La compañía Skidmore, Owings & Merrill ha planteado un diseño para una futura base lunar semihinchable. La propuesta ha sido revisada por el personal de la Agencia Espacial Europea y parece que se podría llevar a cabo sin grandes impedimentos, aunque habría que resolver varios problemas…
Una base lunar semihinchable con capacidad para cuatro personas
La propuesta de la compañía resulta intrigante porque, gracias al análisis de la Agencia Espacial Europea, podría tratarse de una estructura que podría convertirse en realidad en los próximos años. El proyecto nace gracias a Jan Wörner, director general de la agencia, que impulsó la idea de una base lunar desarrollada gracias a la cooperación entre socios de la industria espacial, y otros sectores, tanto públicos como privados. Cabe recordar que el objetivo es que pueda haber una base lunar, de forma permanente, hacia la década de 2030.
Aunque se comenzó a trabajar en 2018 en este diseño, ha sido en 2020 cuando se ha analizado en una serie de sesiones llevadas a cabo por el personal de la Agencia Espacial Europea. El objetivo es que sea revisado por todos los expertos posibles para entender hasta qué punto es un diseño apropiado. Lo más interesante, sin duda, es que sería una estructura parcialmente hinchable. La idea parte del módulo hinchable BEAM, que se encuentra acoplado a la Estación Espacial Internacional. El objetivo de esta estructura es ofrecer el máximo espacio posible.
Una vez inflada, en la superficie lunar, alcanzaría alrededor del doble del volumen que tenía originalmente. El lugar en el que podría ubicarse sería el cráter Shackleton, cerca del polo sur lunar. Es una región ideal porque se encuentra iluminada de forma casi permanente por la luz del Sol, permitiendo tener energía solar de forma constante. Además, la Tierra es visible en todo momento y hay depósitos de hielo en los cráteres cercanos, que están en sombra permanente. El montaje se llevaría a cabo bien con astronautas con róvers operados de forma remota.
Una misión de larga duración… pero con riesgos
La base lunar tendría cuatro plantas y la capacidad de albergar a cuatro personas durante hasta 300 días en cada misión. En un principio, el objetivo era que las permanencias fuesen de 500 días, pero tuvo que modificarse al tener en cuenta el impacto de la radiación. Como la Luna se encuentra fuera del campo magnético de la Tierra, en la mayoría de su órbita está expuesta a la radiación más peligrosa procedente tanto del Sol como del espacio profundo. Por ello, se decidió que era preferible acortar la duración de las misiones.
Del mismo modo, según han explicado, en un principio plantearon tener los módulos de descanso en la parte superior. Sin embargo, decidieron moverlos al nivel inferior y, además, actuar también como refugio en caso de tormenta solar. En ese mismo nivel se encontraría también el sistema de soporte vital. Además, cabe la posibilidad, cuando se convierta en una realidad, de cubrir la estructura con material lunar o con agua obtenida de forma local. Ambas serían buenas soluciones para poder aumentar la protección frente a esa radiación.
El hábitat combinará el soporte vital tradicional con sistemas de bucle cerrado regenerativos, en los que la Agencia Espacial Europea lleva una temporada trabajando, que permitirán, incluso, obtener alimentos in situ. Desde el punto de vista energético, harían falta unos 60 kilovatios, que podrían obtenerse con la ayuda de paneles solares o un reactor de fisión desplegado en la superficie de la Luna. Los radiadores también serán importantes, permitiendo mantener una temperatura interior que sea estable y agradable, en torno a 22ºC.
El reto de desplegar la base en nuestro satélite
Otro aspecto importante será minimizar el contacto con el regolito lunar. Según han explicado, el objetivo sería aterrizar la estructura en un lugar relativamente lejano de su ubicación final, transportándola hasta allí por la superficie. El aterrizaje de la nave provocará que se levante mucho polvo lunar, que es dañino tanto para los seres humanos como para el equipamiento. El hábitat, además, contará con diferentes escotillas para eliminar el polvo tanto de los trajes espaciales como del equipo, para reducir su presencia en el interior.
Pero una de las partes más complejas será llegar a nuestro satélite. El hábitat tendrá una masa, con todo lo necesario, superior a 58 toneladas. Algo que está más allá de lo que los cohetes actuales pueden transportar. Sin embargo, tanto el Sistema de Lanzamiento de la NASA, como la nave Starship de SpaceX, ambas todavía en desarrollo, tendrán potencia más que suficiente para poder transportar la estructura hasta la Luna. Una vez allí, el hábitat también podría ser expandido con otros módulos que cumplan diferentes funciones.
Desde módulos de investigación a turismo, permitiendo que la base se expanda poco a poco. Primero hacia una aldea y, con el paso del tiempo, finalmente hasta una ciudad lunar. De momento solo es un proyecto, pero en el futuro podría convertirse en una realidad. En estos momentos, aunque todavía quedan unos cuantos años, estamos viendo lo que podrían ser los primeros pasos (sea con este proyecto u otro) hacia tener, por fin, una presencia permanente, y cada vez más grande, en la superficie de nuestro satélite. ¿Cuándo se hará realidad?
Referencias: Phys
Muy interesantes y pedagogicamente desarrollados tus comentarios. Es extraño que participen tan pocas personas en tu Blog. Saludos cordiales!