El rover Opportunity pasa por un momento muy delicado en su exploración de Marte. Una enorme tormenta de arena está afectando a la región en la que se encuentra, dificultando su funcionamiento. Podría ser, perfectamente, el final de su trabajo en el planeta rojo…

Opportunity y las tormentas de arena

El rover Opportunity, durante las pruebas que se realizaron en 2003 antes de su lanzamiento.
Crédito: NASA

Hay que decir que las tormentas de Marte no tienen mucho en común con las que experimentamos en la Tierra. Son mucho más débiles y no se caracterizan por grandes vientos. El planeta rojo no tiene una atmósfera suficientemente densa para ello. Sin embargo, sus tormentas, aunque inofensivas en cuanto al daño que podría causar todo ese movimiento de arena en el aire, son extremadamente complicadas para un rover como Opportunity.

Porque las tormentas pueden perdurar durante semanas e incluso meses. En ocasiones, incluso pueden llegar a oscurecer todo el planeta. Así que, para hacer frente a la situación, el equipo de operaciones de Opportunity, en la NASA, ha suspendido temporalmente su funcionamiento mientras esperan a que pase la tempestad. La tormenta fue detectada por primera vez el 1 de junio por el Mars Reconnaissance Orbiter.

En cuanto su equipo vio lo cerca que estaba de la ubicación de Opportunity, todo se puso en marcha. En solo unos días, la tormenta había aumentado de tamaño hasta ocupar una región de 18 millones de kilómetros cuadrados (más que todo Norteamérica). Afectando también al Valle de la Perseverancia. La presencia de toda esa arena ha aumentado la opacidad de la atmósfera durante los últimos días.

Un problema de oscuridad

Imagen global de Marte que muestra la tormenta en pleno desarrollo. El punto azul, en el centro de la imagen, indica la posición del rover Opportunity.
Crédito: NASA/JPL-Caltech/MSSS

Es comparable a un día con una niebla tan densa que no se puede ver la luz del Sol. Es un problema serio, porque Opportunity utiliza paneles solares para obtener energía y recargar sus baterías. Los niveles de energía del rover ya habían caído notablemente hacia el miércoles 6 de junio. Por lo que fue necesario pasar al modo de operaciones mínimo. Eso sí, no es la primera vez que Opportunity se enfrenta a las inclemencias del clima marciano.

En 2007, una tormenta mucho más grande tapó todo el planeta. Por lo que durante dos semanas, el rover tuvo que estar en modo de operaciones mínimo. Durante varios días ni siquiera se estableció contacto para que ahorrase energía. Cabía la posibilidad de que no fuese capaz de equilibrar esa poca cantidad de energía con la cantidad de potencia que necesitan sus calentadores. Son imprescindibles para proteger sus baterías del frío marciano.

En realidad, no es muy diferente a mantener un coche encendido en invierno para que el frío no agote la carga de sus baterías. Existe el riesgo de que, si la tormenta dura demasiado, Opportunity se enfríe en exceso antes de que el cielo vuelva a despejarse. En  2007, la tormenta se disipó y el rover funcionó bien. El frío del planeta rojo, se cree, fue el responsable de que se perdiese el rover Spirit en 2010.

Opportunity y Spirit, dos rovers que hacen historia

Imagen de Marte tomada por el rover Opportunity en enero de 2018.
Crédito: NASA

Pero, en cualquier caso, tanto Opportunity como Spirit han superado las expectativas más que sobradamente. Los dos fueron diseñados para funcionar durante 90 días. Opportunity lleva ya 15 años de funcionamiento. Más de 50 veces lo que se esperaba inicialmente. Así que incluso si en esta tormenta cayese, su funcionamiento ha sido para remarcar. Habrá que ver cuánto dura la tormenta que lo afecta en estos momentos.

Estas tormentas de polvo no son anómalas pero sí poco frecuentes. Pueden aparecer casi por sorpresa y perdurar durante semanas o incluso meses. Durante el verano del hemisferio sur, la luz del Sol calienta las partículas de polvo. Eso provoca que se eleven en la atmósfera, creando más viento. Ese viento, a su vez, provoca que se eleve más polvo. Es un círculo vicioso que se retroalimenta una y otra vez. Es un fenómeno que los científicos de la NASA todavía están intentando comprender.

De momento, al menos, parece que hay motivos para mantener la esperanza. Opportunity podría salir indemne de esta tormenta y continuar sus operaciones. Aunque todo depende, como quizá sospeches, de cuánto dure la tormenta. Si se mantiene durante mucho tiempo, es muy posible que tarde o temprano las baterías terminen agotándose por completo. En ese escenario, el rover seguramente quedará inoperativo.

Las buenas noticias

Opportunity tomó esta fotografía, de su propio lugar de aterrizaje, en diciembre de 2004.
Crédito: NASA

El pasado domingo, por la mañana, los ingenieros de la NASA recibieron una transmisión de Opportunity. Eso a pesar de que la tormenta está empeorando. Los datos han permitido saber que Opportunity aún tiene suficiente batería para comunicarse con el control de nuestro planeta. En estos momentos, la tormenta que asola el Valle de la Perseverancia provoca que sea, prácticamente, una región en noche perpetua.

Los datos indican que ahora ya es una tormenta mucho peor que la que tuvo que soportar el rover en 2007. Porque aquella no obstruyó tanta luz del Sol como en esta ocasión. La Red del Espacio Profundo, que tiene estaciones en todo el planeta, está en comunicación con Opportunity por petición del equipo. En los últimos datos, su temperatura oscilaba en torno a los -30ºC. Es uno de los aspectos positivos de las tormentas de arena de Marte.

Pueden limitar los bruscos cambios de temperatura que se producen en la superficie del planeta. Porque todo ese polvo no solo bloquea la luz, también absorbe calor, elevando la temperatura del ambiente. Los ingenieros van a seguir con mucha atención los niveles de energía del rover en las próximas jornadas. Veremos qué nos cuentan. Con un poco de suerte, la tormenta pasará lo suficientemente rápido para que Opportunity siga funcionando como en estos 15 años.

Referencias: Phys