La Agencia Espacial Europea ha puesto en marcha una planta para crear oxígeno a partir del polvo lunar. Una instalación que será muy útil en el futuro próximo, en ese ansiado objetivo de tener una colonia permanente en nuestro satélite…
Una planta para crear oxígeno con el regolito
La Agencia Espacial Europea ha puesto en marcha un prototipo de planta de oxígeno en Noordwijk (Países bajos). El objetivo es analizar si será capaz de realizar esta misma tarea a partir del regolito que podemos encontrar en la Luna. De esta manera, si todo sale bien, podría ser posible conseguir oxígeno a partir de los recursos disponibles en nuestro propio satélite. No haría falta llevarlos desde la TIerra. Sería muy útil para los futuros colonos de una base lunar espacial. Tanto para respirar como para la producción de combustible para cohetes.
Varios investigadores de la Agencia Espacial Europea están trabajando en todo lo referente a estas instalaciones. Buscan ajustar su funcionamiento y ajustarla para crear una versión que, en el futuro, pueda ser trasladada a la Luna y utilizada allí. Gracias a las muestras traídas desde la Luna, se sabe que en torno al 40 o 45% del regolito lunar, por peso, está formado por oxígeno. Es su elemento más abundante. Pero se encuentra enlazado químicamente como óxido, en forma de minerales o cristales.
Es decir, no se puede usar de forma inmediata. Es necesario extraerlo en primer lugar. Para ello, el sistema utiliza una técnica llamada electrolisis de sal fundida. Consistente en colocar regolito en una cesta metálica, junto con sal de cloruro de calcio fundida, actuando como electrolito, a una temperatura de 950ºC. Al alcanzarla, el regolito se mantiene en estado sólido, pero al atravesarlo con una corriente eléctrica, el oxígeno se extrae y migra a la sal, donde puede ser recolectada. El regolito también se puede aprovechar…
Una técnica que ya se utiliza
Al hacer esto, ese regolito se convierte en una aleación de metal utilizable. La técnica no es nueva, ya ha sido desarrollada por una compañía de Reino Unido (llamada Metalysis) para la producción comercial de aleaciones y metales, donde trabajó uno de los investigadores, previamente, para estudiar el proceso antes de recrearlo en la planta para crear oxígeno de la Agencia Espacial Europea. En el caso de Metalysis, ese oxígeno es un sobrante no deseado, que se emite en forma de dióxido y monóxido de carbono.
En el modelo de la Agencia Espacial Europea, sin embargo, el prototipo ha sido modificado para utilizar ese oxígeno. De su funcionamiento, han comentado que es silencioso. El oxígeno producido, por ahora, se libera por un tubo de escape. En próximas versiones, se almacenará. Tras de sí, queda una mezcla de diferentes metales. Algo útil para, según explican los investigadores, analizar cuáles son las aleaciones más útiles que se podrían producir y ver qué usos podrían recibir en el futuro.
A largo plazo, plantean, quizá puedan usarse directamente en impresión 3D. O es posible que sea necesario refinarlo en primer lugar. Aunque dependerá, también, de en qué lugar se consiga el regolito. Ya que habrá diferencias regionales en la superficie de la Luna. Hasta ahora, lo que se está usando es una mezcla que simula las características de ese polvo lunar. Pero solo estamos ante los primeros pasos. En el horizonte ya está el objetivo de crear una planta piloto, que pueda funcionar por sí misma en la Luna.
Una tecnología que podríamos ver esta misma década
Es posible que la primera demostración de estas instalaciones, ya en terreno real, tengan lugar en la década de 2020, en la Luna. El momento no podría ser más apropiado. En los próximos años, nuestro satélite va a ser un gran protagonista gracias al empeño de países, como Estados Unidos, por llevar allí una tripulación de regreso. En esta ocasión, el objetivo a largo plazo ya no es una simple visita al satélite, como pasara entre 1969 y 1972. Lo que se busca es establecer una presencia que se convierta en permanente.
Pero para ello hay muchos retos y objetivos que cumplir antes. Uno de los ejemplos es esta planta para crear oxígeno. Su objetivo es utilizar los recursos lunares para obtener algo esencial para los futuros colonos. Todo lo que se pueda desarrollar en esa dirección será un gran impulso. A fin de cuentas, uno de los mayores problemas, de un asentamiento futuro, es la dependencia de la Tierra para recibir suministros. Todo lo que se pueda obtener de forma autóctona será, siempre, una ventaja.
A más largo plazo, además, estas mismas tecnologías podrían ser adaptadas para Marte. Aunque todavía es un objetivo más lejano, ya que la primera misión tripulada no tendrá lugar, como mínimo, hasta la década de 2030, todo lo que se pueda avanzar ahora hará que, cuando llegue el momento de la verdad, sea mucho más sencillo enfrentarse a una tarea que sigue siendo muy complicada. Poco a poco, estamos dando los primeros pasos para convertirnos en una especie interplanetaria… Es algo que sucederá tarde o temprano.
Referencias: Phys