Algo muy útil para poner a prueba las teorías sobre cómo se forman las galaxias y las particularidades de la materia oscura. M61 es una galaxia espiral como la nuestra y la corriente estelar podría estar conectada con otra particularidad. Messier 61 experimentó un episodio de brote estelar hace unos 10 millones de años.

Pistas para entender el pasado de la galaxia

Un brote estelar es un período en el que una galaxia está formando estrellas a un ritmo mucho más alto de lo habitual. Los investigadores plantean que la corriente estelar podría venir de la misma perturbación que desencadenó el episodio de brote estelar. De hecho, los investigadores van más allá y sugieren que la galaxia progenitora de la corriente (es decir, la que fue despedazada) podría estar asociada con más de una corriente. Podría haber moldeado las características de Messier 61 de maneras mucho más fundamentales.

Los autores del estudio, de hecho, explican que esa galaxia progenitora podría ser la responsable de la formación de la barra de M61, el brote estelar y el núcleo galáctico activo de Messier 61. Todo ello recuerda al impacto de la Galaxia Enana Esferoidal de Sagitario con la Vía Láctea. Es una galaxia satélite de la nuestra, que describe una órbita polar alrededor de la galaxia. Se sabe que ha pasado por el plano de nuestra galaxia en repetidas ocasiones. Los datos de la sonda Gaia, de hecho, muestran que esas interacciones han tenido un impacto muy tangible.

Han desencadenado períodos de formación masiva de estrellas en nuestra galaxia. Los autores también explican que la corriente tiene una estructura compleja en su extremo y que es necesario un estudio más detallado. Esa columna tiene un tamaño de unos 30 000 por 13 000 años luz. Así que, sin duda, estamos ante un objetivo que será de lo más interesante para estudiar en los próximos años. Algo que ayudará a entender mejor el papel de las galaxias progenitoras en las galaxias con las que chocan, así como el papel de esas corrientes estelares.

Una gran corriente estelar que sirve como aperitivo de lo que está por llegar

Lo más interesante es que esto viene de las primerísimas observaciones que ha realizado el Observatorio Vera Rubin. Algo que recuerda poderosamente a lo que sucedió con el telescopio James Webb. Ya en su primera luz, las imágenes y datos recogidos por el telescopio permitieron descubrimientos muy sorprendentes, encontrado algunas de las galaxias más lejanas conocidas. Este descubrimiento, además, se ha producido en una galaxia que ha sido estudiada y observada en muchas ocasiones, por lo que el interés es todavía mayor.

El observatorio Vera Rubin descubre una gran corriente estelar
El cúmulo de Virgo visto por el Observatorio Vera Rubin. Crédito: NSF-DOE Vera C. Rubin Observatory

A fin de cuentas, ¿qué otras cosas podrían estar esperando a ser descubiertas que, hasta ahora, habían permanecido ocultas a simple vista? La corriente estelar tiene un tamaño considerable y, sin embargo, ha sido necesario esperar a la llegada del observatorio Vera Rubin para poder captarlo. Así que todo apunta a que, en los próximos años, podemos esperar muchos descubrimientos incluso en galaxias que parecen bien entendidas. Las observaciones comenzarán a finales de este mismo año, por lo que es cuestión de tiempo.

Tras el lanzamiento de James Webb, este es uno de los grandes observatorios que se esperaba que entrase en funcionamiento. Ya queda poco para ver si cumple con las expectativas. Con suerte, sucederá como con el JWST… podremos ver incluso más de lo que se esperaba. Los próximos años prometen ser una auténtica revolución y veremos muchas más sorpresas como esta. ¿Cuántos hallazgos sorprendentes nos esperan en galaxias que han sido muy estudiadas pero sin poder llegar al nivel de detalle que ofrece la nueva tecnología?

Estudio

El estudio es A. Romanowsky, D. Martínez-Delgado, G. Donatiello et al.; «A stellar stream around the spiral galaxy Messier 61 in Rubin First Look imaging». Puede consultarse en arXiv, en este enlace.

Referencias: Universe Today