Un nuevo estudio explica que los asteroides Bennu y Ryugu parecen compartir un origen común. Estos dos asteroides cercanos a la Tierra parece que proceden de una misma familia. Se trata de la familia colisional de Polana, un asteroide que está en el cinturón de asteroides…
El origen común de Bennu y Ryugu está en una gran colisión
Con la ayuda de los datos recogidos de ambos asteroides cercanos a la Tierra, un grupo de investigadores ha explicado que una hipótesis sobre Bennu y Ryugu ahora parece confirmada. Todo apunta a que, originalmente, eran parte de la familia colisional del asteroide Polana. Es parte del cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter. El estudio ha comparado los datos espectroscópicos de Polana con los datos de naves y laboratorios recogidos a partir de las muestras de ambos asteroides. Esto ha permitido descubrir algunas similitudes.

Al observarlos en el espectro infrarrojo, se han encontrado parecidos tan robustos como para apoyar la idea de que ambos proceden del mismo asteroide. Los investigadores explican que, en las primeras etapas de la formación del Sistema Solar, creen que debió haber grandes asteroides que colisionaron entre sí y se fragmentaron en objetos más pequeños. Así es como se origina una familia de asteroides. En este caso en particular, el asteroide Polana sería el fragmento más grande que sobrevivió de aquel asteroide original.
Las teorías apuntan a que los restos de esa colisión no solo crearon el asteroide Polana, también a Bennu y Ryugu (entre otros). Para comprobar esta posibilidad, lo que han hecho ha sido estudiar el espectro de los tres objetos y después los han comparado entre sí. Para estudiar el asteroide Polana, han utilizado dos instrumentos diferentes del telescopio James Webb, centrándose en las longitudes de onda del infrarrojo cercano y medio. Después, compararon esos datos con las muestras de Ryugu y Bennu, que recogieron dos misiones diferentes.
Dos misiones que estudiaron objetos procedentes de una misma familia
Concretamente, la Agencia Espacial Japonesa envió la misión Hayabusa2 al asteroide Ryugu en 2018. Tras llegar allí, recogió muestras y las trajo de vuelta a la Tierra en 2020. Por su parte, la misión OSIRIS-REx se encontró con Bennu en el año 2020 y recogió muestras, que devolvió en 2023. Bennu y Ryugu son, además, asteroides cercanos a la Tierra. En realidad, esta definición lo que implica es que su órbita alrededor del Sol es más pequeña que la de Marte. Pero eso no los convierte en asteroides peligrosos para nuestro planeta.
Ninguno de los dos se acerca a menos de 1,5 millones de kilómetros. Así que no encajan con los requisitos para poder considerarlos asteroides potencialmente peligrosos (que son aquellos cuya órbita sí se cruza con la de la Tierra y tienen la posibilidad de, en algún momento, colisionar). Ambos asteroide son relativamente pequeños en comparación a Polana. Bennu tiene un diámetro de unos 525 metros. Ryugu, por su parte, está en torno a los 870 metros. Ambos se quedan muy lejos de las dimensiones de Polana.
Y es que tiene un diámetro aproximado de 55 kilómetros. Originalmente, Bennu y Ryugu seguramente orbitaban alrededor del Sol mucho más cerca de Polana. Se cree que la gravedad de Júpiter fue la responsable de expulsaros de aquel entorno y mandarlos a órbitas mucho más pequeñas alrededor de nuestra estrella. Pero, en cualquier caso, lo importante es que los investigadores consideran que los tres asteroides podrían tener un origen común. De hecho, no hay argumentos rotundos para pensar que se trate de un falso positivo.
Un origen común de Bennu y Ryugu que no parece en duda
Los datos de espectro de los tres asteroides tienen pequeñas variaciones y diferencias, pero no son suficientes para poder desmentir la hipótesis de que los tres proceden de un mismo objeto. Polana, Bennu y Ryugu han seguido sus propios caminos desde que el asteroide original se despedazase. Ahora, estos dos últimos están mucho más cerca del Sol, y sus superficies podrían verse más afectadas por el efecto de la radiación y las partículas solares. Del mismo modo, también plantean que Polana es seguramente más viejo que Bennu y Ryugu.

Por ello, este asteroide se habrá visto expuesto a impactos de micrometeoroides durante mucho más tiempo. Por lo que esto podría afectar a aspectos de su superficie, como su composición. En cualquier caso, es interesante pensar que dos misiones que visitaron asteroides aparentemente diferentes, en realidad fueron a estudiar fragmentos de lo que originalmente fue un asteroide mucho más grande. Las familias de asteroides están bien entendidas y son muy abundantes en el cinturón de asteroides, pero no por ello deja de ser importante.
El estudio de objetos como Bennu y Ryugu no solo permite entender mejor su propio pasado (y el del Sistema Solar). También ayuda a comprender mejor qué papel pudieron tener en el pasado de la Tierra. A fin de cuentas, se plantea que los asteroides y cometas, en las primeras etapas del Sistema Solar, pudieron ser un factor importante para que nuestro planeta tuviese agua. Es decir, ayudará a entender hasta qué punto pudieron ser vitales para que nuestro planeta sea habitable. Lo mejor es que hay otras misiones de recogida de muestras, a diferentes asteroides y cometas, que ya están en planificación…
Estudio
El estudio es A. Arredondo, T. Becker, M. McAdam et al.; «JWST Spectroscopy of (142) Polana: Connection to NEAs (101955) Bennu and (162173) Ryugu». Publicado en la revista The Planetary Science Journal el 18 de agosto de 2025. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys