Los astrónomos podrían haber descubierto un nuevo tipo de objeto celeste del que hasta ahora teníamos algún que otro indicio. Emite rayos X aumentando su brillo en cientos de veces, y sólo tarda una hora en volver a oscurecerse…

Toda una incógnita

El pequeño círculo blanco, al pie de esta imagen, muestra una fuente de emisión en las afueras de la galaxia NGC 5128, que emitió varias llamaradas de rayos X en varias ocasiones. Crédito: U.Birmingham/M.Burke et al./CXC/NASA

El pequeño círculo blanco, al pie de esta imagen, muestra una fuente de emisión en las afueras de la galaxia NGC 5128, que emitió varias llamaradas de rayos X en varias ocasiones.
Crédito: U.Birmingham/M.Burke et al./CXC/NASA

En 2003 y 2007, los científicos detectaron dos ráfagas de rayos X muy rápidas y brillantes cerca de una galaxia conocida como NGC 4697. Nadie había encontrado algo similar ni antes, ni después de ese fenómeno, hasta que recientemente el astrónomo Jimmy Irwin, de la Universidad de Alabama, ha anunciado que su equipo de investigación ha identificado dos llamaradas más que encajan con las se detectaron en aquel entonces.

En realidad, el equipo de Irwin tenía planeado repasar los datos del observatorio de rayos X Chandra para encontrar agujeros negros, del tamaño de estrellas, en grupos de estrellas viejas de otras galaxias. Esos agujeros negros pueden aumentar sus emisiones de rayos X de 5 a 10 veces en sólo una hora, a medida que el material cae en su interior y traspasa ese lugar del que nada que caiga en un agujero negro puede escapar, emitiendo energía en el proceso.

En su lugar, se encontraron con algo con lo que no habían contado. Aunque estaban ante emisiones de rayos X como las que esperarían observar de esos agujeros negros, eran mucho más espectaculares que lo que esperaban encontrar. Descubrieron que hay un tipo de objetos extremos que pueden aumentar su luminosidad de 100 a 200 veces en tan sólo una hora, y fue algo que sucedió de manera totalmente accidental.

En observaciones anteriores de rayos X de 70 galaxias, encontraron dos fuentes de este tipo alrededor de las galaxias NGC 4636 y NGC 5128. Los objetos se iluminaron en sólo unos segundos y volvieron a recuperar su brillo habitual en una hora. Uno de esos objetos se iluminó en cinco ocasiones mientras los telescopios lo estaban observando, lo que hace pensar que debe iluminarse aproximadamente cada hora y 40 minutos.

Viejos conocidos

Ilustración artística de un agujero negro con una corona de materia, observado en rayos X. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Ilustración artística de un agujero negro con una corona de materia, observado en rayos X.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

Como estas observaciones son muy similares a las llamaradas que fueron detectadas en 2003 y 2007, es lógico concluir que sus fuentes deben ser objetos muy similares.  Así que tenemos un nuevo misterio para la comunidad científica. Todo parece indicar que hay un tipo de objeto celeste, que no habíamos detectado hasta ahora, que se ilumina muy rápido y vuelve a su actividad normal en sólo una hora (una escala de tiempo muy corta para la mayoría de procesos que podemos observar en el universo).

Así que la pregunta es evidente, ¿de qué se trata? El propio equipo de Irwin tiene alguna que otra sospecha. Por ejemplo, plantean que se podría tratar de agujeros negros con una masa intermedia, que es un tipo de agujero negro que todavía no comprendemos demasiado bien, devorando materia. O podría tratarse de estrellas de neutrones que estén robando material rápidamente de estrellas en su cercanía.

Habrá que prestar atención las próximas semanas, y meses, para ver qué sugerencias aparecen. Lo llamativo es que por ahora, este tipo de objeto celeste no parece estar presente en la Vía Láctea (de hecho, por lo mucho que aumentan su brillo, a estas alturas seguramente ya habríamos detectado alguno)…

El estudio ha sido publicado en la revista Nature.

Referencias: New Scientist