En el plano de la Vía Láctea, más allá de lo que podemos ver a simple vista, hay anillos ocultos. Son muy diversos y su estudio ayudaría a entender mucho mejor cómo es nuestra galaxia. Además, tenemos la tecnología necesaria para poder profundizar en su estudio…
Los anillos ocultos de la Vía Láctea
La radioastronomía abre una ventana al universo invisible. Nuestros ojos pueden observar el espectro visible, pero hay innumerables objetos de la galaxia que emiten radiación en longitudes de onda mucho más largas, que entran en la porción de radio del espectro electromagnético. La luz visible queda bloqueada por el polvo interestelar. Sin embargo, las ondas de radio pasan a través de ese polvo sin restricciones. Por lo que permiten desvelar objetos que, de otra manera, serían completamente invisibles para los telescopios tradicionales.

Los radiotelescopios pueden detectar esas ondas, desvelando fenómenos que los telescopios ópticos, simplemente, no pueden llegar a captar. Las ondas de radio atraviesan la atmósfera de la Tierra con mucha más facilidad que otras longitudes de ondas. Esto hace que los observatorios terrestres de radio sean herramientas muy efectivas para explorar el universo. Uno de esos radiotelescopios es MeerKAT. Aunque, en realidad, es una red de 64 antenas esparcidas a lo largo de ocho kilómetros, que se encuentra en Sudáfrica.
Funciona a una frecuencia de 1,3 Ghz y, en el pasado, ya había captado estructuras en forma de anillos que habían pasado desapercibidos hasta ahora. Los observó durante una encuesta astronómica de nuestra galaxia. Estos anillos ocultos de la Vía Láctea son particularmente fascinantes por su gran variedad. Alrededor del 40% contienen fuentes infrarrojas aisladas en sus centros. Aproximadamente, la mitad muestran estructuras extensas que son visibles en las longitudes del espectro infrarrojo medio y lejano.
Los anillos ocultos de la Vía Láctea solo aparecen en radio
Quizá sorprendentemente, varios anillos aparecían solo en observaciones de radio, sin un equivalente en ninguna otra longitud de onda. Casi 1 de cada 5 tiene una fuente central de radio. Algo que sugiere que podría haber actividad estelar en marcha en esa región. Los orígenes de estos misteriosos anillos cubren todo el espectro de la evolución estelar. Algunos son, seguramente, nebulosas planetarias. Es decir, los restos gaseosos y polvorientos de estrellas moribundas. Otras podrían ser capas de material en expansión, de explosiones estelares (es decir, supernovas).
También podrían ser capas de nova, de episodios menos violentos. Los investigadores también sospechan que muchos de los anillos se originan en estrellas masivas evolucionadas. Objetos como las estrellas de tipo Wolf-Rayet o las estrellas variables luminosas azules, cuyos potentes vientos estelares expulsan sus capas exteriores al espacio. Más allá de sus orígenes estelares, algunos anillos podrían tener una explicación más exótica. Un puñado podrían proceder de galaxias lejanas, deformados por lentes gravitacionales.
Algunos, incluso, podrían ser ejemplos de círculos de radio extraños. Se trata de una nueva clase de objetos astronómicos recién descubierta. Su naturaleza sigue siendo todo un misterio y es asunto de debate muy intenso. El equipo, a pesar de todo, ha logrado proponer posibles clasificaciones para casi el 60% de sus muestras. Lo han hecho cruzando referencias con observaciones en diferentes longitudes de onda. También han recurrido a los diferentes catálogos astronómicos. Por ahora, lo que está claro es que queda mucho trabajo por delante.
Hará falta mucho trabajo y mucha información
Para obtener respuestas definitivas, habrá que esperar a las observaciones que llegarán más adelante, con instrumentos que tendrán una resolución incluso más alta. Estos descubrimientos destacan cuánto queda por entender sobre la población de objetos de nuestra galaxia. Muchos de estos objetos nunca habían sido catalogados. Todo esto sugiere que las encuestas astronómicas en el espectro de radio, con MeerKAT y otros instrumentos de próxima generación, están desvelando nuevas poblaciones de objetos celestes.

Algo que, en encuestas anteriores, simplemente no era posible detectar. Cada anillo cuenta una historia diferente sobre la evolución estelar, la muerte de los objetos celestes y los complejos procesos que moldean nuestra galaxia. El espectro de radio es una herramienta importantísima para poder profundizar en el estudio de los misterios de la Vía Láctea. Lo más interesante es que MeerKAT, en realidad, es solo un paso previo a un instrumento mucho más potente. Se trata del SKA (Square Kilometre Array), al que MeerKat se incorporará en 2027.
Su primera fase, se espera, se completará hacia 2028 y, una vez terminada, comenzarán las observaciones científicas. El radiotelescopio seguirá expandiéndose y se espera que termine su construcción a finales de esta década (quizá en 2030). Con una herramienta así, el conocimiento de diferentes regiones de nuestra galaxia, y de diferentes fenómenos, aumentará exponencialmente. Pero estudios como este ya sirven para hacerse una idea de lo que está por venir en los próximos años y lo mucho que queda por descubrir…
Estudio
El estudio es C. Bordiu, F. Bufano, G. Umana et al.; «MeerKAT discovery of 164 compact radio rings toward the Galactic Plane«. Publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society el 8 de octubre de 2025. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Universe Today